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Gestión social

De Berlín a la Habana: el mítico bar será sede de un museo del Che Guevara

Tras el anuncio de cierre, proyectan en el local de pasaje Simeoni un espacio para la memoria del revolucionario rosarino que conjugue expresiones artísticas y sociales. La iniciativa fue pensada entre el titular del local, Ciudad Futura y la Garganta Poderosa


A principios de junio, el anuncio de cierre del mítico bar rosarino Berlín conmovía a la cultura local y a quienes visitaron el espacio nacido en los 90. Menos de un mes después, un proyecto busca reactivarlo y convertirlo en un museo que recorra la historia del Che Guevara. Situado en el Pasaje Simeoni y Mitre, frente a la plaza del Che, el emblemático bar por donde pasaron numerosos artistas locales y nacionales será ahora un sitio de homenaje al líder revolucionario. El proyecto es una iniciativa conjunta entre Lulo Corradín, el titular del bar, Ciudad Futura y la Garganta Poderosa. El objetivo no sólo es conservar el histórico inmueble, sino conjugar un espacio histórico, cultural y artístico donde puedan coexistir diferentes propuestas vinculadas a la gestión social. La inauguración, según adelantaron, está proyectada para fin de año.

“Lo que viene es superador del hecho de defender un espacio, sino que revalida y renueva el objetivo de los jóvenes que en los 90 lo fundamos. Vuelve como parte de un gran proyecto: el primer museo del Che en la ciudad. Se naturalizó la deuda histórica con él y estamos generando un hecho político importantísimo”, dijo Corradín en la presentación de la iniciativa que tuvo lugar este viernes en la plaza del Che.

“Los jóvenes van a tener un espacio donde discutir de política mientras toman una cerveza o ven a un artista de la ciudad. La idea es que quienes se quieran involucrar y participar sean bienvenidos. Ojalá todos abracen este nuevo emprendimiento. Después de haber desistido de continuar, hoy me encuentro celebrando”, agregó.

Para María Claudia Albornoz, referente de La Garganta Poderosa, la propuesta es una forma de “juntar pequeñas revoluciones”. “El Che nos hace pensar todo el tiempo en que las revoluciones son posibles. Incluso las pequeñas que modifican la vida de la gente. Vamos a poder tener un lugar en construcción con apertura para que esa revolución crezca”, señaló.

Según explicaron desde Ciudad Futura, el museo combinará tres dimensiones: “Salda una deuda con nuestra historia porque no podía ser que la ciudad donde nació uno de los personajes más influyentes de la historia mundial no tenga su lugar de homenaje. Por otro lado, evita la desaparición de un espacio dedicado al arte y la cultura, y lo reconvierte en algo más ambicioso, vinculándose con nuevos actores y fuerzas de la ciudad. Y en tercer lugar, proyectamos actividades, circuitos sociales y culturales que incluyen sus alrededores y el espacio público, como la plaza de la cooperación, para aportar a la tan mentada revitalización del centro de la ciudad”.

“Berlín: la Poderosa Ciudad Futura”, tal como denominaron al proyecto, será un espacio “dinámico, abierto, que proponga interacción y lleve a la acción política en distintos aspectos; que funcione como semillero de artistas locales y que, a la vez, permita a cualquier turista conocer la historia del Che”.

Desde Ciudad Futura destacaron que es una iniciativa social basada en la autogestión. “El objetivo es que haya distintas unidades económicas con distintas formas de gestión. Lo llamamos un consorcio de cooperación donde se nuclean proyectos de distinta naturaleza, como por ejemplo, una cooperativa de trabajo, un ente público o movimientos sociales. La idea es que haya representación plural y que los proyectos se autosustenten”, explicó Juan Monteverde.

Por su parte, Karen Tepp resaltó que el proyecto es una forma de frenar el avance de la especulación inmobiliaria: “Así como la enfrentamos en la periferia lo vamos a hacer en el centro de la ciudad por el gran poeta Simeoni que se merece que la cultura de esta ciudad tenga valor. Queremos demostrar que el mercado inmobiliario no todo lo puede comprar, le vamos a poder un freno”.

Para Tepp, preservar Berlín no sólo es defender una trinchera patrimonial y cultural, sino una “trinchera generacional”. “Somos muchos los que berlineamos en este espacio y mezclábamos rebeldía y sueños en un lugar que nació en la crisis de los 90. Defenderlo y reinventarlo es la invitación para todas las militancias de la ciudad”, agregó.

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