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Denuncia persecución policial

El Toro Gutiérrez dijo que las últimas causas en las que se lo involucró, de las cuales quedó desvinculado, están llenas de irregularidades. Acusa a la Policía y a la Justicia de ensañamiento.

El Toro Gutiérrez fue el dueño del bar Ezeiza hasta que el homicidio de Pimpi Camino en ese lugar lo obligó a cerrar sus puertas. Y fue a partir de ese momento que, según considera, la Policía y la Justicia iniciaron una cruzada en su contra. Es que desde aquél día hasta la fecha, además de ser acusado como encubridor del homicidio del líder barrabrava de Newell´s, causa por la que luego recibió una falta de mérito, el Toro estuvo señalado en otros tres incidentes resonantes que involucraron tiros y grandes sumas de dinero. Sin embargo, las pruebas en su contra asta ahora nunca alcanzaron para demostrar su participación. “Yo no tengo ninguna condena, nunca maté a nadie y, sin embargo, soy una persona temible para la sociedad”, dijo el Toro a El Ciudadano tras remarcar que en todos los hechos en los que alguna vez fue acusado, siempre terminó con una falta de mérito o fue absuelto.

Toro es el apodo a través del cual es conocido Orlando David Gutiérrez, de 37 años. Su paso de la adolescencia a la juventud estuvo marcada por el fútbol. Y fue de la mano de esta profesión y de la mano del club Tiro Federal que el joven Toro, con su camiseta número 5, salió campeón del torneo Argentino A en los años 1999 y 2000. Luego, cuando sintió que su carrera futbolística llegó a un techo y con unos 28 años, decidió tomar el dinero que había juntado e invertirlo en boliches.

Es así como el Toro llegó a tener cuatro conocidos locales nocturnos en Rosario y Villa Gobernador Gálvez, uno de ellos Ezeiza, de Serbando Bayo al 1400, adonde el 19 de marzo de 2010 fue asesinado el líder barrabrava de Newell’s Old Boys, Roberto Pimpi Camino.

El Toro Gutiérrez había sido señalado en distintas causas judiciales hasta ese momento, y de todas y cada una de ellas había salido airoso por falta de mérito o absoluciones a su favor, quedando desvinculado de los hechos que se le achacaban.

Sin embargo, luego de la exposición a la que se enfrentó cuando fue señalado como “encubridor” del crimen de Pimpi –causa por la que también recibió falta de mérito– el Toro siente que comenzó a ser víctima de una persecución policial y judicial que tuvo su corolario el jueves pasado cuando fue apresado por el homicidio de Carlos Cotugno, un empleado de Laboratorios Apolo asesinado el 22 de febrero cuando intentó capturar a un hombre que había robado 70 mil pesos destinados al pago de salarios.

“Me vinieron a detener a mi casa y cuando les pregunté por qué me buscaban no me quisieron decir. Me esposaron y me llevaron a Alcaidía y me informaron que al otro día iba a ser sometido a una rueda de reconocimiento”, explicó el Toro a El Ciudadano, quien no accedió a ser fotografiado para esta nota .

Al respecto, sus abogados defensores Adrián Ruiz y José Ferrara explicaron que los datos que derivaron en su detención eran por demás débiles: “Había una persona anónima que decía que un tal Toro había sido el ladrón, y por otro lado que los testigos del hecho habían dicho que, de volverlo a ver, podrían reconocer al homicida”, dijeron los letrados.

“O sea, lo detuvieron, ni siquiera le habían tomado indagatoria, y lo querían someter a rueda de personas para ver si alguno lo reconocía; todo de un día para el otro”, explicó Ruiz, quien luego detalló que de los cinco testigos que participaron de la pericia, tres no lo señalaron y otros dos dudaron entre él y otra persona. “Se lo trasformó de un sujeto de derecho a un objeto de prueba, porque un sujeto no puede ser detenido sin imputación, y violaron la dogmática judicial, el debido proceso e incluso la Constitución Nacional”, consideraron los letrados. “Es como si dijeran: vamos a acusarlo y después vemos si lo reconocen”, agregaron.

Lo llamativo para los abogados es que, según la investigación que lleva a cabo el Juzgado de Instrucción de la 14ª Nominación, las personas que fueron descritas por los testigos como los autores del homicidio son un muchacho flaquito y rubio y otro petiso, morocho y con todos los brazos tatuados, ninguno de los cuales parece encajar con la fisonomía del Toro, explicaron los letrados.

Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue una situación que tuvo lugar el sábado 11 de junio, cuando el Toro se encontraba a unas cuadras de Tribunales, cerca de la oficina de sus defensores, cuando fue demorado por averiguación de antecedentes. Pero lo que más los sorprendió fue el hecho de que le tomaran fotografías y lo filmaran.

“Esto hoy no lo molesta a nadie porque le pasa a Gutiérrez, pero si nosotros permitimos que se maneje de esta manera, mañana puede ser cualquiera”, dijeron los abogados.

Es que, según explicaron, estas no son las únicas detenciones sin fundamentos a las que fue sometido el Toro. El 8 de abril fue apresado por el asalto que tres día antes había sufrido Daniel Dutra, el dueño de la firma Catering Gourmet, de Suipacha al 900, aquien le pegaron un tiro.

La investigación continuó durante un mes y medio en el que Toro estuvo detenido y, trasuna rueda de reconocimiento ordenada por la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya que dio resultados negativos, el Toro fue liberado con falta de mérito.

También fue vinculado a una tentativa de robo a dos empresarios cordobeses ocurrida en junio de 2010. El Toro fue detenido junto a otro sujeto en la zona y fue liberado tras decir que se encontraba en esa zona –kilómetro 0 de la autopista Rosario-Santa Fe– porque venían de ver al padre Ignacio.

“Desde que empecé a salir en los diarios estoy avergonzado. Mi familia me veía, y encima por cosas que yo no hice, porque nunca fui condenado por ninguna causa”, dijo el Toro. “Perdí dos boliches y estoy perdiendo el último que tengo porque la gente no quiere saber nada conmigo”, agregó.

“Yo sé que esto puede tener dos resultados: o aparezco tirado en una zanja o recupero mi vida, pero tenía que decir todo esto, porque yo no soy un hampón, como dicen en los diarios. Estoy perdiendo todo en mi vida y dije «basta»”, finalizó.

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