Ciudad

Denuncian que empresa de vigilancia acosa a jóvenes

Fue a raíz de que un chico cayera de su bicicleta perseguido por un custodio y golpeara contra el pavimento.

Un niño sufrió severas heridas en su rostro, brazos y piernas tras ser perseguido por un empleado de seguridad en el barrio El Gráfico, de la zona oeste de la ciudad. Según el padre del herido, la vigilancia habría perseguido al niño creyéndolo responsable de la rotura de un vidrio, que fue denunciada por un vecino, lo que provocó que el chico cayera al pavimento y sufriera severas heridas. Si bien el padre de la víctima radicó la denuncia policial por las heridas, denunció también que la empresa de vigilancia acostumbra a revisar las mochilas de los chicos cuando caminan hacia la escuela, y también le quitan de las mismas las gomeras. “Están confundidos en sus atribuciones”, sostuvo ya cansado el padre y con la presunción de que el hecho del que fue víctima su hijo pudo haber terminado en tragedia.

De acuerdo con el padre del niño herido, cerca de las 21 de anteayer su hijo Agustín, de 13 años, y dos de sus amigo volvían de jugar en las inmediaciones de bulevar Wilde y San Lorenzo, donde se emplaza la escuela Nº 1080, Gabriela Mistral, donde estudia el joven. Los tres, a bordo de sendas bicicletas doblaron por calle Berheim y continuaron el trayecto hacia la casa de Agustín, a tan sólo seis cuadras, cuando pasaron frente a una garita utilizada por la empresa de seguridad contratada por algunos vecinos del barrio. Allí, siempre según explicó el hombre, un empleado de seguridad apostado sobre el puesto de vigilancia subió a bordo de una moto de alta cilindrada y comenzó a perseguir a los niños hasta la intersección de Berheim y Uriza. En esa esquina y tras ser asediado por el personal de seguridad, Agustín perdió el control de su bici y terminó cayendo al piso sobre su costado izquierdo, por lo que resultó con distintas heridas. En cuestión de minutos, un vecino alertó de lo sucedido a la familia del niño que lo trasladó al Policlínico San Martín, ubicado Forest y Guatemala, en la zona oeste, donde fue tratado por cortes profundos en su rostro, brazos y rodillas. Recibió, además, cinco puntos sobre una de sus cejas, más atención médica sobre labios y dientes. Esa misma noche, su padre radicó la denuncia en la subcomisaría 22ª, con jurisdicción en la zona del hecho.

“La explicación que me dio a mí el muchacho de seguridad es que había recibido un llamado de un abonado (vecino que paga mensualmente por el servicio de protección) para denunciar que unos chicos le habían roto un vidrio. Justo pasa mi hijo, los corre con la moto, ellos se asustaron, luego lo encierra a mi hijo –hay gente grande que los vio– y ahí pega la rueda contra el cordón y se cae al piso”, recordó Sergio.

De acuerdo con Sergio, el empleado de seguridad lo conoce y tras el incidente se ofreció a pagar los medicamentos y cuidados del niño. Sin embargo, el padre sostiene que la empresa está “confundida con respecto a cómo tratar a los chicos del barrio” y que su familiar sufrió otro incidente menor unos meses atrás. “Me parece que se toman atribuciones que no les corresponde como revisar las mochilas de los chicos. ¿Quiénes son para hacer esto? ¿Qué autoridad tienen?”, enfatizó Sergio y elevó una buena pregunta: “Es un golpe con suerte porque pudo haber sido peor”, remarcó al agregar también que, si bien la zona no es de las más amistosas “no se puede meter a todos en la misma bolsa”.

Según el padre de Agustín, la empresa de seguridad trabaja en una acotada zona que comprende alrededor de 20 manzanas con los límites del Mercado de Concentración y el predio del Prado Asturiano. “Primero estaban a caballo y ahora tienen motos”, detalló y agregó: “No estoy en contra del trabajo de nadie, sólo pido que lo hagan bien”.

“No quiero que esto quede acá”, concluyó Sergio por lo que hoy se presentará en el Juzgado Correccional 9ª para radicar una denuncia judicial contra la empresa. Es que si bien fue ayer a Tribunales, le pidieron que fuera hoy nuevamente, ya que no podían tomarle la denuncia. Des todos modos, el adolescente, que quedó con su rostro totalmente desfigurado, fue revisado por un médico legista.

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