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Violencia en el rubro farmacéutico

Detienen a dos empresarios acusados por ataques mafiosos

Son Juan Pablo y su padre José Antonio Iborra. Les atribuyen instigar agresiones a un médico, una funcionaria y un abogado.


Dos empresarios farmacéuticos fueron detenidos ayer acusados de estar detrás de una serie de hechos violentos vinculados con la mafia de los medicamentos. En principio les achacan los ataques contra la directora de Inspección de Farmacias provincial, a quien hace un año le balearon el frente de la casa; las amenazas y lesiones que sufrió un médico en febrero pasado, hecho en el que fue asesinado un policía que intentó poner freno a los matones; y el intento de homicidio que sufrió un abogado penalista que había sido consultado por una farmacéutica vinculada con los dos hombres apresados, que son padre e hijo.

En la mañana de ayer, el menor de ellos se presentó de forma espontánea en los Tribunales, acompañado de su abogado defensor Jorge Bedouret, tras tomar conocimiento de que tanto él como su padre eran investigados como autores intelectuales de más de media docena de ataques violentos perpetrados en el último año, todos vinculados con el negocio farmacéutico. Fue así que Juan Pablo Iborra, de 38 años, fue indagado en tres de los hechos por la jueza Alejandra Rodenas, tras lo cual quedó preso y se dictó el secreto de sumario. Fuentes del caso informaron que el hombre respondió a todas las preguntas y que en los próximos días la fiscal a cargo, Nora Marull, pedirá la ampliación de las imputaciones.

El primero de los hechos endilgados ocurrió el 24 de agosto de 2012 en una casa ubicada a pocas cuadras de los Tribunales, perteneciente a Patricia Kleinlein, jefa de Inspección de Farmacias de la 2a Circunscripción. El disparo, que dejó una vaina servida calibre 22 en la vereda, fue acompañado de una nota que advertía que finalizara con las “inspecciones mala leche” o de lo contrario la próxima le vaciaban “el cargador”. La amenaza respondía, según la causa, a tres sumarios con sanciones labrados ese mismo mes por un inspector subordinado por irregularidades entre mercadería ingresada y vendida. Por ese hecho se lo imputó de “amenazas calificadas, daño agravado y abuso de armas”, con autoría intelectual.

Días después, el 7 de septiembre, el abogado Alberto Tortajada atendió a un cliente con el que había concertado una cita telefónica, en su estudio jurídico ubicado frente a los Tribunales. Cuando el letrado de 72 años se aprestaba hacer subir al desconocido, éste le disparó tres veces en el hall del edificio. Por milagro, sólo un plomo le impactó en el brazo y logró recuperarse. Según la causa, el ataque se debió a una consulta que había realizado una farmacéutica, que tenía la titularidad del negocio ubicado en la esquina de San Juan e Italia, a raíz de un proceso a su nombre por una suma elevada de dinero en la Justicia federal por evasión impositiva.

El tercer delito de amenazas atribuido a Iborra hijo ocurrió cinco meses después, el 5 de febrero de 2013, en un hecho que le costó la vida a un policía. Ese día, alrededor de las cinco de la tarde dos hombres se presentaron en el consultorio del médico Omar Ulloa –a quien también le atribuyen ser dueño de farmacias–, ubicado en 3 de Febrero al 1000, donde le propinaron golpes y gritos al profesional de la salud. Ante el escándalo, en el que también dispararon, intervino el policía Carlos Dolce, que vestía de civil y pensó que se estaba perpetrando un robo. La respuesta fueron tres disparos que le costaron la vida en pocos segundos. El crimen motivó una persecución vehicular que terminó con la detención de Hernán Núñez y Pablo Peralta, ambos procesados por el homicidio. Este último también fue encausado por el ataque sobre Tortajada. Si bien ayer sólo se lo acusó de la autoría intelectual de la amenaza al médico, en los próximos días se ampliará la imputación sobre Juan Pablo Iborra por el homicidio del policía, dijo la fuente.

La detención del padre

Luego de que Juan Pablo quedara detenido, la jueza Rodenas ordenó la detención de su padre, José Antonio Iborra, conocido como Tony, en su domicilio de Valparaíso al 1300. Allí se presentó una delegación de la Tropa de Operaciones Especiales, pero no se dispuso el traslado del hombre porque padece una grave enfermedad. Tras ser controlado por un médico, se dispuso que quede detenido en su domicilio con custodia policial hasta tanto pueda ser indagado, lo que se presume puede ocurrir en los próximos días. En principio se le imputarán los mismos delitos que a su hijo, y no se descarta que ambos sean acusados de otros hechos de amenazas y lesiones que investiga la Justicia en el mismo rubro. Según fuentes del caso, el mascarón de proa de sus negocios fue la Farmacia San Juan, que hace una década atraía a clientes con descuentos monumentales, en disputa con la cadena de otro empresario del rubro luego caído en desgracia: Daniel Peresotti.

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