Sociedad

Los días de la fe

Devoción mariana: desde la Cordillera a Malvinas, la geografía del culto a la Virgen María

El libro “Devociones marianas. Catolicismos locales y globales en la Argentina. Desde el siglo XIX a la actualidad”, sigue a través de la historia y los territorios argentinos una veneración que se mantuvo incólume aun cuando la Iglesia perdía fieles. Y no es patrimonio de nadie, sino de todos


Paulo Menotti

 

Especial para El Ciudadano

 

Un ex combatiente de la Guerra de Malvinas, en una conferencia escolar expresó que en sus momentos difíciles le pidió a la Virgen de Luján que lo ayude. Desde Rosario, Villa Constitución y otros lugares cientos de personas visitan a la Virgen del Rosario de San Nicolás llevando sus pedidos de trabajo, entre otros. La peregrinación en Corrientes hacia la Virgen de Itatí se convirtió en mucho más que un encuentro religioso que reúne puestos de ventas y un espacio cultural para muchas personas del noreste argentino, de países vecinos y de porteños que son sus devotos. Existen miles de ejemplos como estos en todo el mundo: el culto mariano para el catolicismo se convirtió desde hace mucho tiempo en una forma de acercamiento a Dios, pero también en una manera de reflejar sus identidades locales. En el libro “Devociones marianas. Catolicismos locales y globales en la Argentina. Desde el siglo XIX a la actualidad”, coordinado por el historiador Diego Mauro, se realiza un análisis de los orígenes de los diferentes cultos a la Virgen María y del impacto social que esas devociones produjeron en las sociedades locales.

Cada Virgen en su lugar

“Devociones marianas…” no pretende ser exhaustivo, pero sí presenta una geografía bastante completa del culto cristiano católico a la “Santa Madre de Dios”. Con la participación de un grupo de historiadores, el texto analiza el pasado y la repercusión social de la Virgen del Valle de Catamarca, la Virgen de Luján, Nuestra Señora de Loreto, la Virgen de Itatí, la Virgen de las Nieves en San Carlos de Bariloche, la Virgen del Nahuel Huapi o de los Puelches y Poyas, María Auxiliadora de La Pampa, la Virgen de Copacabana de la comunidad boliviana, la Virgen Misionera de Miguel Hesayne de la provincia de Río Negro, la Virgen Urkupiña de los migrantes, la Virgen del Rosario de San Nicolás, la Virgen de Huachana, la Virgen del Cerro en Salta y la Iemanjá.

“Los cultos marianos constituyen uno de los fenómenos más dinámicos y vitales del mundo católico. En Argentina, en torno a los diferentes santuarios desperdigados a lo largo y a lo ancho del país se congregan año a año miles y miles de devotos”, expresa desde un comienzo Mauro, quien señala que la veneración a María existe desde los orígenes del cristianismo, fue en los últimos 150 años que cobró nuevo impulso, por ejemplo tras la “aparición” de la Virgen en La Salette, Francia, en 1854. Desde entonces se fueron multiplicando santuarios y peregrinaciones a la Virgen María en distintos lugares, convirtiéndola en la mayor convocante del catolicismo. En ese sentido, el culto mariano ocupa un lugar central en la lógica de expansión y reproducción del catolicismo, que logró revertir desde entonces el declive en el que había entrado.

“A mediados del siglo XX, la centralidad de María y su importancia en la construcción del catolicismo como poder espiritual y actor geopolítico global es reafirmada por Pío XII, quien consagra el mundo al Corazón Inmaculado de María en 1942”, afirma Mauro, subrayando la importancia de María para el Vaticano y la Iglesia Católica.

Al mismo tiempo, la Virgen María permitió reafirmar identidades tanto nacionales como locales. Un claro ejemplo es la Virgen de Luján para la Argentina, pero también otras que son un claro símbolo de las identidades provinciales o regionales, como la Virgen del Valle de Catamarca.

De derecha a izquierda

A primera vista, pareciera que únicamente los sectores ligados al nacionalismo y al integrismo católico son los que más se identifican con las imágenes de la Virgen María. A pesar de ser instituciones estatales, varios cuerpos de Policía o de otras fuerzas armadas desfilan tras la Virgen María en procesiones. Incluso, el culto a la Virgen de las Nieves en San Carlos de Bariloche surgió a través de la Escuela Militar de Montaña, en 1944, cuando el teniente coronel Napoleón Irusta salvó milagrosamente su vida un 5 de agosto, justamente el día de conmemoración de esa Virgen. Sin embargo, los sectores ligados al nacionalismo o al integrismo no tienen la exclusividad de venerarla: también otros sectores políticos y sociales se sienten identificados con ella.

“En paralelo, los modelos devocionales integristas coexisten con versiones alternativas que, si bien no dejan de alentar una idea católica de nación, lo hacen en una clave más culturalista, menos autoritaria y proclive a reivindicar aspectos de la cultura popular”, subraya Mauro quien halla ejemplos en la “correntinidad” de la Virgen de Itatí, en las políticas del obispo Anunciado Serafini en Lujan en pos de reivindicar “lo gauchesco” o en los lineamientos del Concilio Vaticano II. En este sentido, también se vieron fuertes disputas que se cristalizaron en formas simbólicas como la construcción del templo de Guadalupe, las posiciones a favor de los derechos humanos de algunos obispos y de las procesiones villeras a Luján con sus reivindicaciones sociales y políticas. por ejemplo.

Datos del libro

Nombre: Devociones marianas. Catolicismos locales y globales en la Argentina. Desde el siglo XIX a la actualidad

Coordinador: Diego Mauro

Editorial: Prohistoria ediciones

Páginas: 300

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