Enrique Genovar
Dos semanas de trabajo. Días donde el cuerpo técnico deberá corregir varias cosas. Y siempre es bueno hacer esa labor tras un resultado favorable. Lo hecho por el Canalla en el juego frente a Chacarita dejó muchas cuestiones para analizar; ya que lo que se vivió en el partido fue diferente de un tiempo al otro.
Es que lo pensado por el entrenador no funcionó. Pero tuvo la virtud de corregir, desde los cambios, el rumbo y quedarse así con un triunfo necesario.
El esquema con enganche y dos delanteros no anduvo. Central jugó uno de los peores primeros tiempos del ciclo. Se vio un equipo desconectado en todas sus líneas, con volantes muy por debajo de su nivel. El Canalla no tuvo juego y Leonardo Gil, por sus características, falló en la contención. Claro que con los ingresos de Federico Carrizo, Washington Camacho y Agustín Maziero; Leonardo Fernández logró enderezar el rumbo y llegó el triunfo.
El desafío que tiene el cuerpo técnico en estas dos semanas de trabajo que tendrá antes de ir a Paraná para medirse con Patronato será el de acomodar las piezas. Es que no siempre podrá acomodar la cuestión con las variantes. Hay jugadores como Andrés Lioi y Joel López Pissano que no vienen rindiendo y la primera evaluación pasará por analizar si deben continuar en el once o si es tiempo de devolverle la titularidad a Camacho y a Carrizo.
Otro de los interrogantes pasa por conocer qué ocurrirá con Maximiliano González. El volante central salió por bajo rendimiento, pero quedó en evidencia que el equipo necesita un mediocampista de contención. ¿Y si no es él? Gil, por sus cualidades, no es el indicado. ¿Entonces? Es González o Mauricio Martínez y Óscar Cabezas como zaguero central, pero para Fernández, hasta ahora, el ex Unión siempre jugó como defensor. Igual para analizar esta posibilidad hay que esperar si Caramelo estará o no a disposición del cuerpo técnico, algo que asoma como poco probable.
El que seguramente estará para ir a Entre Ríos es Maximiliano Lovera: el juvenil hoy es titular y le da otra impronta al ataque auriazul.
Dos semanas de trabajo por delante para el entrenador y sus colaboradores con la expectativa de recuperar jugadores y con la obligación de encontrar el funcionamiento adecuado para no depender tanto de los aportes que puedan hacer los que ingresan más tarde.
