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De un beso en la boca en Cosquín entre dos hermanos a los desatinos de Alfredo Casero 

Tras el exitoso paso de los Ezequiel y Facundo Posse por el encuentro cordobés, el ex humorista volvió a expresar en las redes sociales su odio hacia las diversidades y lo mezcló, de manera inexplicable, con el caso Lucio Dupuy, el niño asesinado en noviembre de 2021 en La Pampa


El territorio de lo escénico, siempre ávido de explorar nuevos lugares y situaciones, fue en los últimos días materia para el debate a partir de la participación en el cierre del Festival de Folclore de Cosquín 2023 de los Hermanos Posse, una pareja artística de gran talento que llegó al escenario Atahualpa Yupanqui con el título de Revelación, y actualmente también de gran presencia en la escena porteña por su participación en el reciente y elogiado espectáculo La era del cuero, del maestro y coreógrafo Pablo Rotemberg, que se presentó en el Teatro San Martín y donde también se ponen en tensión los supuestos intocables de la tradición folclórica.

Ganadores del Pre Cosquín luego de representar a CABA, Ezequiel y Facundo Posse lucieron su talento en una versión coreográfica de “Sin palabritas”, cueca de Hernán Figueroa Reyes, dentro de la categoría de Baile Estilizado, que no es otra cosa que un estilo con base en el folclore que implica “innovar” en los recursos coreográficos y en las acciones, más allá de las resistencias o de lo que cada uno/a entienda por “innovar”.

En medio esa estilizada y bella coreografía, los Posse, casi en el final, se dieron un beso en la boca. Más allá de lo pueril de la cuestión, se generó gran revuelo en cierto sector de la platea que pretende que el encuentro mantenga la impronta de los años 60, cuando se transitan, saludablemente, tiempos de rupturas de una cultura hegemónica, con el patriarcado en caída libre, la potencia de los feminismos operando de manera transversal junto con la vitalidad del colectivo LGTBIQ+.

Pasado el supuesto tembladeral del “beso incestuoso” y con un breve recorrido de los Posse por algunos programas de tevé, disparando, incluso, un debate saludable en relación con aquello que implica romper algunos de esos supuestos límites respecto de lo que implica “respetar la tradición”, eso que supone que entre generaciones no se debería tocar, y ciertas cuestiones de un festival y un escenario que más allá de algunas pequeñas deconstrucciones sigue siendo hegemónico, Alfredo Casero, ex humorista y de profesión actual desconocida, volvió a las redes para agredir y descalificar y, sobre todo, y como suele hacer, no sumar nada.

Facundo Posse en “La era del cuero”, de Pablo Rotemberg.

Casero, con su estilo dispar y sobre todo confuso, fue en contra de los hermanos bailarines con planteos homofóbicos y un extraño linkeo con el caso de Lucio Dupuy con el que viene arengando en la redes desde hace unos días y sigue por estas horas, denigrando a las mujeres y disidencias en un supuesto ataque elíptico a la madre del pequeño fallecido y a la novia de ésta, ambas detenidas y sentenciadas este jueves por homicidio agravado, debido a los golpes y malos tratos que sufrió el niño a manos de ambas, un caso oscuro y atroz que nada tiene que ver con un beso en un escenario.

Casero posteó: “La danza esa, clarísima la historia del gaucho que desea al otro. En silencio. Y de pronto se zafa. Es un clásico del onanismo putil. Todos somos putos. Los machos o somos violadores, o putos en estado latente. Me siento abrumado. Lo del pibe Dupuy, me cambio el bocho”.

Y entre más, siguió con la mezcla: “Después de lo del pibe Dupuy, dejame que descanse del proselitismo Putotorta. Me hincharon los huevos”.

La extraña fusión de cuestiones a manos de Casero desató una fuerte polémica en redes sociales que sigue por estos días, pero hubo más. “¿La manga de conxhudas matamachos en tetas caídas no dijeron nada? Cero respeto. Mataniños eres tu. Mataniños eres tu. Vengan de a une”, planteó en su desaforada postura que, por estos días, podría definirse como anti todo.

Odiante acérrimo de los sectores populares y todo lo que le resulte “diferente”, este Casero es el mismo que, tras el humor de ciclos históricos perdido, comenzó hace unos años un raid en contra del kirchnerismo que derivó en insultos e improperios al Colectivo de Actrices Argentinas mientras reclamaba por los contratos que se le caían uno tras otros, porque siempre había sido un referente del humor absurdo y la gente ya no iba a verlo al teatro. Pero siguió con la agresión a un pibe de 11 años, Joaquín Nahuel, al que mandó “a cagar” porque hacía tortas para costearse los gastos de una operación y hasta salió incendiado de un estudio de LN+ insultando a su ex amigo Luis Majul.

El presente, un tiempo de debates importantes y amplitud de derechos, no cambió a la gente como se preguntan algunos: “¿Qué le pasó a Casero?”. No le pasó nada, expresa lo que siente desde su mirada oscura y discriminadora que está muy lejos de devolverlo a los escenarios y a la televisión porque o bien perdió el humor o quizás nunca lo tuvo. Este tiempo, saludablemente, pone blanco sobre negro y delata a algunas personas que no resisten la feroz  necesidad de expresar sus discursos odiantes, mientras dos pibes, dos hermanos, inocentemente, se dan un beso en la boca.

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