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D-Humanos: miradas diversas que llaman a la reflexión

La película que reúne a nueve directores se estrena este jueves en las salas locales. D-Humanos invita a pensar los Derechos Humanos en Argentina.

 

El colectivo D-Humanos llega a los cines

El film colectivo D-Humanos, conformado por nueve cortos que a través de distintas historias proponen miradas diversas sobre los Derechos Humanos en la Argentina, se estrenará este jueves en salas locales. La cinta –apoyada por el Incaa–, que se realiza en consonancia con los 63 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, busca reflejar la realidad del país y su gente, sus problemáticas y anhelos y divulgar los alcances de esta declaración a través de la mirada de los realizadores Pablo Nisenson, Mariana Arruti, Ulises Rosell, Carmen Guarini, Lucía Rey y Rodrigo Paz, Miguel Pereira, Javier de Silvio, Andrés Habegger y Andrea Schellemberg.

El recorrido del film va desde los “hombres mulas” que cruzan diariamente el paso de Clorinda, entre la Argentina y Paraguay, hasta la problemática del pueblo de Abra Pampa en Jujuy, donde el 80 por ciento de sus habitantes convive con plomo en la sangre.

“Esta película busca sensibilizar al espectador abordando una temática dura desde una mirada sensible y ofrecer un espacio para la reflexión y el sentimiento a través de nueve miradas del país en el que vivimos”, describió Pablo Nisenson, productor del film y uno de sus realizadores, en diálogo con Télam.

El director de documentales como El grito sagrado (2003) y Lo que hay que decir (2006), y que en esta película propone Informe sobre la inequidad enfatizó: “En el tema Derechos Humanos además de la falta de conciencia hay un total desconocimiento de qué significan, lo que genera el problema de que la potestad de tener resuelto determinado derecho es de quien es víctima, de quien es vulnerable y de quien no lo tiene”.

En cada cortometraje se recorren derechos fundamentales como la vida, el trabajo, la igualdad de oportunidades, la salud, la educación y la libertad de expresión, con el estilo y mirada singular de cada director desde un abordaje emotivo combinando el humor y la nostalgia y reflejando en algunos casos el olvido y la resignación.

“Los derechos humanos son como un hiato, con una división para atrás y otra para adelante, porque una parte de la sociedad arrastra todo lo nefasto de los noventa: un individualismo muy marcado y mucha preocupación por salvarse como sea; y a otra, en cambio, sí le importa la problemática y está más cerca del tema”, aseguró Nisenson.

“Existe ese discurso falaz, mentiroso y malintencionado que mezcla este tema con el de la inseguridad –continúo–. Esto de decir que sólo se respetan los Derechos Humanos del pibe chorro y no los del policía. Es un error porque el policía es un representante de la ley, del Estado, y en ese sentido tiene sus derechos cubiertos porque hay que entender que los Derechos Humanos solo pueden ser vulnerados o proporcionados por el Estado y no por la sociedad civil”.

Respecto de la respuesta que se espera del público el productor refirió: “Uno suele escuchar «otra película sobre desaparecidos», por ejemplo, pero seguimos y seguiremos viendo durante los próximos 150 años películas sobre el nazismo y me parece que cada película que surge, si está hecha con buena intención, aporta una mirada distinta que permite algún nuevo estadio, una nueva comprensión por parte de la sociedad”.

“A la gente que no tiene una verdadera conciencia de lo que significan los derechos humanos los medios masivos le venden un discurso represivo –reflexionó Nisenson–, que es el más fácil, el que lleva votos y es el que dice que no hay que laburar mucho para modificar las cosas, sino que todo se arregla con mano dura y cárceles y en realidad está probado que esto no sirve. Modificar las cosas lleva años. Hay que arreglarlo con educación, contención y trabajo con las familias. Es un trabajo a largo plazo y en serio”.

A ese respecto “el cine, trata de acercarse con una mirada más poética que es la que impacta desde lo sensible, puede aportar más a la compresión sensible de un tema como este, mucho más que otros medios. La televisión produce un efecto negativo porque impacta desde lo más bajo que tiene el ser humano, que es lo más inmediato, lo más superficial y lo más banal mientras que el cine pretende estimular la reflexión”, concluyó el realizador.

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