Política

Panorama político

De la “unidad en la diversidad” a la división partidaria, un giro de 180 grados en el PJ local

Ruidosa interna del Frente de Todos en Santa Fe. Perotti y Rossi: dos perfiles y dos mensajes diferentes. La discusión sobre las lealtades personales obtura el debate de ideas y proyectos. Con sus dos listas, el peronismo adelantó la discusión de 2023


@RossiAgustinOk

A contrapelo de lo que ocurrió en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, en Santa Fe el Frente de Todos no logró unificar sus propuestas y habrá dos listas en las primarias legislativas del 12 de septiembre. La reconfiguración de las alianzas al interior de la coalición oficialista no obedece a una estrategia política; es fruto de viejas rencillas que fueron aplacadas dos años atrás –bajo el lejano lema de “unidad en la diversidad”– y que afloraron con vehemencia durante el cierre de listas. La gran incógnita a develar es cómo afectará la división partidaria al gobierno de Omar Perotti, que todavía tiene por delante dos años y medio de gestión.

La decisión de Agustín Rossi de abroquelarse con los senadores provinciales del Nuevo Espacio Santafesino (NES), el Movimiento Evita y un sector del Frente Renovador para disputar las primarias de septiembre llevaron a Perotti a ensayar una jugada arriesgada: el gobernador se inscribió como primer suplente en su lista de senadores nacionales –conformada por Marcelo Lewansowski y María de los Ángeles Sacnun como precandidatos titulares– y participará en forma activa de la campaña. Toda una anomalía, al menos en la historia reciente de Santa Fe.

Hasta el momento la Casa Rosada no intervino en voz alta, pero hubo algunos gestos inequívocos respecto de lo que ocurrió en la provincia de Santa Fe en los últimos diez días. En primer lugar, Rossi lanzó su precandidatura sin avales del gobierno nacional. En segundo lugar, aun sin hacer comentarios en público, Cristina Kirchner bendijo la lista de Perotti y ubicó allí a sus precandidatas: además de Sacnun, aparece la dirigenta de La Cámpora Magalí Mastaler como segunda en la lista de diputados que lidera el perottista Roberto Mirabella. Como corolario, este viernes el equipo de campaña distribuyó una foto de Mirabella junto al ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro, uno de los funcionarios nacionales que trató de negociar hasta último momento un acuerdo de unidad que nunca se cristalizó.

Los episodios políticos registrados en la semana posterior al cierre de listas ubican al espacio del gobernador Perotti como la propuesta “oficial” del peronismo y del gobierno nacional y dejan a Rossi en posición de retador. Eyectado del Ministerio de Defensa por el presidente Alberto Fernández, ahora el Chivo afrontará una campaña en la que arranca desde atrás y en la que tendrá que competir contra los caballos de los comisarios, léase Alberto, Cristina y Perotti.

La otra anomalía en la interna del Frente de Todos es la participación de Alejandra Rodenas como compañera de fórmula de Rossi en contra de la lista que promueve el mandatario santafesino. La actual vicegobernadora pidió licencia hasta el 12 de septiembre para dedicarse a la campaña. Rodenas cuenta con el aval de los senadores del NES que, en 2017, impulsaron su desembarco en la arena política. Rotos definitivamente los puentes con el perottismo y con el gobierno provincial, es una incógnita cómo retomará sus funciones una vez superadas las Paso.

 

Dos perfiles, dos discursos

Desde el lanzamiento de la línea Hacemos Santa Fe, a principios de junio, el perottismo dejó en claro que no iba a aceptar que la Casa Rosada o el Instituto Patria tuviesen la última palabra al momento de la conformación de las listas. Hacemos Santa Fe inscribió candidaturas locales (concejales y comisiones comunales) en casi todas las localidades de la bota. El desarrollo y la potencia de ese espacio están ligados directamente a la tracción territorial de los dirigentes locales del oficialismo.

En cuanto a la disputa por los cargos nacionales, el sector de Perotti hace hincapié en lo que han denominado “Proyecto Santa Fe” en contraposición con lo que ocurre en aquellos distritos en los cuales las decisiones se tomaron a distancia desde la Capital Federal. La otra cara de la moneda es el mensaje que propone Rossi: encuadrar a Santa Fe en el marco del proyecto nacional del Frente de Todos. Ambos espacios presentarán sus listas este lunes: es de esperar que, a partir de entonces, se puedan conocer las propuestas de campaña porque el grueso de la ciudadanía no vota posicionamientos políticos sino proyectos concretos.

El gobernador arriesgó más de la cuenta al anotarse como suplente en la lista de senadores que apadrina. Ese movimiento obliga a no desatender la campaña, cuando más ocupado tiene que estar en la gestión. Si Perotti no gana las primarias, su poder se verá esmerilado no sólo ante sus rivales circunstanciales, sino ante la sociedad en su conjunto que lo eligió hace dos años para administrar la provincia. De todos modos, la gobernabilidad no está en jaque: pese a los barquinazos, Santa Fe tiene un sistema institucional sólido y no hay motivos para suponer que la interna oficialista pueda obstruir los engranajes de la gestión. Eso sí: de aquí al final del mandato la coalición de gobierno se irá cerrando al núcleo duro de Perotti como efecto inevitable de la interna.

Desde que lanzó su precandidatura, Rossi se ha dedicado a revolver los antecedentes del actual gobernador. Hizo foco en algunas actitudes y decisiones del rafaelino que configuran, según su relato, una “lealtad baja en calorías” hacia el proyecto nacional. Entre otras cosas, el Chivo mencionó el voto favorable de Perotti, como senador nacional, al acuerdo con los fondos buitre durante el gobierno macrista y la decisión de dar quorum para la sesión en la que se iba a tratar el allanamiento al domicilio porteño de Cristina.

Está claro que en esta campaña Rossi va a hablar más del pasado de Perotti que del presente. Esa estrategia busca ponerlo al gobernador en un lugar incómodo, desde el punto de vista de la militancia partidaria, y resaltar la pertenencia incondicional del Chivo al proyecto político iniciado por Néstor Kirchner en 2003. Un discurso dirigido exclusivamente al núcleo duro, que ya tiene su voto decidido de antemano, aunque hay que recordar que las Paso no son internas sino primarias, en las que también puede incidir el voto extrapartidario.

Habrá que ver si esa estrategia rinde de cara al electorado no militante. Puede funcionar en las primarias, pero difícilmente en las generales, donde el votante evalúa menos las lealtades personales que los proyectos concretos y su potencial impacto en la vida cotidiana. El 12 de septiembre sólo se definirán las listas, los nombres propios. Y el 14 de noviembre no se votarán defensores de Cristina, sino legisladores nacionales, aunque es cierto que ambos procesos –primarias y generales– servirán también para redefinir los liderazgos al interior de cada coalición política.

 

No hay 2023 sin 2021

La división del oficialismo provincial marca el fin de una etapa institucional en Santa Fe y el comienzo de un nuevo período. El debate electoral de 2023 se adelantó dos años y quedó expuesto en la presentación de las listas que competirán en las primarias del Frente de Todos.

A partir de ahora se intensificará la grieta peronista en la Legislatura, un terreno que ya era hostil para el gobierno de Perotti y que ahora aparece como un campo minado. Al Ejecutivo se le va a hacer cuesta arriba avanzar con los proyectos más importantes, entre ellos las nuevas leyes de seguridad y el plan de conectividad para llevar internet de calidad a toda la provincia.

A primera vista, la fractura política debilita al gobierno ante la sociedad. Y le impone a Perotti el doble desafío de sostener la gestión y hacer campaña para ganar las Paso. No obstante, es un error transpolar en forma lineal lo que ocurra en los comicios de medio turno con la situación de 2023, en la que se renovarán todos los cargos electivos nacionales, provinciales y locales.

Sobran ejemplos de que la ciudadanía sabe diferenciar. Este año se eligen solamente concejales y legisladores nacionales. No están en disputa los cargos ejecutivos, ni el perfil económico, ni el modelo de provincia. Esa discusión va a ocurrir recién dentro de dos años. Pero una cosa está clara: las primarias de septiembre consagrarán nuevos liderazgos –o ratificarán los actuales– dentro de cada partido y frente político. Y las generales de noviembre marcarán el punto de partida hacia las elecciones de 2023. Esto recién empieza.

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