Edición Impresa

Derriban la puerta a patadas y despiertan a familia para robarle

Conocían los movimientos de las víctimas, pero tenían un dato errado; igual se llevaron dinero, una PC portátil y alhajas.


Una familia de barrio Acindar fue víctima de un grupo de ladrones que ayer por la madrugada derribó la puerta de su casa a patadas. Las víctimas fueron privadas de su libertad durante los diez minutos que duró el atraco, hasta que uno de los asaltantes que hacía de campana dentro de un auto estacionado en la puerta avisó a sus cómplices que un vecino ya había llamado a la Policía, por lo que la banda se dio a la fuga con dinero en efectivo, una computadora y algunas alhajas.

Ayer al mediodía, Joel –junto a un señor mayor– estaba abocado a la tarea de remendar la puerta de madera que, horas antes, había sido derribada a golpes por un grupo de ladrones. “La partieron a la mitad”, contó el joven, quien no se encontraba en la casa familiar de pasaje 1211 3229 (Francia al 4400), al momento del asalto.

Nahuel, hermano mayor de Joel, fue el primero en encontrarse cara a cara con los intrusos durante la madrugada. “A eso de las 4.10 empecé a escuchar golpes, y fui a la puerta porque pensé que se querían llevar alguno de los autos”, relató el joven, que a esa hora estaba despierto ya que se había quedado estudiando. Es que los automóviles de la familia –un Ford Focus y una Renault Kangoo– descansan durante la noche en la puerta de la vivienda.

“Cuando llegué a la entrada vi que los golpes que escuché habían sido los mazazos que le dieron a la puerta para romperla. Primero entró uno de los ladrones con un arma, y atrás de ese dos más, con otras armas y linternas”, detalló Nahuel.

“Tenían datos. Lo primero que preguntaron es «¿dónde está el más chico?», por mi hermano Joel, que no estaba en casa. Después le empezaron a decir a mi papá que sabían que había plata porque tenía una empresa de transporte, pero le dieron mal ese dato, porque mi viejo labura con camiones pero no es dueño de nada”, explicó el joven.

Luego de reducir a Nahuel, los intrusos se dirigieron a la pieza de sus padres, a quienes amenazaron con armas. La familia fue conducida hasta el baño y los dejaron allí mientras revolvían la casa.

“Desde antes de que entraran, el que se quedó afuera haciendo de campana tenía el auto acelerado, como si fuera a correr una picada, primero para que no se escucharan los golpes y después por si alguien gritaba, supongo”, contó el joven, quien cree que los ladrones contaban con una radio con la frecuencia de la Policía, ya que en un momento se comunicó por un handy con los que estaban adentro y les dijo que salieran, que alguien había llamado a las fuerzas del orden.

Así, tras 10 minutos de revolver la vivienda, se dieron a la fuga con dinero en efectivo, una computadora portátil y algunas alhajas.

El hecho es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno, con la colaboración de la comisaría 18ª, que tiene jurisdicción en la zona.

Comentarios