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Deficientes controles médicos

Por Pablo Soria.- La salud de los jugadores. La muerte de Héctor Sanabria desnudó falencias de gran número de clubes para costear exámenes físicos.


hector-dentroLa muerte súbita de Héctor Sanabria, el futbolista de Laferrere que se descompuso durante el partido del martes pasado frente a General Lamadrid por la 4ª fecha de la Primera C, no sólo produjo conmoción en el ambiente futbolero, sino que además dejó al descubierto los deficientes controles médicos de la mayoría de las categorías del fútbol argentino, en los campeonatos que organiza la AFA y en las distintas asociaciones del interior.

El Chino Sanabria, de 28 años, sufrió un paro cardíaco en pleno partido y las autoridades del hospital Materno Infantil de Laferrere aseguraron que el jugador llegó sin vida al establecimiento. “En la C tenemos la misma exigencia que en la A, pero no tenemos ni un chequeo médico antes de la pretemporada. Ni un electro nos hacen”, denunció Pablo Nieva, el capitán de Laferrere.

Una denuncia que se suma a otras irregularidades, que salen a la luz en el informe realizado por El Hincha, que dejan en posición adelantada a los clubes. E incluso a las asociaciones organizadoras de los campeonatos y al mismo gremio de los futbolistas a la hora de controlar que los equipos realicen los estudios médicos correspondientes que habiliten a jugadores profesionales, semiprofesionales y hasta amateurs a que realicen la práctica deportiva.

Para que un futbolista quede en aptas condiciones para la alta competencia, se requieren diversos controles físicos intensivos, a la altura de aquellos que se desarrollan en clubes de Primera División o del fútbol internacional.

Un buen chequeo médico podría dividirse en tres controles: un clínico con la revisación de antecedentes; un cardiológico con la realización de un electrocardiograma; y una ergometría para medir el nivel de esfuerzo del jugador. ¿Los clubes del ascenso del fútbol argentino les realizan esos estudios a los futbolistas?

Dicha serie de estudios, para comprobar la aptitud física de un deportista, tienen el valor aproximado de 500 pesos en una clínica especializada de Rosario. “Multiplicá ese precio en un plantel de 30 jugadores. Un club tendría que desembolsar 15 mil pesos por año en concepto de chequeos médicos sólo para el plantel profesional. Y acá hay una realidad: todos quieren abaratar costos”, aseveró un médico deportólogo de la ciudad que pidió reservar su identidad.

A la hora de desarrollarle la revisación médica de rigor a un jugador que llega en carácter de refuerzo, generalmente se lo somete a una evaluación clínica primaria y una serie de resonancias para comprobar el estado de las articulaciones, como rodillas y tobillos. “Esos estudios por cada futbolista cuestan 6 mil pesos. Si los equipos no tienen convenio con compañía médica, imposibles pagarlos”, advirtió el facultativo consultado por este diario.

La Asociación del Fútbol Argentino exige la realización de electrocardiogramas en los controles médicos para futbolistas profesionales y también para aquellos amateurs que participan en campeonatos de divisiones inferiores. Dicha constancia lleva la firma del médico de cada club. Y aquí el interrogante: ¿quién se hace cargo en caso de que un jugador sufra una descompensación? ¿El facultativo correría riesgo de perder la licencia para ejercer la profesión si le llega a pasar algo a un futbolista?

En dicha planilla de aptitud médica del jugador, que envían los clubes a la AFA, consta que “en el momento del examen físico”, el citado futbolista “queda capacitado para la práctica deportiva”.

Ese ítem que hace referencia al “momento del examen físico”, salvaguarda a los clubes, a las asociaciones y a los propios médicos que ponen la firma, en caso de que un futbolista sufra un problema de salud que comprometa su vida. Mientras tanto, la precarización de los controles médicos de gran parte de los futbolistas argentinos quedó al descubierto con la muerte del Chino Sanabria, del Deportivo Laferrere.

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