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Culell y el fin de “El marginal”: “Está bueno saber decirle adiós para que siga siendo inolvidable”

El cofundador de Underground Producciones y productor general de la serie carcelaria furor desde su estreno en 2016 que este miércoles presenta su quinta y última temporada en Netflix, avisó que el final de esta historia será “diferente a lo que tal vez el público pueda esperar”


Pablo Culell, cofundador de Underground Producciones y productor general de El marginal, la serie carcelaria furor desde su estreno en 2016 que este miércoles presenta su quinta y última temporada en Netflix, avisó que el final de esta historia será “diferente a lo que tal vez el público pueda esperar”, a la vez que aseguró que la ficción quedará “en lo alto”.

“Está bueno saber decirle adiós para que siga siendo inolvidable”, evaluó en charla con Télam Culell, mano derecha de Sebastián Ortega desde hace más de dos décadas, en referencia a la decisión de la productora de cerrar el ciclo.

Cocreada entre Ortega y el cineasta Adrián Caetano, El marginal debutó en junio de 2016 en la Televisión Pública como una verdadera superproducción, con más de 200 personas involucradas de manera directa entre equipo técnico, actores y producción. La apuesta fue grande y pagó bien: se convertiría en un fenómeno masivo.

Potenciada por su segunda pantalla en Netflix, donde consiguió récords de visualizaciones para una ficción en habla no inglesa solo superado por La casa de papel y más recientemente por El juego del calamar, el debut de la segunda entrega de la serie en 2018 le confirió a la emisora estatal ratings que bordearon los 10 puntos -cifras inéditas salvo que se trate de la Selección o grandes eventos deportivos-.

También llegaría una catarata de reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, que terminaron por abrirle las puertas del mundo.

“Es una serie muy argentina, desde la estética, de los diálogos, la música, los textos, pero que no deja de tener una trama absolutamente universal”, ensayó Culell a modo de explicación posible de la trascendencia internacional de una trama carcelaria en la que abundan puteadas “argentas” y lunfardismos que harían transpirar hasta al mejor de los traductores y/o subtituladores.

Ya con la exclusividad de los derechos de la serie en manos de Netflix, y con coproducción de Underground y Telemundo Streaming Studios, la temporada final tendrá apenas seis episodios, y dará un cierre a la historia de Pastor (Juan Minujín), Diosito (Nicolás Furtado), Mario Borges (Claudio Rissi) y Antín (Gerardo Romano).

La trama retoma tres años después, luego de la accidentada fuga de Pastor y Diosito del penal de Puente Viejo. Pastor fue recapturado y, de nuevo encerrado, publicó un libro sobre sus experiencias penitenciarias. Por su parte, Diosito busca su lugar fuera de los muros, aunque no muestra mucha predisposición a abandonar los viejos hábitos.

En tanto, en Puente Viejo las disputas por el poder recrudecen. Borges, James (Daniel Pacheco) y Bardo (Ariel Staltari), frente a César (Abel Ayala) y la Sub21, se encaminan a un ajuste de cuentas brutal. Además regresa Maite Lanata con el personaje de Luna Lunati, a quien Pastor rescató de su cautiverio en la primera temporada y que ahora es una abogada recién recibida que quiere ayudarlo.

Culell cofundó con Ortega Underground -hoy propiedad de la gigante NBCUniversal- en 2006, pero su trabajo juntos se remonta varios años antes a Ideas del Sur, con la que en 2002 presentaron Tumberos, el primer gran éxito carcelario de la TV local que pudo verse en América TV y de alguna manera perfiló lo que podía llegar a ser El marginal.

“Recuerdo que Sebastián Ortega trajo la idea de hacer una serie popular, contundente, con el género carcelario nuevamente como lo habíamos hecho en Tumberos. Como la TV Pública nos estaba pidiendo en aquel entonces una serie nuestra, pensamos que de la misma manera que en América hace 20 años, que era un canal de poca audiencia y fuimos con una ficción y la rompimos, tal vez algo así también podía llamar la atención en un canal que llega a todo el país pero que no tiene grandes niveles de audiencia”, recordó sobre los orígenes en 2015.

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Tal como en Tumberos, se convocó a Caetano como director y productor y volvió a conseguirse la excárcel de Caseros en la Ciudad de Buenos Aires como escenario para la serie: “Volvimos a ese mismo set, que era un escenario apoteótico y te metía de lleno en un realismo increíble que dio un potencial en cuanto al impacto visual incomparable”, rememoró el productor, quien destacó así mismo en especial “el trabajo de campo, investigando las cárceles, investigando esos mundos” y “el gran hallazgo de casting” para dar forma al elenco.

El marginal es para Culell “una historia cruenta pero al mismo tiempo una gran dosis de humor negro que hace que se pueda tamizar tanta violencia con respiros”. “Esa mixtura generó empatía e impacto en la gente, y para los ojos del mundo ver lo exótico de las cárceles latinoamericanas llamó también la atención”, explicó.

Pero ¿por qué atraen tanto las historias marginales?: “Una historia carcelaria genera ante todo mucha curiosidad y morbo. Se mezcla la catarsis que el público hace ante la violencia extrema con conocer estos submundos que todos sabemos que existen pero no todos lo transitan. También la contradicción del ser humano, ese lado B que interpela sobre la violencia, la justicia, la libertad, la naturaleza humana. Pero más allá de cualquier lectura intelectual que se le quiera dar, hay un gran entretenimiento, pura y exclusivamente. Si la gente no se entretiene, no pasa a ser popular”, apuntó sobre la serie que, para el, marca un momento bisagra en la historia de lo audiovisual. “Será uno de los grandes hitos de la televisión argentina. Nunca una serie en este formato tuvo cinco temporadas, es la primera vez. También creo que la repercusión que tuvo en el circuito de festivales, de premios, las grandes audiencias”, aseguró.

“El legado es ese: que fue una serie absolutamente popular pero también muy bien vista por la crítica internacional. Además, en sus comienzos intervino el Estado pero con una empresa privada como la nuestra, y al mismo tiempo fue muy rentable, recuperó lo invertido y fue un éxito. Fue un ejemplo de que cuando están bien hechas las cosas, con compromiso y con honestidad, la conjunción entre lo estatal y lo privado puede ser muy exitosa y dar trabajo a muchísima gente”, analizó Culell.

El marginal termina porque cumplió un ciclo. Hay muchas series que por el éxito mismo, porque esto no deja de ser un negocio, se trata de ir por más. Creo que va a quedar bien en lo alto porque El marginal se va en el mejor momento. Está bueno saber decirle adiós, para que siga siendo inolvidable”, concluyó.

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