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Defensoría del Pueblo fue a Ginebra por convenio sobre violencia y acoso laboral

Se llevó a cabo la en la 108° Conferencia Internacional del Trabajo y Raúl Lamberto participó de dicha aprobación:“Se trata de un hecho de enorme trascendencia para el mundo del trabajo”, afirmó


La Defensoría del Pueblo de Santa Fe estuvo presente junto con una delegación provincial en la 108° Conferencia Internacional del Trabajo desarrollada en el transcurso de la semana en Ginebra, Suiza, y que culminó este viernes con la aprobación de un convenio histórico sobre violencia y acoso laboral.

“Se trata de un hecho de enorme trascendencia para el mundo del trabajo”, afirmó el defensor del Pueblo de Santa Fe y vicepresidente de la Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO), Raúl Lamberto. “En este nuevo convenio, y sus recomendaciones complementarias, se establecen normativas para mejorar las condiciones de trabajo de los empleados. Fue aplaudido por trabajadores, empleadores y gobiernos por igual y es el corolario de dos años de debate y discusión con el compromiso de que pueda llegar a ser, a futuro, un tratado de carácter internacional”.

La iniciativa se viene trabajando desde el año 2016 y ha contado con numerosos obstáculos porque los países tienen realidades distintas en lo que respecta a acoso y violencia en el trabajo.

Desde el inicio de la conferencia el pasado 10 de junio, la Comisión de Acoso y Violencia Laboral, donde participó el defensor Raúl Lamberto en los últimos días junto a representantes de 168 países, fue la encargada de consensuar el texto final con el grupo de empleadores, empleados y delegados gubernamentales de todo el mundo.

Este viernes, en el plenario de sesiones, el convenio y las recomendaciones fueron votados por quienes tenían derecho a voto; es decir, los trabajadores, los empleadores y los gobiernos debidamente acreditados. La votación determinó una aprobación mayoritaria del texto en cuestión con pocas abstenciones y muy pocos votos negativos.

“El proceso ha llevado a discusiones intensas, pero muy respetuosas, reconocidas por todos los participantes. Se agradeció el respeto en el disenso, a la palabra del otro, y el gran esfuerzo que hicieron las tres partes -empleados, empleadores y gobiernos- para poder lograr este convenio”, explicó el defensor.

“Entre otras cuestiones, en la comisión se hizo referencia en reiteradas ocasiones sobre la necesidad de avanzar hacia un trabajo decente, sustentable o sostenible, y que la violencia y el acoso laboral es un flagelo o padecimiento que afecta mayoritariamente a los grupos vulnerados: mujeres, grupo LGBTI, personas con discapacidad, adultos mayores, niñas, niños y adolescentes, y también a los pueblos originarios porque las condiciones no son iguales en todos los países”, agregó.

Es de destacar que, en uno de los discursos de cierre, la delegada de las trabajadoras y trabajadores, Marie Clarke Walker, dejó en claro que el contenido del convenio afecta a todos por igual. “Empleadores, trabajadores y gobiernos tenemos un papel que desempeñar para fomentar una cultura del trabajo que se basa en el respeto mutuo y la dignidad de todos los seres humanos, absteniéndonos de comportamientos violentos”, señaló.

Por el mismo camino fue Alana Matheson, la delegada de los empleadores, quien sostuvo que “para erradicar la violencia en el mundo del trabajo, tenemos que convertir en prioridad este impulso transformador en nuestros lugares de trabajo. Todos tienen una función que desempeñar. La violencia y el acoso en el lugar de trabajo son inaceptables para mantener un lugar de trabajo decente”.

Sobre el convenio

El texto final consensuado del Convenio sobre Violencia y Acoso Laboral toma declaraciones importantes como la de Filadelfia -que afirma que todas las personas sin distinción tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual-, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, entre otras herramientas de Derecho Internacional.

Reconoce que la violencia y el acoso en el mundo del trabajo pueden constituir una violación o un abuso de los derechos humanos, y que la violencia el acoso son una amenaza para la igualdad de oportunidades, y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente.

El convenio rige tanto para el sector público y privado, y abarca a todo tipo de trabajador: el fijo de planta, el precario, postulante de empleo, pasantes o aprendices, y personas en formación. En cuanto a su aplicación, algunas cuestiones se definirán dentro de las normativas de cada país.

El mismo declara además que la violencia y el acoso por razón de género afectan de manera desproporcionada a las mujeres y a las niñas, y que es preciso adoptar un enfoque inclusivo e integrado que tenga las consideraciones de género y aborde las causas subyacentes y los factores de riesgo, entre ellos, los estereotipos de género.

El documento se constituye como una herramienta que fomenta la prevención y parte de su novedad es que no limita el espacio físico de la violencia al lugar específico de trabajo. Si bien se prevén sanciones, no se especifica cuáles serán, puesto que es enorme la diversidad de situaciones en los diferentes países.

Entre otros puntos, también se reconoce que la violencia y el acoso afectan a la calidad de los servicios públicos y privados, y que pueden impedir que las personas, en particular las mujeres, accedan al mercado de trabajo, permanezcan en él o progresen profesionalmente.

 

 

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