Policiales

En la zona sur

Cae histórico miembro de Los Monos: lo acusan de vender droga y está en la mira por incendio fatal

Juan Domingo Ramírez es célebre por haber protagonizado la escandalosa fuga de la oficina de la División Judiciales de la Jefatura en 2014, de donde se fue caminando. Cayó este sábado por una causa de la Justicia federal y está bajo sospecha por incendio en que murió un niño. Mirá el video


El nombre de Juan Domingo Argentino Ramírez ya es conocido en la Justicia provincial por haber integrado la asociación ilícita bajo la que fue condenada gran parte de la banda Los Monos y por haber protagonizado una escandalosa fuga. Los investigadores lo sindicaron como gatillero, sin muchas pruebas de este rol, y por regentear puntos de ventas de drogas del clan con asiento en La Granada. Por este último delito cayó este sábado. También se conoció que está nombrado en una causa por el crimen del nene de 6 años que murió en el incendio intencional de la casilla donde vivía el 10 de diciembre pasado en barrio El Mangrullo. Tras habérsele secuestrado cocaína, marihuana y documentación de interés para la causa, el hombre quedó detenido junto a su madre. En los próximos días serán indagados por el titular de la Fiscalía federal 2, Claudio Kishimoto, y el juez Carlos Vera Barros.

El fiscal Kishimoto está al frente de una investigación por comercialización de estupefacientes en distintos puntos de la ciudad donde Juan Domingo Argentino Ramírez, de 46 años, está sospechado de organizar la venta bajo las órdenes de los líderes de Los Monos desde la cárcel.

Tras una serie de medidas, el personal de la Unidad de Narcotráfico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) hizo tres allanamientos este sábado por la mañana, los cuales fueron autorizados por el titular del Juzgado Federal 3, Vera Barros.

Uno fue una casa de Rueda al 1800, donde supo vivir Ramírez y tiene un local comercial, frente al Hospital de Niños Víctor J. Vilela, en la que secuestraron 94.300 pesos, documentación y fotografías de interés para la causa, precintos, dos tarjetas de memoria, un pen drive y un auto Volkswagen Bora.

El otro procedimiento fue en barrio Saladillo sur, en una vivienda de Roma al 600 bis, donde fue apresado Ramírez junto a su madre. En ese domicilio, los investigadores secuestraron 103 gramos de cocaína en trozo compacto, 82 gramos de marihuana y en una cochera de calle Virasoro 1950 hallaron un vehículo marca Hyundai, informaron voceros del Ministerio de Seguridad provincial.

Ahora Ramírez, vinculado con la barra de Rosario Central, quedó en calidad de demorado e incomunicado al igual que su madre a la espera de la indagatoria donde el fiscal Kishimoto y el juez federal Vera Barros le informarán sobre los delitos que se les imputan y que será en los próximos días.

El crimen de un pequeño

Desde el Ministerio de Seguridad provincial también indicaron que Ramírez “está nombrado” en la investigación por el incendio intencional donde falleció Ángel Lionel Rueda, de 6 años. Este crimen ocurrió pasadas las 2 del jueves 10 de diciembre cuando desconocidos rociaron con combustible la precaria estructura de Ensenada al 500 y la prendieron fuego.

El pequeño dormía y los materiales con la que estaba construida su casa se transformaron en una trampa mortal. Ángel estaba solo y en un primer momento su padre quedó demorado, sospechado por abandono de persona. Al día siguiente recuperó la libertad, ya que los vecinos contaron que era un padre presente, que vivían sólo ellos y que se había ido a trabajar.

Tras el resultado de los peritajes del personal de Bomberos, el caso pasó a cargo de la fiscal Gisela Paolicelli.

En tanto, voceros relacionadas con el caso no descartaron la hipótesis de que el incendio intencional que terminó en el asesinato de Ángel se debiera a un ataque de banda narco por una deuda no saldada. Y Ramírez está bajo sospecha de haberlo ordenado.

Determinan que fue intencional el incendio de una casilla que causó la muerte de un niño de 6 años

Los Monos, la fuga y la extorsión policial  

Ramírez también estuvo bajo sospecha en el crimen del adolescente Luciano Cáceres, de 16 años y muerto de un tiro en la cara el 28 de abril de 2013 en una casa de Chacabuco al 3700, de barrio Tablada. La pesquisa se centró en que estaba sindicado como el regente de un búnker de drogas ubicado frente a esa vivienda.

En esa causa fueron nombrados varios históricos lugartenientes de Los Monos, quienes junto con Ramírez luego quedaron fuera del expediente. Por esa época, todavía estaba latente la ejecución de Martín “Fantasma” Paz, cometida en septiembre de 2012, y la Justicia investigaba si Los Monos, con su entonces líder Claudio “Pájaro” Cantero, había tenido alguna participación.

El Pájaro era el cuñado de Paz y había dos hipótesis: una era que el Fantasma quiso expandir su territorio y la otra que quería cobrar una deuda al clan: ninguna se aclaró porque el crimen continúa impune. A finales de mayo de 2013 asesinaron al Pájaro y a la semana siguiente hubo una seguidilla de ataques y homicidios con sello de venganza que llevó a la Justicia a acelerar las investigaciones contra el clan Cantero.

El expediente que había comenzado con la muerte del Fantasma se convirtió en la megacausa Monos sobre una asociación ilícita dedicada a toda clase de delitos que iban desde balaceras hasta homicidios. Como era un histórico lugarteniente, Ramírez quedó involucrado en el expediente y se le dictó el pedido de captura.

Al año siguiente, Ramírez protagonizó una escandalosa fuga de la oficina de la División Judiciales, que está en Ovidio Lagos al 5200, nada menos que en el edificio de la Unidad Regional II de Policía en Rosario.

Alrededor de las 21 del 14 enero de 2014 Ramírez fue arrestado en la casa de su padre y quedó en la Brigada de Judiciales a la espera de ser indagado por el juez de la llamada megacausa, Juan Carlos Vienna.  Estuvo nueve horas y cerca de las 7 del 15 de enero salió a pie de la Jefatura de la Policía de Rosario, según diría tras ser recapturado.

Según la versión policial, Ramírez estaba esposado a un caño de la Jefatura, custodiado por dos policías cuando uno fue al baño. El hombre logró zafarse de las ligaduras, golpeó al otro custodio y se fue caminando.

Al día siguiente, la pareja de Ramírez denunció en Tribunales que un policía le había exigido 200 mil pesos en efectivo y un Citroën C3, para dejar escapar a su marido, por lo que quedaron en la mira tres policías. Nunca se supo si el dinero fue entregado pero en la investigación fue procesado por extorsión y el facilitamiento de la fuga el policía de Judiciales Germán Almirón.

La jueza Alejandra Rodenas procesó por incumplimiento de deberes Luis Quevertoque, superior de Almirón y uno de los principales investigadores en la megacausa Monos, aunque luego a Cámara Penal lo sobreseyó. En tanto, el sargento Darío Zapata fue indagado, pero no llegaron a encausarlo.

Ramírez estuvo seis meses prófugo hasta agosto de 2014 cuando cayó en Goya, Corrientes. Después, aceptó su responsabilidad como integrante de la asociación ilícita achacada a Los Monos y fue condenado a 3 años y medio de prisión. Este pena quedó en 3 años y 10 meses de prisión, ya que fue unificada con los 5 meses dictados por la fuga de la Jefatura.

Almirón terminó condenado a 6 años de cárcel y también tenía otras causas abiertas: una como integrante de la banda de Reina Quevedo, quien cayó en 2014 cuando pretendía traer desde Salta 80 kilos de cocaína. También por escuchas de la megacausa hablando –entre otras cosas, de un supuesto plan para matar al juez Vienna, el fiscal Guillermo Camporini y a Quevertoque– con el testigo encubierto conocido como Ojudo, el mismo que después reconoció que había firmado una declaración que en realidad había fabricado Almirón contra Los Monos.

Quevertoque terminó zafando del proceso por la fuga de Ramírez pero en septiembre de este año firmó un acuerdo abreviado a 3 años de prisión donde aceptó integrar la banda de Esteban Alvarado, el socio de Luis Medina y archienemigo de Los Monos. Precisamente la banda a la que investigó como subjefe de la Brigada Operativa de la División Judiciales.

Comentarios