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Santos y muertos

Día de Muertos: por qué se celebra el 2 de noviembre y que diferencia hay con el Día de Todos los Santos

Se trata de una festividad que homenajea a los muertos en México. El 1 de noviembre en algunos países, como Argentina, cuando se celebra el Día de Todos los Santos


Este miércoles 2 de noviembre se celebra el conocido como Día de Muertos, una festividad que tiene su origen y tradición en México, en la que se honra a los muertos, justo como sucede el 1 de noviembre en algunos países, como Argentina, cuando se celebra el Día de Todos los Santos.

Es justamente en ese punto en el que se diferencia con el Día de Muertos en México. Esta festividad mezcla la tradición católica importada por los españoles y la cultura de los indígenas, donde la muerte era un elemento principal.

La cultura indígena en el Día de Muertos de México

Los indígenas, como pueden ser los antiguos mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios del país, realizaban rituales y veneraciones a los muertos desde los tiempos prehispánicos, lo que se ha trasladado hasta la actualidad en este 2 de noviembre.

De este modo, en el caso del Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino a una presencia viva: “La muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido”, explican desde el Gobierno de México. 

Además, hay que saber que la celebración del Día de Muertos en México corresponde a dos días, el 1 y el 2 de noviembre: “Se divide en categorías: de acuerdo con el calendario católico, el 1 de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los ‘muertos chiquitos’ o niños, y el día 2 de noviembre a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos”, concretan. 
¿Cómo se celebra el Día de Muertos?

Para honrar a los muertos en este 2 de noviembre, son muchos los mexicanos que colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares. Igualmente, haciendo referencia a los tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.

Por otro lado, también se acude a los cementerios para adornar las tumbas con flores y se hacen altares sobre las lápidas, lo que en apocas indígenas tenía un gran significado, ya que “se pensaba que ayudaba a conducir a las ánimas a transitar por un buen camino tras la muerte”. 

Como se trata de un día en el que no se festeja la ausencia de los muertos, sino su retorno al mundo de los vivos, la tradición también indica que, para facilitar el retorno de las almas a la tierra, “se deben esparcir pétalos de flores de cempasúchil y colocar velas trazando el camino que van a recorrer para que estas almas no se pierdan y lleguen a su destino”.

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