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Básquet

Desacierto Federal, la categoría del básquet argentino a la que no respetaron

El deporte fue una muestra clara de los vaivenes informativos, de los intereses que se mezclan y de las internas políticas, como si la pandemia de coronavirus lejos de lograr alejar las miserias las agudizara. Y las idas y vueltas del Torneo Federal de básquet fueron el colmo


En tiempos de emergencia como los que corren, la responsabilidad, la mesura y la solidaridad para con el prójimo son fundamentales. Nadie está exento de cometer un error, simplemente porque las realidades se modifican día a día, las medidas se endurecen y lo que hoy es una sentencia irrefutable, mañana es una teoría sin fundamento. Por eso, desde la parte dirigencial en todo estrato (público, deportivo), las palabras deben cuidarse, porque el pánico es peligroso pero la desidia también. Ejemplos sobran en Europa.

El deporte fue una muestra clara de los vaivenes informativos, de los intereses que se mezclan y de las internas políticas, como si la pandemia de coronavirus lejos de lograr alejar las miserias las agudizara. Y las idas y vueltas del Torneo Federal de básquet fueron el colmo del desacierto.

Es que apenas los gobiernos nacionales y provinciales comunicaron que creían conveniente eliminar los espectáculos con concurrencia de más de 200 personas, tanto la inmensa mayoría de las Federaciones y Asociaciones resolvieron suspender sus actividades. Por razones de salud y económicas jugar a puertas cerradas no fue una opción. Sentido común le dicen. Así, la Federación Santafesina y la Asociación Rosarina muy rápidamente pararon la actividad y sólo la Asociación Santafesina resolvió jugar sus inferiores con medidas de higiene (por caso sonaban hasta graciosas, como desinfectar pelotas y manos en cada cuarto).

A nivel nacional, la Liga tomó la medida del fútbol y tras formar un “comité de crisis” conjunto entre AdC y CABB resolvió jugar a puertas cerradas. Al parecer los jugadores, entrenadores, prensa, árbitros y colaboradores de mesa de control eran inmunes y no podían contagiarse en contacto con alguien. Increíble. Liga A, Liga Argentina, Liga de Desarrollo, Liga Femenina y Torneo Federal debían jugarse, incluso contra la voluntad de los protagonistas.

Durante miércoles y jueves la medida se cumplió a disgusto, pero en la noche del jueves llegó un aviso por whatsapp de Sebastián Moncloba para los árbitros y comisionados: se suspendía el Federal. La comunicación aclaraba que la orden era de Miguel Chami, hombre fuerte de la Federación de Buenos Aires y vice de la Confederación Argentina, acostumbrado en el último tiempo a ser habitué de los medios ligados al básquet.

Los comisionados avisaron a los clubes y los dirigentes suspendieron policías, médicos, y todo lo inherente a la disputa de los partidos. Algunos pararon los minibuses para viajar. Otros ya estaban en viaje. Los DT liberaron a jugadores tras las prácticas. Chami no se había cortado solo, fue una determinación tras reunión de federaciones en CABB.

Sin embargo, no se sabe cómo ni por quién, en el mediodía del viernes, hubo una contraorden. La CABB lanzó un tuit en su cuenta oficial en el que negaba los rumores de suspensión y aclaraba que había que jugar a puertas cerradas. Casi al mismo tiempo, Chami enviaba un audio a directivos y árbitros reconociendo su error, haciéndose cargo (de manera interna, claro) de las marchas y contramarchas.

Allí empezaron las quejas de periodistas, jugadores, dirigentes y entrenadores por la llamativa desprolijidad, más allá del análisis que estaba por encima de todo: era una locura jugar en ese contexto de salud y económico, con más de 30 mil pesos de gasto en cada apertura de cancha para clubes a los que no les sobra nada.

Así y todo se jugó, salvo en algunos casos en los que por orden provincial no se podía acceder a los estadios, o la determinación de Independiente de Oliva (a lo River) de no jugar. No fue el único.

Horas después, el comité de crisis, ahora llamativamente sin CABB y sólo con AdC, resolvió que como en la Liga hay extranjeros, había riesgo y suspendió los partidos. La verdad es que hubo trasfondo político, y fue a pedido de presidente de los clubes, que no encontraron sentido en jugar a puertas cerradas en una crisis que se hace más seria día a día.

En ese marco, el doctor Diego Grippo dio una nota en el sitio Básquet Plus explicando por qué la situación del Federal era de menor riesgo a la de la Liga e incluso peligrosamente minimizando el riesgo de contagio.

La Asociación de Jugadores tardó en reaccionar pero lo hizo, una vez que el clamor popular ya ardía por la falta de consideración por la categoría. Y en la tarde del domingo, llegó una medida salomónica, el que quiere y se ponga de acuerdo juega o no juega, el resto al tribunal. Todo, nada. Otro papelón.

Y el domingo algunos jugaron de común acuerdo y otros no jugaron de común acuerdo. 9 de Julio de Río Tercero cumplió su palabra y no se presentó en Cañada de Gómez ante Sport, pero el local estaba y la situación fue confusa. Seguramente la relación entre clubes se recompondrá, ya que son víctimas del sistema.

¿Qué pasará de ahora en adelante? No se sabe. Sólo que es un gran desacierto Federal.

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