El cuerpo, claramente uno de los mayores paradigmas del nuevo milenio es en toda su potencialidad la materia con la que la prestigiosa compañía sueca Cirkus Cirkör construye sus puestas en escena. Tanto es así que todo lo demás se revela como sustento narrativo, dejando en un segundo plano, incluso, la notable destreza que acreditan todos sus integrantes, algo que, por otra parte, es el territorio donde este tipo de espectáculos suele poner la mayor atención.
Con dos décadas de trayectoria, Cirkus Cirkör desembarcará este fin de semana en El Círculo (Laprida y Mendoza) con Knitting Peace (Tejiendo la paz), propuesta que se podrá ver en dos funciones: esta noche a las 21.30 y mañana a las 20.
Fundada en 1995 en Estocolmo y surgida de un pequeño grupo de artistas que buscaban correr los bordes de la tradición circense valiéndose de lo mejor del circo (la destreza, el uso del espacio y de determinados elementos), pero dejando de lado cuestiones ya perimidas como las clásicas rutinas de clown y, obviamente, la presencia de animales, la compañía plantea como hipótesis si la búsqueda de paz es, aún, un camino posible.
De este modo, combinando acrobacias con técnicas de teatro y danza, además de música original en vivo y un juego con estructuras textiles, los seis integrantes del grupo invitan a reflexionar acerca de si es posible “tejer la paz”.
Respecto de cómo definir la estética de Cirkus Cirkör y las características de Knitting Peace, un espectáculo que, claramente, tiene como objetivo dejar un mensaje, Sara De Vylder, tour manager de la compañía sueca, dijo a El Ciudadano: “La estética de Cirkus Cirkör se va adaptando a los tiempos que corren; no somos la misma compañía de cuando comenzamos en 1995, ni la misma de hace diez años; hemos cambiado, nos hemos perfeccionado, hemos crecido como empresa, como grupo humano y como profesionales. Y este espectáculo, particularmente, se trata de la paz y se pregunta qué pasaría si la gente tejiera en vez de matar y pelear. Un poco como dijeron John Lennon y Yoko Ono: «Make Love, Not War» (Haga el amor, no la guerra)”.
La compañía se pregunta también hasta qué punto Knitting Peace es anecdótico como título y hasta dónde habla de la paz como búsqueda simbólica dentro del espectáculo. “El título no es anecdótico –dijo Sara–; nosotros, desde nuestro lugar, aportando nuestro granito de arena, queremos que las cosas cambien, queremos un mundo en paz; si nadie hace nada, las cosas nunca van a cambiar; nuestra forma es comunicando, actuando, dejando un mensaje al público. Desde el estreno del show, hemos recibido una cantidad de objetos tejidos del público con pensamientos acerca de la paz; es esa la gente a la que hemos tocado, llegado con el mensaje, y eso nos hace pensar que vamos por buen camino”.
Con relación a cómo se trabaja la temática del tejido (de la trama) en escena, y cuáles son los recursos, detalló: “El show comienza de una manera muy particular, muy sencilla, pero a su vez dejando un mensaje claro, conciso; la temática del show se basa en telas, redes que van atando cabos, desatándose, incluyendo malabarismo”.
Siendo una compañía que acredita 20 años de trayectoria abrevando en la estética del Nuevo Circo, Sara analizó también qué cosas cambiaron en estos años, qué aspectos vinculados con las poéticas teatrales se incorporaron para crear una forma y lenguaje propios, en definitiva el gran objetivo de este tipo de montajes: “El circo cambia todo el tiempo, cambia con el resto del mundo. Ahora estamos más cerca del teatro y del baile, y la tecnología siempre es muy importante en el circo. De todos modos, nos vamos aggiornando a los tiempos en los cuales vivimos. Igual, en el show hay violines, hace veinte años había violines y dentro de diez seguro también habrá violines, porque son parte de nuestro lenguaje; pero los efectos de luces, sonido, vestimentas y hasta los mensajes que tratamos de dejar cambiaron mucho en este tiempo”.
Finalmente, respecto de si entienden el camino del llamado Nuevo Circo como un espacio en el que, si no se resignifican los lenguajes y recursos existentes (acrobacia, telas, trapecios, malabares, entre otros) no se puede producir nada nuevo, Sara concluyó: “Nosotros somos artistas que pertenecemos al mundo circense pero no somos un circo; el esteriotipo de circo como tal quedó en desuso hace 30 años, en los animales, en las motos y en los magos. Hoy, ese circo ya no existe, los momentos cambian, surgen cosas nuevas y todos vamos adaptándonos a los días en los cuales vivimos”.