Edición Impresa

De balas y de baleados

Por: Carlos Duclos

Para desconsuelo de muchos y preocupación de casi todos los argentinos la ola de delitos no cesa  y las consecuencias de éstos no pocas veces son la muerte de las víctimas (como lo confirma la crónica diaria). Las estadísticas de los últimos diez años, que tratan de ocultar la historia oficial argentina, son ciertamente escalofriantes. Sin embargo, una buena parte de la dirigencia, esto es políticos en función de gobierno y magistrados, entre otros actores que participan en el drama, han demostrado escaso interés por poner límite, mitigar, una situación que es poco menos que un escándalo.

En las últimas horas (y mejor decir en los últimos meses) la televisión, los diarios y los medios de comunicación en general han reflejado el deplorable festival de candidaturas que se desarrolla en el país todos los días y a cualquier hora.

Casi toda esta dirigencia que debería estar aplicada a la tarea de elaborar proyectos, habla, y sólo habla, de candidaturas y posibilidades. Y mientras esto sucede por un lado, por otro la gente muere, o pierde sus pertenencias, o se siente brutalmente violada, o vive en el temor de que alguna de esas circunstancias diga presente en su vida. Es decir, se habla mucho, pero se hace nada.

Una escritora francesa dijo cierta vez que si los seres humanos han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar. Pero claro…, la dirigencia nacional no ve sino aquello que le conviene ni escucha sino esas lisonjas que son dulces al oído mientras un flagelo se lleva a cuestas la tranquilidad de muchos argentinos.

Por otra parte, buena parte de aquellos que deberían interesarse por un problema tan inquietante “están en otra”, como se expresa vulgarmente; esa buena parte vive en el mundo de la frivolidad, cuando no de la estupidez más absoluta. Hay quienes se preocupan no más que en lanzar palabras que las catapulten a esa fama boba, efímera e insustancial de la que se nutren no pocos hombres y mujeres de la vida pública nacional.

Como la novia de ese ministro del gobierno nacional, por caso, que acaba de decir, una y otra vez, en un programa de chismes televisivos, que el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, “es bala” (gay) y que por lo tanto su romance con Luciana Salazar es un fiasco.

Éste es, en cierta manera, el paradigma de la dirigencia nacional y su entorno en cuanto a frivolidad, superficialidad, a la hora de tratar el destino argentino. Pero… ¿cuál es la diferencia entre esta consideración tan chabacana y aquéllas que tienen que ver con el festival de candidaturas del que se hablaba anteriormente? Ninguna, porque tan detestable es sumergirse en lo ligero e insustancial metiéndose en la vida privada y los gustos sexuales del adversario político, como participar en un carnaval de candidaturas huecas, mientras la sociedad aspira y anhela proyectos que la saquen de la crisis que padece.

Comentarios