País

Violencia de género

Denuncia contra Juan Darthés por la violación de una menor

El colectivo Actrices Argentinas confirmó la acusación de Thelma Fardin por un hecho ocurrido durante una gira de "Patito Feo" por Nicaragua en 2008, cuando la artista tenía 16 años


La actriz Thelma Fardín denunció este martes públicamente, porque la denuncia judicial ya se encuentra en curso, que el actor Juan Darthés la violó en 2008, cuando era menor de edad, en una gira por Nicaragua de “Patito feo”, la televisiva tira juvenil de la que ambos tomaban parte. Y lo hizo rodeada y apoyada por el colectivo Actrices Argentinas, que llenó el escenario del Multiteatro del microcentro porteño para comunicar la denuncia.

En la previa a esta jornada los indicios sobre la identidad del abusador se iban cerrando sobre Darthés. Un día antes del anuncio público, la abogada del actor, Ana Rosenfeld, dejó de ser su representante legal aduciendo “un tema de principios éticos y morales”. Ya se trataba de un secreto a voces que sólo necesitaba de una confirmación oficial.

“Estamos acá para acompañar las denuncias de compañeras de nuestra colectivo que fueron víctimas de abusos en el ámbito laboral. Nuestra agrupación está formada por más de 400 actrices de todo el país y estamos para defendernos”, dijeron las actrices y adelantaron que en los próximos días podría haber tres casos más.

La denuncia fue radicada en Nicaragua, país donde se produjo el abuso sexual cuando Darthés tenía 45 años. Fardín dio detalles del ataque en un desgarrador video que se proyectó en el teatro y que fue a su vez reproducido en vivo por diferentes redes sociales, en el que relató que Darthés abusó de ella en un hotel, y que pudo escapar gracias a que un empleado golpeó la puerta de la habitación donde se hallaban.

 

 

“Tus hijos tienen mi edad”

“Durante nueve años mantuve en silencio lo que me pasó, hasta que otra chica lo denunció y abrí los ojos. En 2009 tenía 16 años y el único actor adulto que viajaba en el grupo tenía 45 años. Una noche él me besó el cuello, me tocó, y me llevó la mano para que sintiera su erección. «Mirá como me ponés», me dijo. Tus hijos tienen mi edad, le dije yo, pero no le importó y siguió, Fue una situación muy traumática. Cuando lo conté por suerte me encontré rodeada de gente dispuestas a acompañarme y darme mucho amor”, expresó la actriz.

Encubrimiento mediático

El despliegue y el multitudinario apoyo a Fardín de sus colegas tiene una razón extra: la protección mediática con la que cuenta Darthés. El objetivo del colectivo de Actrices Argentinas es la de lograr la mayor visibilidad posible para que la maquinaria del multimedios Clarín no logre atenuar las denuncias, como ya lo hizo en otros casos y denunciaron públicamente las militantes más reconocidas del movimiento feminista.

Calu Rivero fue la primera que rompió el silencio para apuntar con Darthés. En 2017 denunció que tuvo que dejar de participar de la novela “Dulce amor” (que transcurrió en Canal 13 entre 2012 y 2013) por el acoso al que la sometía el actor al momento de filmar escenas románticas.

Por entonces, el canal de aire porteño del grupo Clarín estaba por estrenar una comedia “para todo público” en la que Darthés interpretaba un papel protagónico: “Simona”. La reacción fue cuidar su producto desarrollado junto con la productora Pol-ka. Medios de comunicación y actores del grupo minimizaron las denuncias e incluso el director de Programación del canal, Adrián Suar, lanzó: “Bajo ningún punto de vista corre peligro (la tira «Simona»). Tampoco hay que estigmatizar a la gente. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice si no se prueban las cosas”.

No es un caso aislado

Pero la de Calu no fue una denuncia aislada. Otras colegas se animaron a hablar públicamente de los tormentos que sufrieron al trabajar con Darthés. Ana Coacci y Natalia Juncos relataron situaciones similares, durante los rodajes de las novelas “Gasoleros”, en 1999, y “Se dice amor”, en 2006, respectivamente.

Coacci relató lo que vivió durante un parate de la grabación de “Gasoleros” en 1998, en un camarín: “El señor se desliza con la silla que tenía rueditas y se me tira encima, se para y me tira contra la pared, me besa, me mete la lengua, me agarra la mano y me hace tocarle su sexo, mientras me dice «mirá como me ponés». Yo congelada y sin poder reaccionar. En segundos entró una de las chicas de vestuario y él se separó inmediatamente y yo me fui”.

En tanto, Juncos también contó un episodio en la previa de comenzar a grabar: “Yo tenía puesto un vestido corto, debajo de la cola, muy sexy. Antes de filmar, me tocó con el dedo índice y me lo pasó desde la nuca, hasta donde comienza el fémur y me dice «y cómo me calentás», me doy vuelta y me dice «mirá cómo me ponés» y me muestra la erección que tuvo. Me quedé estupefacta”.

Pese a la contundencia y multiplicidad de los relatos, el actor seguía siendo sostenido por su empleador.

 

El comunicado:

El comunicado fue leído por diez de las más de 400 actrices que integran la colectiva de mujeres en el Multiteatro de calle Corrientes para respaldar la denuncia presentada por Fardin en Nicaragua ante la Unidad Especializada de delitos contra la Violencia de Género del Ministerio Público, debido a que ocurrió durante una gira en el país centroamericano. “Hoy decimos Basta. Escúchennos: el tiempo de la impunidad para los abusadores debe terminar”, leyeron las actrices.

Dolores Fonzi, Nancy Duplaá y Julieta Ortega  Adriana Salonia, Anabel Cherubito, Andrea Pietra, Belén Chavane, Dolores Fonzi, Griselda Siciliani, Jazmín Stuart, Julieta Cardinali, Julieta Díaz, Julieta Ortega, Julieta Zylberberg, Lali Espósito, Laura Azcurra fueron algunas de las que dijeron presente en esta acción fundacional de la colectiva, que nació al calor de la pelea por la legalización del aborto.

 


La carta completa de Actrices Argentinas


La colectiva Actrices Argentinas convoca a esta conferencia de prensa para acompañar la denuncia penal radicada en Nicaragua en la Unidad Especializada de delitos contra la Violencia de Género del Ministerio Público realizada por nuestra compañera Thelma Fardin contra Juan Darthes. Venimos trabajando, teniendo regularmente asambleas en las que reflexionamos sobre temas relacionados con nuestro oficio. Estas asambleas han dado un marco de contención para que podamos hablar y decir lo que nos pasa. Por eso hoy estamos acá.

Como ya sabemos, el movimiento de mujeres y otras diversidades sexuales se propone desterrar un régimen de violencia e impunidad sostenido tanto desde el estado, como en cada espacio donde se juegan relaciones de poder. Están presentes en nuestros trabajos y lugares de formación.

El precio que nos ha sido impuesto a la hora de desarrollarnos profesionalmente ha sido el de callar y someternos. Según una encuesta reciente de SAGAI, el 66% de les intérpretes afirmó haber sido víctima de algún tipo de acoso y/o abuso sexual en el ejercicio de la profesión. Se parece más a una norma que a una excepción. Porque, ¿a quién vamos a denunciar? ¿Al jefe de casting? ¿Al dueño de la productora? ¿Al director de la obra o película? ¿Al maestro de teatro?

Es sabido que éste es un fenómeno que ha sacudido internacionalmente a la industria del espectáculo y es funcional a ella. Hoy decimos Basta. Escúchennos: el tiempo de la impunidad para los abusadores debe terminar.

Las actrices somos ignoradas al denunciar y exponer los abusos. Se duda sistemáticamente de nuestras voces, de nuestros testimonios. En nuestro ámbito laboral  se nos aísla frente a vivencias traumáticas que están naturalizadas, que llevan a veces años identificar y poner en palabras.  Mientras tanto, el abusador habla, actúa y trabaja con total impunidad, y pretende hacer a la víctima responsable de su propio abuso.

En nuestro medio, la opresión y cosificación son moneda corriente. Se erotiza y sobreexpone a niñes y adolescentes en la industria del entretenimiento. Estamos casi siempre desprotegidas por quienes nos contratan.  Por ejemplo, se envía a menores de edad de gira sin tutelaje suficiente y adecuado. En nuestro medio no hay protocolos  de acción frente a casos de abuso; y la  lista podría seguir es inmensa.

Necesitamos herramientas para enfrentar estas cuestiones que ademas se ven agudizadas por la precariedad laboral y la falta de trabajo. Contra todas esas formas de violencia y para que esto cambie, nos ponemos a trabajar desde hoy  para dar esa batalla.

Donde la Justicia y el estado obstaculizan, desestiman, demoran, estigmatizan a las víctimas o fallan en forma aberrante a favor de los victimarios, como en el caso de Lucía Pérez, nos convocamos para decir basta. Porque el tiempo del silencio se terminó.

Asimismo, deploramos que algunos medios intenten llevar la atención hacia el costado más morboso de los conflictos mientras acallan las problemáticas laborales de fondo. Se vuelven  cómplices. Le pedimos a la prensa responsabilidad en el seguimiento de este tema y de otros similares.

Los abusadores tienen el privilegio de  utilizar el sistema de justicia para disciplinarnos. Buscan callarnos iniciando contra quienes se atreven a romper el silencio causas por Daños y Perjuicios o denuncias penales. Mientras las víctimas sufren las prescripciones, dilaciones, malos tratos y descreimiento por parte del aparato judicial. 

Thelma pudo radicar la denuncia penal en la justicia pero otras compañeras que narraron haber sido violentadas por  el mismo sujeto, no pudieron avanzar judicialmente.

La justicia no actúa con perspectiva de genero. Animarse a hacer una denuncia es un acto arriesgado cuando el poder judicial nos pone en el banquillo de las acusadas preguntando cómo nos vestimos, qué tipo de vida llevamos o si provocamos los ataques. Frente a este maltrato, está indiferencia y mordaza legal, las actrices nos organizamos.

Frente al “Mirá cómo me ponés”, nosotras decimos “Mirá cómo nos ponemos”. Nos ponemos fuertes, unidas, frente a tu violencia y tu  impunidad, estamos juntas.

Que se haga justicia por nuestra compañera y por todes.

Esto recién empieza.


 

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