Los restos de Mariano Ferreyra, el joven dirigente del Partido Obrero asesinado el miércoles durante un enfrentamiento sindical, fueron sepultados ante la presencia de familiares, amigos y compañeros de militancia en el cementerio de Avellaneda.
Los allegados a Ferreyra le brindaron el último adiós en una ceremonia privada realizada en una casa velatoria ubicada en la avenida Mitre al 3600 de Sarandí.
Posteriormente, el cortejo fúnebre se trasladó unas cuadras hasta el cementerio de Avellaneda, ubicado en Crisólogo Larralde y Barceló, de Villa Domínico, donde lo aguardaban decenas de militantes del Partido Obrero.
Mientras tanto, se espera este mediodía un nuevo parte médico sobre la salud de Elsa Rodríguez la mujer de 56 años baleada en el mismo hecho y que permanece “grave y en coma” tras ser operada de urgencia en el Hospital Argerich, donde son atendidos también otros dos heridos.
Según informó el médico Miguel Manzi, ayer la vida de la mujer corre peligro dado que la bala le provocó “serias lesiones” en el cráneo y quedó alojada allí.
Otro herido de bala, Nelson Aguirre, fue dado de alta. Al abandonar el nosocomio en silla de ruedas, Aguirre dijo que el ataque fue una “emboscada criminal” y denunció que tanto la Policía Bonaerense como la Federal “dejaron la zona liberada para que la patota actuara”.
Todo sucedió cuando un grupo de empleados de empresas contratistas, con apoyo de organizaciones de izquierda, intentaron cortar las vías y fueron agredidos por sindicalistas de la Unión Ferroviaria. “Los que dispararon salieron de la patota de la Unión Ferroviaria”, afirmó.
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