Espectáculos

Daniel Riera, arqueología de un visionario

El pianista se presenta desde las 21 en el CCPE, con una selección de obras del compositor Franz Liszt al celebrarse 200 años de su nacimiento. Su importancia en el futuro de la música.

Por Javier Hernández

 

En repertorio: “12 Estudios Trascendentales” y “Hexamenón”, obras del complejo y revolucionario compositor.

En la tercera de las veladas organizadas por el Centro Cultural Parque España –con curaduría de la investigadora Cintia Cristiá– para homenajear la figura del excelso compositor húngaro Franz Liszt a doscientos años de su nacimiento, esta noche, el pianista Daniel Rivera llegará al teatro Príncipe de Asturias (Sarmiento y el río) para mostrar, desde las 21, un repertorio que se constituye sobre dos obras insignias del legendario músico del siglo XVIII.

A partir de un concierto separado en dos partes, en primer lugar sonará la monumental obra 12 Estudios Trascendentales, serie de doce composiciones que Liszt comenzó a escribir en 1826 y acabó en 1852. “El programa fue a elección y yo propuse esta gran obra que pertenece a un tipo de virtuosismos que es demostración de lo que se puede lograr con el piano”, indicó Daniel Rivera en diálogo con El Ciudadano.

Reconocida como una de las obras para piano más difíciles de interpretar por su exigencia física y técnica, el propio compositor alemán Robert Schumann llegó a decir que sólo podía ser tocada, en aquella época, por una decena de pianistas del mundo.

Con todo, para Rivera no es motivo de inquietud: “Es una obra que toqué muchas veces y pertenece a mi repertorio habitual. Hice una primera presentación en Italia en 1980 y hasta ese momento sólo un pianista lo había realizado (Carlo Vidusso); a partir de allí la incorporé al repertorio”, destacó el pianista rosarino que desde hace casi cuatro décadas reside en Italia y reparte su tiempo entre giras por el viejo continente y Latinoamérica.

De esta obra Liszt realizó tres versiones: una primera en su joven adolescencia, otra más tarde, donde plasmó una versión más compleja de la primera; y finalmente una tercera que “es la que hoy se toca a menudo y voy a hacer yo en este concierto”,  anticipó el músico.

En la segunda parte, Daniel Rivera interpretará Hexamerón, una obra conformada por seis piezas que, como escribió Cintia Cristiá en el texto curatorial del ciclo, “funciona a la vez como una suerte de muestrario del virtuosismo pianístico del momento y un fondo sobre el cual resalta aún más la figura de Liszt”.

Escrita a partir de la colaboración de varios compositores, liderados por Liszt, la obra de 1837 contó con el aporte de Frédéric Chopin, Carl Czerny, Henri Herz, Johann Peter Pixis y Sigismond Thalberg, y está compuesta por seis variaciones de las cuales una es de Liszt; “después él hace la introducción, une todas las variaciones y se encarga del final. También esta obra es bastante monumental por la problemática pianística e instrumental”, expresó el pianista rosarino.

Destacado representante de la Nueva Escuela Alemana, a lo largo de su vida Liszt compuso una amplitud de obras para piano y orquesta que lo posicionaron como referente para sus contemporáneos y sucesores entre los que se encontraban Richard Wagner, Héctor Berlioz o Edvard Grieg, entre otros. Pero no se limitó a esa actividad y también se destacó como pianista, docente y director de orquesta.

Reconocido por sus contemporáneos como un músico revolucionario por su aporte a la música del siglo XX, “Liszt fue un compositor poliédrico y llegó a desarrollar las capacidades del instrumento a un nivel muy complejo”, revisó Daniel Rivera, al tiempo que destacó la cualidad del músico por haber desarrollado sonidos orquestales y escrito un gran abanico de obras. “Transcribió las Nueve Sinfonías de Beethoven, la Sinfonía Fantástica de Berlioz. Como transcriptor fue un grandísimo revolucionario por su forma de apreciar las obras”, opinó.

Sobre la influyente personalidad del compositor húngaro, Rivera remarcó: “Es un compositor muy complejo y revolucionario porque, por un lado, fue uno de los pianistas más grandes de la historia y –aunque desgraciadamente no tenemos conocimiento de sus grabaciones, solamente nos quedó todo aquello que escribió a lo largo de su vida– se encuentran más de mil números de Opus que atraviesan períodos que transitan desde el Romanticismo hasta llegar casi a la atonalidad”.

El músico húngaro fue un visionario de algunas tendencias que surgirían en el posterior siglo XX. “Desde sus inicios Liszt marcó un desarrollo llegando a un lugar que casi le hubiera permitido determinar lo que pasaría en el futuro. Fue el precursor de la música impresionista, de la música sin tonalidad, inclusive, –me arriesgo a decir–, de la música moderna, dejando trazada una ruta como para tomar nuevas calles en la composición; por eso es un compositor tan poliédrico y complejo”, concluyó Rivera.

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