El 22 de marzo de cada año se conmemora el Día Mundial del Agua y fue instaurado en 1993 por una resolución de la Asamblea General de la ONU, con el propósito de concentrar la atención internacional sobre la importancia de ese recurso y de su administración sostenible.
La celebración de este día tiene por objeto fomentar la comprensión de la medida en que el desarrollo de los recursos hídricos que contribuyen a la productividad económica y al bienestar social. Particularmente en 2011, el objetivo de la jornada es concientizar acerca del impacto del veloz crecimiento de la población urbana en los sistemas urbanos de provisión de agua.
Por eso, Naciones Unidas pidió satisfacer el reclamo de los 800 millones de personas que todavía carecen de agua potable para vivir con dignidad y buena salud.
Además, se destaca la crucial relación existente entre el agua, los alimentos y la energía como uno de los principales desafíos del presente y asegura que sin ese recurso “no hay dignidad ni escape de la pobreza”.
Mientras se advierte que en la próxima generación, el 60 por ciento de la población del mundo vivirá en pueblos y ciudades y que el incremento será más notable en barrios marginales y asentamientos en los países subdesarrollados.
Al respecto, se observa que la cantidad de pobladores en centros urbanos sin acceso a agua corriente en sus casas o en el espacio inmediato creció a 114 millones y la de quienes carecen de los medios sanitarios más elementales ascendió a 134 millones.
No desperdiciar el agua ayudaría a proveer de agua potable a unos 10 a 20 millones de personas adicionales en cada.
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