Espectáculos

Teatro

Cuerpos y objetos sumergidos en el río poético de la memoria chaná

“Soy Abya Yala, soy esta tierra”, propuesta de títeres y objetos sobre el pueblo que habitó en la región, con el trabajo en escena de María Celia Fernández y Axel Siebenrock, bajo la dirección de Yeni Mata, se presenta este sábado en la Lavardén con entrada gratuita


La dimensión escénica del teatro con objetos tiene en los últimos años un campo fértil a partir de la experimentación y, al mismo tiempo, la bajada de línea ideológica, abordando problemáticas sociales y culturales de este tiempo con un lenguaje donde lo poético y lo político se vuelven grandes recursos, pero sobre todo, disparadores de sentido.

Por ese camino transita Soy Abya Yala, soy esta tierra, propuesta de títeres y objetos del Grupo Sotavento estrenada hace unos años sobre el pueblo y la cultura chaná, con el trabajo en escena de María Celia Fernández y Axel Siebenrock, bajo la dirección de Yeni Mata, con el asesoramiento de Gabriel Cepeda, producción y técnica de Melina Bruno, objetos escénicos de Cecilia Fernández, edición musical de Pablo González, audiovisuales de Julián Alfano, y gráfica y fotografía de Kathleen Siebenrock, que este sábado se presenta en la Lavardén con entrada gratuita, lo que se vuelve una cita imperdible para toda la familia.

“A partir de tres de sus leyendas, la de las mariposas, la del sauce y la de la armada mítica de los peces, nos sumergimos en el río de la memoria chaná para escuchar las voces de un idioma que se creía perdido”, propone este equipo creativo que trabaja en un espacio escénico vacío y de cámara negra al que va “poblando con objetos” que se vuelven, desde la materialidad y desde su semiología, un puente ancestral con la cultura chaná.

Con agua, barro, fuego, títeres hechos con el cuerpo, máscaras y títeres sumergibles se van descubriendo palabras, costumbres, la cosmogonía de una cultura casi desaparecida y que vuelve a instalarse a partir de la palabra de Don Blas Jaime, el último chaná que habla su lengua. “Soy Abya Yala es una obra de creación grupal que juega con los elementos, objetos e idioma de la cultura chaná. La historia y cultura del pueblo que se cuenta está dirigida a niños, jóvenes y adultos, realizando funciones en salas, escuelas primarias, secundarias y terciarias”, destacan los integrantes de Sotavento, quienes luego de la función, y tras la habitual pasada de la gorra para aquellos que quieran colaborar, proponen una charla con el público para compartir y aclarar inquietudes “y mostrar la fragilidad que tiene la construcción de ciertos aspectos de la cultura de los pueblos originarios”.

Descubrir un mundo  

“Esta obra surgió a partir de una inquietud compartida de acercarnos a la problemática de los pueblos originarios y queríamos contarla a través de objetos; la dramaturgia de los objetos es distinta a la que propone el teatro más clásico en sus formas e incluso es distinta al teatro de títeres porque prima todo un proceso de investigación. Los objetos siempre proponen algo más amplio en términos simbólicos, en relación con las metáforas, y disparan el uso de un montón de recursos, muchos de ellos aún por descubrir”, dijo a modo de presentación del material Axel Siebenrock.

En relación con el abordaje de una temática vinculada a los pueblos originarios y a la zona de los humedales hoy destruidos por las quemas, Siebenrock profundizó: “Es un espectáculo que empezamos a pensar en 2017 y de inmediato encontramos esta historia del pueblo chaná a través del ceramista Gabriel Cepeda, de Baigorria. A su vez, él se contactó con Don Blas Jaime, integrante de esa comunidad con el que trabajó la lengua y todo ese universo que luego nos acercó a nosotros. La historia de Don Blas nos cautivó de arranque. Este hombre, luego de jubilarse, publicó un anuncio en la radio donde pedía, buscando recuperar su lengua original, encontrarse con alguien que hablara chaná como él. No encontró a nadie que hablara su lengua y allí tomo conciencia que hasta ahora es el único hablante chaná que queda, una lengua a la que se consideraba extinta hace doscientos años”.

A partir del rescate de la memoria y la cosmovisión de los pueblos originarios, la historia del pueblo chaná volvió a tomar protagonismo, sobre todo porque por estos días, Don Blas enseña la lengua que ya aprendió su hija a otras y otros interesados en conocerla para apresurar su rescate y puesta en valor. “Es algo que surgió hace poco más de una década y ahora se conoce un poco más sobre la historia de este pueblo; y lo que nos atraviesa en este presente es que el pueblo chaná habitó todo el territorio del delta en el que vivimos. De lo que hoy es Rosario hasta Santa Fe e incluso siguiendo hacia el límite con Uruguay. Este fue el territorio de ese pueblo y a pesar de ser una cultura tan importante y tan presente, prácticamente no se conocía nada o muy poco de ella. Lo más sorprendente es que si no hubiese sido por la iniciativa de este hombre esa cultura hubiese quedado en el olvido. Y esta iniciativa del trabajo escénico nos acercó a esa cultura. En este recorrido tuvimos la oportunidad de encontrarnos con Don Blas y de mostrarle parte del proceso de la obra y finalmente la obra terminada, para tener su visión, que fue la que nos aportó las dos leyendas y el relato popular que hoy aparecen en la obra”, expresó Siebenrock.

En el recorrido del abordaje escénico, otro disparador asociado al pueblo chaná atravesó a este equipo creativo. “Llegamos a la conclusión que debíamos trabajar con una materialidad lo más cercana posible a la del pueblo chaná; la iniciativa fue no sólo contar esas historias sino transmitirlas en escena con objetos creados a partir de su esencia más pura. Por eso, la mayoría de los objetos y elementos que aparecen en escena son elementos naturales: tierra, agua, madera, barro; cosas que fuimos rescatando de la orilla del río”, reflejó el creador.

Y cerró: “A eso sumamos títeres de varilla y corporales que distan bastante de los tradicionales; están muy objetualizados, en realidad son más objetos que títeres y al mismo tiempo trabajamos con títeres sumergidos en agua volviendo a poner en escena uno de los aspectos más importantes de la cultura chaná que es su vínculo con el entorno, su respeto por la naturaleza de la que se consideraban parte. Eso, dentro de la obra, propone una lectura sobre este territorio que habitamos muy distinta a la que conocemos; ellos, básicamente, vivían en el agua, el río era su lugar, algo que la colonia borró por completo”.

Para agendar

Soy Abya Yala, soy esta tierra, espectáculo recomendado para toda la familia, se presentará este sábado, a partir de las 15, en la Lavardén de Sarmiento y Mendoza, con entrada gratuita y reserva previa, dentro del ciclo Sábados de teatrín. Las reservas de lugares se realizan a través de http://entradaslavarden.com

Comentarios