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De la Guerra de las Galaxias a la crisis terrenal de España

Por Santiago Baraldi.- Rubén Dogliani es fanático de la obra de George Lucas, y el entrañable Chewbacca lo “salvó” del bajón.

Su madre le regaló su primer Chewbacca cuando estaba en el jardín de infantes, en 1980, y el pequeño Rubén Dogliani se encariñó con el personaje de la saga Star Wars de George Lucas. Cuando fue más grande consumió cada uno de los episodios y se convirtió en un fanático que lo llevó a enrolarse en la 501 para ser parte de la Legión de Tropas Imperiales. En el año 2006 se fue a trabajar a España y a fines del año pasado regresó a Rosario: la crisis llegó a la empresa donde trabajaba y lo despidieron. Sin embrago, Dogliani, para superar el mal momento que estaba pasando en Zaragoza, canalizó esa energía en hacer algo que lo gratificara: poder confeccionar él mismo el traje del entrañable personaje que desde niño lo había cautivado. Durante un año y medio, fue comprando metros de pelo natural para confeccionar el traje de Chewbacca, que en la película Episodio IV, el actor que lo interpretó estaba enfundado en uno realizado con pelo de cabra y conejo. “Mi Chewbacca es igual al de la primera que se proyectó en 1977, incluso el actor inglés Peter Mayhew me felicitó por el trabajo. Tengo fotos con dedicatorias suyas”, comenta orgulloso, mientras muestra en su computadora las fotos donde participó en España de distintos eventos y convenciones donde lo convocaron junto a otros fanáticos de la obra que desde el próximo jueves se volverá a poner en las pantallas, ahora digitalizada y en 3 D con la primera entrega, Episodio I: La Amenaza Fantasma

—A más de 30 años de su estreno, la obra de George Lucas sigue cautivando a las nuevas generaciones, ¿qué fue lo que más te llegó de la saga?

—Para los que tenemos más de 30, nos identificamos más con las tres primeras de la saga, las del año 1977, 80 y 83 que son Episodio IV, V y VI, nos trae muy lindos recuerdos y además en aquel entonces no había tantos efectos visuales con ordenadores: eran más a pulmón, con maquetas pintadas a mano, con vehículos, más artesanal. En mi caso, en el año 80 mi madre me fue a buscar al jardín de infantes y venía con un Chewbacca de juguete, que hasta el día de hoy conservo, me encariñé; cuando vi la película de chico me hice fanático de la obra de Lucas. Si bien de chico no entendía mucho, luego con las reediciones o vueltas a ver varias veces me convertí en un fan.

—¿Cómo surgió lo del traje?

—Primero me fui comprando el traje de los blancos, los stormtroopers, o soldados imperiales, son las tropas de asalto del Imperio Galáctico. Los stormtroopers son presentados dentro del universo Star Wars provistos de una armadura metálica de color blanco, están encargados de mantener el orden en la galaxia. Tengo dos completos e incluso a una de las armas le puse un rayo láser… Lo de Chewbacca comenzó cuando las cosas en la empresa donde trabajaba estaban complicadas. Llegaba a mi casa con mucha bronca, y para no bajonearme me propuse hacer la máscara. Mis ahorros se iban en las extensiones de pelo natural, que me salían 30 euros el metro. Estaba loco realmente (risas), no quiero hacer la cuenta de lo que me costó. Iba a una peluquería en Zaragoza y los tipos no entendían nada, cada vez que me aparecía pedía un metro de pelo castaño claro, otras veces oscuro. La verdad que le puse mucha pila y me había quedado muy buena; después seguir con el resto del traje fue sencillo.

—¿Cuáles eran la virtudes de Chewbacca que te agradaron? 

—Él es un animal fiel, tenía excepcionales habilidades como piloto y en la reparación de naves, el único que entendía sus sonidos guturales era Han Solo, el personaje que interpretaba Harrison Ford. George Lucas quiso crear un personaje que fuese un copiloto gentil, peludo y que no hablase inglés, inspirado en su perro que lo acompañaba sentado en el asiento delantero de su auto.

—¿Cuánto tiempo te llevó la confección del traje?

—Solo la cabeza me llevó nueve meses; luego seguí haciendo el traje por etapas, estudiando los detalles, miré muchas fotos por internet, alquilaba las películas para ver bien sus movimientos. La máscara la fui modelando para mi cara; en total me llevó un año y medio terminarlo. Para llegar a la altura real, como el de la película, de 2,28 metros, me compré unos zancos por internet, de Alemania. Las extensiones son de pelo natural, castaño claro y oscuro. Emite el sonido real, editado de las películas, a través de un altavoz que está colocado en la bandolera y lo activo con un mp4 desde el guante. Para mantenerlo lo cepillo completamente y lo guardo en perchas con sus fundas respectivas, con un sobrecito de antipolillas. Demoro una media hora en colocarme el traje: primero me maquillo de negro los ojos, me coloco la malla de danza con las hombreras y pecheras que le dan volumen al traje, me pongo los pantalones, luego los zancos, después la parte de arriba, los guantes donde tengo el ipod, la máscara al final. La extensiones están cocidas sobre una tela tipo rejilla para que no sea tan caluroso.

—¿Cuándo lo usaste por primera vez?

—En una convención de comics en Barcelona. Había un stand de la Guerra de la Galaxias y obviamente llegaban disfrazados de distintos personajes. Pero la gente no lo podía creer, la verdad que es un personaje que impacta por su altura y sus gritos; pero por ejemplo, niños de 5 años, que no vieron la película, no se asustan y se dan cuenta de que Chewbacca es bueno. Luego lo fui perfeccionando. Cuando me vi en las fotos y filmaciones, le recorté los pelos largos de la cara. Aprendí a caminar con los zancos, a mover los brazos largos como él.

—¿El actor que interpretó a Chewbacca vio el traje?

—No queda bien que yo lo diga, pero he visto otros Chewbacca hechos en Estados Unidos o Inglaterra y el mío es el mejor. Después del de la película, éste es el más parecido. La gente que sube a los foros internacionales en internet y vio las fotos, sin dudar dicen que el mío es el mejor. El actor que interpretó al personaje, Peter Mayew, me felicitó y dije que era increíble. Cuando lo subí a internet las felicitaciones llegaron de todos lados, incluso la Fox me lo quiso comprar. Hay mucho trabajo en este traje, mucha obsesión, mucha locura puesta ahí. Cuando lo finalicé no creía que la gente se iba a emocionar al verlo, como me ocurrió por la calles de distintas ciudades españolas. El resultado es muy lindo porque realmente parece un animal y no una persona disfrazada, sobre todo por la naturalidad de los pelos. La gente se emociona, he visto llorar a hombres de entre 30 y 40 años, que llevan a sus hijos para sacarse una foto, algo increíble. En Madrid estuve en una convención con el actor que hizo Boba Feet, Jeremy Bulloch, me felicitó y me dijo que era igual al original. Otra de las cosas que me motivó para hacer el traje, fue un video en Youtube. En 1997, 20 años después del estreno, Chewbacca apareció en los MTV Movie Awards y, como recompensa por no haber recibido una medalla en la escena final de Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza, Carrie Fisher, quien interpretó a Leia Organa, le dio una medalla. Cuando Chewbacca irrumpe entre la gente y sube al escenario todos se ponen  de pie para aplaudirlo, había mucha emoción allí y eso me movilizó para confeccionarlo y de alguna manera rendirle un homenaje.

—¿Qué es la 501?

—Se creó en 1997, con el aval de George Lucas y la idea es llevar la magia de Star Wars a todos lados con sus réplicas exactas de los trajes originales y se ha convertido en ejemplo al participar en eventos benéficos organizados por los aficionados a las películas. La 501 se dedica a hacer felices a otros participando en instituciones u hospitales para llevar donaciones a los niños. Participé en un hospital en Zaragoza y es algo muy grato. Tengo dos trajes de los stormtroopers, en el casco tienen unos pequeños ventiladores. Lo que me gusta es lo estético y el diseño de los trajes, las armaduras, los cascos, cuando hay muchos juntos generar en la gente mucho asombro. Para pertenecer a la 501 hay que cumplir normas de calidad, el traje no puede ser cualquier cosa, hay que respetar al original. Cuando se juntan 15 ó 20 personas con los trajes blancos y sus armas, te sentís que estás en la película, la gente no sale de su asombro. Cada uno que en el mundo pertenece a la 501 está identificado, en mi caso soy el stormtrooper TK 6018.

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