Ciudad

Hechas por alumnos del Colegio San José

Una mujer devolvió las pesadas placas de bronce que robaron en la parroquia María Auxiliadora

Una mujer que se dedica a la compraventa de objetos históricos se acercó a la parroquia para decir que las había adquirido a un hombre en situación de calle. Las centenarias placas habían sido arrancadas de las puertas de la sacristía de Presidente Roca y Salta el jueves pasado


Las placas extraídas de las puertas de la sacristía llevan ahí más de 100 años y fueron hechas por los mismos alumnos de la escuela de oficios que funcionaba en la actual escuela San José

Una mujer devolvió las placas de bronce robadas de las puertas de la iglesia María Auxiliadora, que habían sido extraídas de la emblemática parroquia del Colegio San José en la mañana del pasado jueves. “Esta mañana, gracias a Dios las recuperamos”, exclamó aliviado a El Ciudadano el padre Alejandro, párroco de la iglesia María Auxiliadora. 

Según contó el cura, entre las 8.30 y 8.45 de la mañana de este sábado una mujer se acercó a la parroquia mientras él se encontraba en la sacristía: “Llegó una señora y preguntó por mí, me llamaron y me acerqué a ella y me dijo que tenía las placas”. La mujer se dedica a la compraventa de antigüedades, según pudo contar el sacerdote. Según su relato, un hombre en situación de calle se acercó muy insistente a vendérselas, hasta que la señora cedió y “compró una placa un día y compró la otra placa el otro día”, al valor de 40.000 pesos ambos materiales de valor histórico. “Cuando escuchó en los medios de comunicación y vio el reportaje que me hicieron, ella tomó conciencia de que estas placas habían sido sacadas de nuestro templo”, contó Alejandro.

Según relató a Radio 2 el encargado del templo, el hombre “en situación de calle” que se acercó a ofrecerle las placas “dijo que se las había regalado un padre que estaba demoliendo una capilla”.

Quienes sustrajeron las placas de más de 18 kilos debieron usar barretas para arrancarlas de la puerta

 

El párroco, al recibir las placas robadas, le preguntó a la mujer qué podía hacer por ella, quien le dijo que quería recuperar el dinero que había invertido: “Le dije cuánto le debía y me dice «yo quisiera recuperar el capital que puse: 40.000 pesos es lo único que quiero», así que le di los 40.000 pesos y bueno, y ahí están las placas”.

Cada placa de bronce tiene un peso de 18 kilos, un valor de mercado -estimado por los propios parroquianos- de 70.000 pesos debido a los materiales que posee: “Por lo artístico está el doble pero para nosotros tiene otro tipo de valor más sentimental, pertenece a un patrimonio de la parroquia y la ciudad por lo que recuperarla fue algo muy bueno”, dijo el sacristán a LT2.

Así se encuentra actualmente la puerta de la sacristía

 

“Ahora veremos de restaurar esa puerta y todo el espacio, porque es el lugar donde tienen que estar”, adelantó el cura. Según contó a El Ciudadano, las personas que arrancaron las pesadas placas debieron utilizar barretas o palancas, las cuales introdujeron desde el borde de las molduras, haciendo presión para sacarlas. De todos modos, el sacerdote aseguró que no hubo daños serios a la abertura.

El robo de estos dos materiales de más de cien años de antigüedad, aseguraron desde la parroquia, era más patrimonial y sentimental que económico, debido a que las mismas fueron elaboradas cuando el colegio San José no era una escuela técnica, sino un colegio de oficios, donde los estudiantes aprendían a trabajar con diferentes materiales: “Esas placas se hicieron para esta puerta y las puertas se hicieron para el templo, que tiene unos de 100 años. Esas puertas se hicieron para la cripta aquí cuando hace 100 años atrás era el colegio de Artes y Oficios”, donde se enseñaba herrería, hojalatería, ebanistería, orfebrería, entre otros oficios. “Las rejas, las arañas, todo lo de hierro y bronce que está en el colegio y en el templo se hizo aquí, por los alumnos. Y ese era el valor patrimonial, porque son más de 100 años, pero también el valor afectivo porque le hicieron los propios pibes de acá, los propios alumnos”.

El sacerdote aseguró que las placas volverán al lugar donde fueron extraídas: “Llamaremos a gente idónea en estos trabajos. Haremos revisar cada placa, cada moldura, para ponerlas en valor. Y luego también tomaremos medidas de seguridad global para poder custodiar todo el patrimonio del Templo”, concluyó.

Comentarios