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Deudas de Italia y España hicieron temblar a Europa

Jornada negra para bolsas del Viejo Continente. El índice de riesgopaís tocó techo en Roma y Madrid.

Los europeos mantuvieron ayer en Bruselas una reunión con tintes de cumbre de urgencia en un momento en que las turbulencias financieras zarandearon a España e Italia e hicieron corren el peligro de hacer tambalear a toda la zona euro. El índice de riesgopaís de Italia alcanzó su máximo histórico y se situó en 300 puntos. En tanto, la prima de riesgo de España también alcanzó una cota histórica, en torno a los 335 puntos básicos.

La vicepresidenta española de Asuntos económicos, Elena Salgado, advirtió: “Nos encontramos ante un hecho más sistémico que el caso de Grecia y que afecta a la estabilidad de la zona euro en su conjunto”, a su llegada a una reunión con sus homólogos de la unión monetaria en Bruselas.

Los tipos de interés españoles e italianos en el mercado de la deuda batieron récords históricos desde la creación de la zona euro. Esto significa que el precio de los préstamos de Roma y de Madrid para financiar sus déficits se disparan. Y el diferencial con las tasas francesas y alemanas, la referencia absoluta, sube a un nivel nunca visto en la unión monetaria.

Al mismo tiempo, las principales bolsas europeas cayeron: España un 2,69 por ciento, la de Milán 3,96, Lisboa 4,28, París 2,71, Fráncfort 2,33 y Londres 1,03.

Esta fiebre que agrava la crisis de la deuda en la zona euro también sirvió como telón de fondo para un almuerzo de trabajo de los principales responsables europeos convocado repentinamente por el presidente de la Unión Europea, Herman van Rompuy. Junto a él estaban los presidentes del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, del Banco Central Europeo (BCE) Jean-Claude Trichet y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Oficialmente se trataba de “coordinar las posiciones” sobre el caso griego en un momento en que las discrepancias son un hecho y los europeos ya no descartan del todo la idea de un default (suspensión de pagos) parcial de Grecia.

Pero la inquietud ahora no se limita a Grecia.

Italia pesa por sí sola más del doble que los tres países rescatados de la quiebra: Grecia, Irlanda y Portugal.

Si cediera a su vez, la amenaza caería sobre toda la zona euro.

“Hemos observado tensiones en los mercados financieros en diferentes países (de la zona euro), quizá en Italia algo más que en los otros, pero hay tensiones en el conjunto de la zona euro y por lo tanto tenemos que encontrar una solución”, declaró el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, antes de la reunión con sus homólogos de la unión monetaria en Bruselas.

Los problemas de Italia se deben en parte al tiempo que están tardando los gobiernos europeos en ultimar el segundo plan de ayuda para Grecia, con el que esperan evitarle la quiebra en los próximos años.

Aunque el tiempo apremia, es probable que haya que esperar a septiembre para que el segundo plan de rescate esté listo.

Para cortar la hemorragia, los europeos deben responder con una misma voz a una pregunta: ¿cómo se puede hacer para que los acreedores privados contribuyan con el caso de Grecia (una condición puesta por Alemania y Holanda) sin generar un “acontecimiento de crédito” de consecuencias imprevisibles, ya que activaría los seguros contra impago?

Las discrepancias abundan. “Una participación sustancial del sector privado es una condición previa para Holanda y Alemania”, reiteró el ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager, con el que España no parece de acuerdo.

“Nosotros hemos sido siempre muy prudentes en esta consideración porque entendíamos que podía generar inestabilidad”, recalcó Salgado.

Durante el fin de semana que pasó, la idea de recurrir a una solución que implique un “default parcial (o selectivo) de Grecia cobró fuerza”, según fuentes diplomáticas. Podría ser un reescalonamiento de la deuda del país o su compra parcial a través, por ejemplo, del Fondo de rescate financiero de la zona euro.

Esta opción supondría un giro en la zona euro que hasta ahora había descartado la suspensión de pagos.

A los malos augurios se sumó ayer el Banco de Pagos Internacionales (BPI), que advirtió que la crisis de la deuda pública podría propagarse en los próximos años a otros países y tener un impacto negativo sobre los bancos.

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