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Derrota de McGregor y escándalo

El irlandés Conor McGregor, tuvo una vuelta amarga a la jaula y cayó finalizado por sumisión ante el invicto ruso y aún campeón de peso liviano, Khabib Nurmagomedov. La noche caliente terminó con un escándalo de proporciones mayores que incluyó una batalla campal luego de la finalización del choque.

Tras un fugaz pero ruidoso paso por el boxeo, y despojado de sus dos títulos de UFC (peso pluma y ligero) por no defenderlos, el peleador más mediático de las artes marciales mixtas (MMA), el irlandés Conor McGregor, tuvo una vuelta amarga a la jaula y cayó finalizado por sumisión ante el invicto ruso y aún campeón de peso liviano, Khabib Nurmagomedov. La noche caliente terminó con un escándalo de proporciones mayores que incluyó una batalla campal luego de la finalización del choque.

En la previa se imaginaba que la pelea estaría planteada como un clásico choque de estilos entre un grappler y un striker. Por un lado, el ruso es un experto en lucha. Por el otro, McGregor con su zurda pesada, la que había vencido a cada oponente a quien logró conectar. Y el choque no defraudó y fue más o menos por ese carril, aunque The Eagle, como le dicen al nacido en Daguestán, lo superó en todas las facetas dentro del octógono.

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Desde el primer round se vio la superioridad del ahora invicto en 27 peleas, quien obligó a su rival a defenderse casi todo el round en el suelo y castigó duro en el ground and pound. En el segundo se incrementó aún más esta tendencia, con el agravante de que fue Khabib quien metió las mejores manos.

La última pelea que Conor había protagonizado no había sido en las MMA, donde no peleaba desde noviembre de 2016 cuando noqueó a Eddie Alvarez en el segundo asalto, sino en boxeo en agosto de 2017. Allí cayó contra el púgil invicto en 50 peleas Floyd Mayweather. Notorious sintió la falta de ritmo y a pesar de hacer un buen tercer asalto nunca pudo poner en problemas a su rival, quien lo finalizó con una sumisión en el cuarto.

Pero fue cuando terminó el enfrentamiento que se desató lo peor de la noche en el duelo de europeos en el T-Mobile Arena de Las Vegas. El hombre de los entrenamientos con osos en su niñez saltó la jaula del octógono y se agarró con el equipo de McGregor y al irlandés también le pegaron desde atrás cuando se estaba recuperando de la paliza. Todo terminó de golpe. No hubo declaraciones. El ruso no pudo mostrar el cinturón y parece que los problemas para él recién comienzan. “Denme el cinturón y me meten preso”, declaró con las pulsaciones aún calientes. Se lo llevaron.

Más allá de ser el rey del “trashtalking” (en inglés significa hablar basura, que alude a la capacidad de embarrar la cancha con palabras) y caracterizarse por su mal comportamiento, McGregor siempre había dado muestras de carácter cuando subió a la jaula, pero en la noche del sábado el ruso lo hizo parecer un peleador del montón.

Entre ambos peleadores hay una historia de odio que se remonta al 2016, cuando en la previa a la velada de UFC 205 en Nueva York tuvieron un intercambio de palabras el día del pesaje. Intervino la seguridad del evento para que no pase a mayores. Tiempo después el tema empeoró.

También en NY, Khabib y su equipo encararon a uno de los allegados de McGregor, Artem Lobov, antes de otra velada por unos dichos en la televisión rusa. Lo que el irlandés y su equipo hicieron después fue injustificable: atacaron el micro que transportaba al ruso y otros peleadores. En el incidente estallaron los vidrios e hirieron a otros colegas.

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