El Hincha

Descansa en paz

Jugó todo lo que pudo y se quedó sin nada. No tenía mucho más para entregar, esa es su tranquilidad.

“Morimos de pie”, dijo Sebastián Peratta apenas terminado el partido ante la Liga, cuando la televisión lo eentrevistaba por ser elegido como figura del partido. Y tiene razón. El fútbol es contundente en los números, que por otra parte es lo más importante, y en ese contexto el que gana sigue y el que pierde se queda en el camino. Pero también tiene un espíritu, de escaso valor. Pero que sirve para mirarse a los ojos y poder decir sin complejos, “hicimos todo lo que pudimos”. Terreno que deben estar recorriendo Roberto Sensini y sus colaboradores. Newell’s trató, y en algún lapso lo consiguió, de jugarle de igual a igual a la Liga en Quito. Y cayó a diez minutos del final, y cuando parecía que la definición se encaminaba hacia los penales.

El remate en el palo de Salvatierra, casi sobre la hora, puede desviar el eje de la escena, es cierto. Por esa jugada Newell’s pudo haber pasado a semifinales. También si Borghello tuviera algún recurso interesante en su función de delantero. Todo es tan verídico como el sufrimiento de Peratta en los primero diez minutos, cuando daba la impresión de que la Liga iba a marcar goles de a pares. Todas conjeturas, puro decorado de un partido que tuvo una justa definición.

En verdad, Newell’s perdió la clasificación en Rosario, hace una semana y no anoche. Cuando tuvo chances de vencer y por impericia de sus futbolistas no pudo concretar un par de situaciones propicias.

Buscando razones fuera de la cancha, Newell’s tiene un plantel muy justo. Con un banco de suplentes bastante pobre. Sensini debió dejar en cancha a un Formica fundido (desde hace varios partidos) por no tener reemplazante. Tuvo que acudir a Taborda (rotundo fracaso) porque no le quedaba ninguna otra alternativa. Y solo Salvatierra se presenta como una carta a futuro.

Borghello hoy es el Domizzi de la época del Loco Bielsa. Recibe generosos aplausos que tributan así su enjundia para pelear cada pelota con el rival de turno. Y corre, corre y corre. Hasta el final. No se guarda nada, y eso en un fútbol tan escaso de recursos suma puntos. Pero puesto a definir, un rol natural para un delantero bien de punta, no presenta matices. Nunca amaga, patea mal, y encara hacia los costados en lugar de ir contra el pecho del arquero. Es un futbolista valioso, por estos tiempos, pero un delantero sin gol. Y así es difícil alcanzar objetivos relevantes. Y en su nivel pueden aparecer Vella, de gran corazón, Estigarribia y Cichero, todos irreprochables a la hora de entregar hasta la última gota de sudor. Pero carentes de la categoría que precisa un equipo para ganar títulos.

Bien por Sensini que de la nada armó un equipo duro para el que se le ponga enfrente, bien por sus jugadores que se comprometen con sus tareas, bien por sus dirigentes que sin plata salen de compras y dar vueltas por las mesas de saldos. Bien por su gente que apoya hasta el final. La eliminación no debe ser tomada como una nueva frustración, pocas cosas se hicieron mal. Lo que faltó fue un salto de calidad, esa que distingue a los campeones.

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