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Cuerpos desnudos como un territorio diverso, poderoso, sin fronteras y deserotizado

El bailarín, coreógrafo, docente y director rosarino Diego Stocco habla de “Les desnudes”, la propuesta teatral-performática que dirige y de la que también participa, ganadora de una beca del Fondo Nacional de las Artes, que se presenta con dos funciones en Espacio Bravo 


Un cuerpo que se multiplica en otros cuerpos, la diversidad morfológica como un plano secuencia en vivo que se abre y se potencia y la hibridez de un género muy en diálogo con las escénicas del presente donde los bordes entre la danza y el teatro, entre otras disciplinas, ya ni siquiera son difusos sino que están en una saludable etapa de extinción, sobre todo porque también están en extinción los rótulos y las definiciones específicas en esos territorios como en muchos otros.

En Les desnudes, obra rosarina ganadora de la Beca de Creación 2021 del Fondo Nacional de las Artes, que cuenta con el Apoyo del Instituto Nacional del Teatro (INT) y que este viernes regresa a la cartelera local luego de su estreno en mayo, esta vez a Espacio Bravo, un grupo de performers o movers, consientes del poder político de sus cuerpos desnudos, irrumpe en escena y transforma el espacio y la tensión con el público.

Bajo la dirección de Diego Stocco, también en escena junto a Ulises Fernández, Florencia Rivosecchi, Alma de Camaleón, Mariela Herrera, Yanina Silva y Lucio Sessa, con diseño sonoro de Pablo Páez, diseño de iluminación de Mauro Cappadoro, asistencias creativas de Larisa Luciani, Paula Punto y Alejandra Anselmo, Les desnudes es una producción del colectivo rosarino Ficción Física, espacio de formación, experimentación y creación que cuenta entre sus creadores a Marcelo Díaz y Alejandra Anselmo, se formó en 2009 y tiene en su haber obras tales como Diego y Ulises, Cinco. Ficción física y La Cripta. Exhumación teatral, entre más.

Les desnudes es un acontecimiento escénico que focaliza en cómo el cuerpo se rediseña especialmente a partir de su relación con la mirada. “Partimos de la idea de que el cuerpo desnudo nunca es una hoja en blanco porque siempre está en representación. Oscila en el borde entre lo público y lo privado, es contenido y al mismo tiempo continente. La búsqueda está en crear un recinto en el cual accionar desde la propia ficción, encontrando modos de cohabitar el espacio escénico”, proponen desde el equipo creativo cuyo trabajo se focaliza en procedimientos provenientes del teatro, la danza contemporánea, la performance y de las artes visuales.

Cuerpos desnudos

“La idea de trabajar el cuerpo desnudo surgió a partir de lo que veía en relación con los desnudos en las redes, en determinados grupos y en cierta popularización de las prácticas del postporno: había un lugar común donde el cuerpo, si estaba desnudo era erótico, violentándose o siendo violentado por algo. Frente a eso la pregunta fue: «¿Qué pasa si buscamos otro punto de vista?», independientemente de que esa pregunta inicial se vio en peligro frente a lo que trajo la pandemia; el peligro del contacto con el otro, el poner en contacto un cuerpo con el otro, y la idea de la fantasía como un virus que se expande en el imaginario de las y los espectadores”, contó Diego Stocco a El Ciudadano.

“Trabajamos con exploraciones físicas y sensibles poniendo el foco en la superficie de la piel como órgano para la vinculación de un espacio interior y un espacio exterior. Aparecen recuerdos en los contactos, los olores, la transpiración. Un cuerpo que atiende a la interacción con el entorno”, profundizó el creador.

La génesis

“Este es un proyecto que surge previo a la pandemia. Con Ficción Física, nuestro grupo de trabajo, programamos a comienzos del 2020 toda la actividad del año, con funciones, seminarios y planes de acción. Por entonces, más allá de que se hablaba de la pandemia muy lejos de acá, no pensábamos que íbamos a tener que parar todos los proyectos y estar encerrados. A partir de ese momento, le comento al grupo la idea de retomar un trabajo que hice en 2017, en un tiempo en el que estuve viviendo en Río de Janeiro. En ese tiempo estuve trabajando con una artista brasileña de familia alemana, Juliana Wagner, quien tiene todo un recorrido y un trabajo acerca del desnudo, el cuerpo y las distintas materialidades que lo atraviesan”, contó el creador.

“En aquél momento, ella proponía una instalación viva, un concepto que me resultó muy interesante;  a mi regreso a Rosario y de vuelta a trabajar con el grupo busqué retomar esa idea que me había quedado resonando: la del cuerpo como una materia viva, teniendo muy presente que el cuerpo no es sólo materia, no es sólo biología, no es sólo masa; hay en cada uno de nosotres toda una construcción subjetiva del cuerpo. Tomamos esas dos líneas que quizás parezcan contrapuestas pero terminan no siéndolo, porque aparece toda una simbología porque hay alguien que nos observa”, sumó Stocco acerca de la génesis de Les desnudes que a partir de ese momento sumó una convocatoria para integrar el equipo de trabajo.

“Necesitábamos un grupo de gente; fui convocando a algunas personas con las que había trabajado y otras que me interesaba el trabajo que estaban haciendo o sus procesos de investigación, y al mismo tiempo por una cuestión de afinidad y búsqueda compartida, sobre todo para este trabajo que implica algo tan íntimo, donde se está expuesto, porque tomamos este trabajo con mucho respeto y cuidado; fue un proceso de mucho aprendizaje, no todos se conocían entre sí y había que desarrollar un espacio de intimidad”, contó el creador a cargo de la dirección quien destacó que la producción es grupal y que el material es “un híbrido que busca atravesar los géneros artísticos, ir más allá de la danza y el teatro y seguir mutando con el correr de las funciones”.

La idea de cuerpos completamente desnudos en escena, ajenos de cualquier posible especulación, rompe con toda idea preconcebida de erotismo frente a la desnudez, más allá de que la desnudez siempre activa el morbo de las y los potenciales espectadores. “No hay erotismo, porque el erotismo pasa por otro lugar; pero tampoco existe la idea de un cuerpo sino que hay varios cuerpos dispuestos para determinada disciplina. Por ejemplo: hay cuerpos para la medicina y también los hay para la pornografía, incluso podríamos pensar que se opera sobre las mismas partes del cuerpo en ambos casos pero con sentidos y objetivos completamente diferentes. Para este trabajo el planteo fue salir de esta idea o preconcepto de que el cuerpo, cuando está desnudo, es un cuerpo indefenso o erótico. Planteamos una idea de despojo desde nuestro conocimiento y desde nuestras formas de ponernos en escena: no hay una estructura, ni marcas, ni pasos, ni coreografías planteadas sino que hay una organización espacial de las acciones y de las formas en las que nos vamos relacionando en los distintos momentos, pero todo es una gran improvisación y así fue todo el proceso de creación”, contó el director.

Y destacó: “Cuando ganamos la beca del Fondo Nacional de las Artes fue para hacer dos residencias artísticas; una con una artista visual que ahora vive en Berlín que se llama Paula Punto, y la otra con Larisa Luciani que es una artista textil; ella tiene su marca de ropa pero también investiga el textil a partir del arte. En ese proceso trabajamos con una gran cantidad de ropa, una materialidad que nos rondaba todo el tiempo pero con otros usos más allá de ponerla sobre el cuerpo, porque el cuerpo siempre estuvo despojado intentando dejar de lado el lugar común del cuerpo desnudo como un cuerpo indefenso o violentado, o bien como un cuerpo erótico y exhibido. Acá la desnudez es otra cosa”.

Vestido-desnudo

Frente a Les desnudes se vuelve muy poderoso y revelador el concepto de que el cuerpo nunca es una hoja en blanco, siempre está en representación y siempre es algo diverso. Sin embargo, hay una idea de despojo respecto de todo aquello que se supone tiene que ver con la cultura y el uso de un vestuario.

“En principio tiene que ver con animarse, con poder transitar ese pasaje del cuerpo vestido al cuerpo desnudo, porque eso es sólo un instante, no hay un intermedio, no hay un recorrido. Como pasa con cualquier escena que comienza, cambia el espacio, el tiempo y el foco de las miradas; sacarse la ropa es un gesto que dura un instante y todes pasamos a estar en la misma condición. En el trabajo grupal es algo muy fluido porque estamos todos y todas en la misma situación; si hubiese alguien vestido se generarían otras lecturas o tensiones en escena. Y más allá de intentar borrar cualquier posible límite entre hombres y mujeres es algo más interno que pasa con ver cómo reconfigurar el territorio de mi propio cuerpo frente a los demás”.

La escena extendida en Les desnudes se construye, en principio, a partir del diálogo entre el espacio cohabitado y la mirada del público que, como siempre en las escénicas, realiza sus propias narrativas sobre este acontecimiento. Más allá del lugar común, el real que el público es el que termina de armar un relato, un concepto o un sentido.

“Hay una entrevista que le hacen a Roland Barthes y la misma temática la retoma después Paul Preciado. Barthes habla de cómo culturalmente se va seccionando, decidiendo e imponiendo qué partes del cuerpo se pueden ver y qué partes no; lo que dice es que en realidad lo que cada uno de nosotros muestra al mundo no es lo que creemos que mostramos sino que mostramos al mundo lo que creemos que el mundo ve de nosotros. Se entabla todo un diálogo en esa cuestión del cuerpo y la mirada y eso es lo que buscamos meter en esta obra: si bien no hay una interacción, hay momentos en que el público está iluminado, se pone ahí una intención; hay algo de lo privado que toma una dimensión pública”, expresó el creador.

Y completó: “Necesitamos ese encuentro con las y los espectadores para seguir trabajando la obra; no avalamos ese concepto que indica que esto que tenemos es ya la obra terminada y sólo se trata de reproducirla una y otra vez. Por ejemplo: si entrara alguien nuevo, alguien con la idea de reemplazar a alguien o bien hacer la obra con otro grupo de personas, surgirían otros códigos, lenguajes y otras formas de relacionarse. Seguramente es algo que pasa en todos los procesos de trabajo pero para nosotros no es algo menor, independientemente de que el público hace su propia narrativa, contempla en silencio y marca algo en nosotros, se genera una situación de un gran respeto pero tampoco es algo establecido sino todo lo contrario, es algo que se puede modificar”.

En el mismo sentido, el creador habló finalmente de una idea de ensayo abierto que pareciera transitar Les desnudes: “Hay una idea de ensayo a partir de trabajar sobre un tema, indagarlo profundamente y ver qué resultados empiezan a aparecer; no como el ensayo de una idea preconcebida y con una claridad acerca del efecto que buscamos sino que el hecho de poner el cuerpo en una situación de ensayo nos llevó a pensar en el cuerpo desnudo, sin ropa, para descubrir esos cuerpos intervenidos, afectados por el sol, los tatuajes, las cicatrices, las marcas, pero rompiendo con el concepto habitual que prevalece en lo escénico donde defendemos una idea y tomamos una posición; esto no va por ahí. Nos interesa ver lo que el público ve pero no hay nada previo en términos narrativos. En las devoluciones han aparecido cosas muy distintas; gente que ve en escena obras de arte de Caravaggio o Botticelli, otros que ven la evolución de la humanidad porque quizás intentaron encontrarle un sentido narrativo, y otras personas que se quedan en el hecho plástico, material. Todo parte de respetar esa mirada del público que nunca es unidireccional”.

Para agendar

Tras su estreno en el CEC de mayo pasado, Les desnudes ofrecerá dos funciones en Espacio Bravo, de Catamarca 3624, este viernes y el próximo, a partir de las 21. La obra es apta para mayores de 18 años y las entradas anticipadas se pueden reservar a través de  http://www.instagram.com/lesdesnudes o por WhatsApp: 341-6744224. El espectáculo se presentará también en el Teatro Dante de Casilda el domingo 4 de septiembre, a las 20.30.

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