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Del mal clima a la inflación

Los cambios climáticos afectaron los rindes de las exportaciones agrícolas en varios países del mundo.

En los últimos meses, la falta de lluvias en la Argentina se expandió por todas las regiones del país. ¿El resultado? La reducción de las estimaciones de la cosecha para la campaña de maíz actual, de en torno a un 20 por ciento, con la consecuente disminución de los rindes. Pero la Argentina no es el único país en el que los cambios climáticos afectaron el volumen de exportaciones agrícolas.

Durante el año pasado, Rusia, también productor de cereales, produjo un 30 por ciento menos que en el mismo período de 2009, debido a la grave sequía que asoló al país en junio, julio y la primera mitad de agosto. Según datos del ministerio de Agricultura de ese país, la situación fue especialmente grave en el centro de la parte europea de Rusia, donde se acopiaron 9,4 toneladas de grano, frente a las 17,9 del período anterior.

El fenómeno conocido como La Niña está causando estragos. Y, según especialistas en condiciones climáticas, continuará hasta fines de marzo. También Australia está siendo afectada por malas condiciones climáticas: las inundaciones llevaron a que disminuyera la producción de azúcar sin refinar en un 20 por ciento.

Cuando se escuchan las discusiones sobre el riesgo que provoca el cambio climático suena lejano, como que podría afectar recién dentro de varios años. Sin embargo, la incidencia es directa: en diciembre los precios de los alimentos subieron un 4,3 por ciento en el mundo, según un índice elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). Este indicador está conformado por una canasta de productos que incluyen carne, cereales, lácteos, aceite y azúcar.

Con este incremento el nivel de los precios para esta canasta de bienes marcó un récord en términos nominales cuando llegó a los 214,7 puntos, según surge de la recopilación desde 1990. “Cuanto más tiempo permanezcan elevados los precios de los alimentos, mayor es la posibilidad de que se repitan las protestas que se dieron en 2007 y 2008”, sostuvo Abdolreza Abbassian, el economista jefe de la FAO.

El incremento de este índice fue liderado en diciembre por los aumentos de los cereales, las oleaginosas y el azúcar, que llegó a su precio máximo de los últimos 30 años. Precisamente las subas de estos grupos de productos fueron del 8,1 por ciento, el 6,4 por ciento y el 6,7 por ciento, respectivamente. Y la única razón que explica estos aumentos se reduce a un factor: las malas condiciones climáticas en todo el mundo, que hicieron que se redujeran las previsiones de las cosechas.

La anterior oportunidad en la que la suba de este índice de la FAO había estado casi en el mismo nivel al que llegó en diciembre fue en 2008. Ese fue el año en el que en todo el mundo se hicieron sentir las protestas por los aumentos en los precios de los alimentos. De hecho, en la Argentina el fuerte incremento de estos productos, que se dieron como consecuencia del alza en las cotizaciones internacionales de las materias prima que se exportan (como la soja y el maíz), se tradujo en un intento por parte del gobierno de frenar estas subas a través de la imposición del esquema de retenciones móviles, herramienta que no funcionó.

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