Cultura

Para parar la oreja

“Cuentos feroces”, una renovada mirada sobre los clásicos infantiles

El proyecto recrea relatos tradicionales como “Blancanieves” y “Cenicienta” mediante voces grabadas, luego editadas y subidas a las plataformas. Comenzó durante el confinamiento de la pandemia y busca mostrar un mundo más vasto, con distintas realidades, en donde todos puedan sentirse protagonistas


Belén Canonico

Históricamente, los cuentos clásicos tuvieron un propósito mucho más profundo que el simple hecho de entretener. Surgieron como una herramienta de adoctrinamiento social para inculcar en el público infantil y juvenil, valores, conductas y parámetros sociales esperados para cada época.

Y aunque hasta el día de hoy historias como Caperucita roja, Blancanieves, Cenicienta y El flautista de Hamelin, entre otros títulos, se mantienen vigentes y han sido trasmitidos de generación en generación, sus argumentos quedaron desactualizados, con princesas, héroes y un solo modelo de familia posible.

Frente a la falta de opciones más modernas en el mercado auditivo, meses antes de la irrupción de la pandemia de covid-19 al abogado Rodrigo Menéndez, que es padre de dos nenas, se le ocurrió crear una nueva versión de los clásicos infantiles y le propuso a Shumi Gauto, locutora, actriz y madre de dos niños, ponerle su impronta a las historias con la colaboración de su marido, Joaquín Bachrach, como productor.

Y el confinamiento estricto fue el impulso necesario para comenzar a darle forma a un proyecto que no para de crecer.

“En plena pandemia empezamos a grabar, sin ninguna voz invitada, lo editamos, lo subimos a las plataformas digitales y tuvo buenas repercusiones. Nos dimos cuenta que había mucha gente que quería lo mismo que nosotros. Lo hacemos sin ningún rédito económico, porque es nuestra forma de devolver algo de todo lo que hemos recibido en la vida. Decidimos invertir nuestro dinero, tiempo, creatividad, amor y dedicación en algo que aporte”, explica Gauto.

Y añade: “Por eso la decisión de Cuentos Feroces era retratar un mundo más vasto, con distintas realidades, en donde todo el mundo pudiera sentirse protagonista y que su historia forme parte de la cultura y la herencia cultural más adelante”.

Un contenido auditivo con voces de actores

También fue una decisión consciente del equipo apostar a un contenido meramente auditivo y no sumar una propuesta visual.

“Cuando arrancó la cuarentena, al pasar tanto tiempo en casa y tener clases virtuales los chicos pasaban mucho tiempo frente a las pantallas y quería encontrar otra alternativa. Por eso quisimos enriquecer el producto auditivo y como soy profe de teatro y tengo muchos amigos y compañeros actores, empezamos a convocarlos para que hubiera voces conocidas”, relata Shumi, que encontró en actores reconocidos como Nico Vázquez, Gimena Accardi, Brenda Gandini, Luciano Cáceres, Marco Antonio Caponi, Boy Olmi y Agustina Cherri, entre otros artistas, al “gancho” ideal para cautivar a los adultos y entretener a los chicos por el cambio de voces.

Así, presentaron dos temporadas con historias que proponen temas actuales y sirven como disparador para nuevas charlas en familia, pero con la particularidad de no bajar línea.

“Encaramos el proyecto a conciencia, de una manera no militante. No estamos queriendo abolir los relatos clásicos, que van a estar siempre y nos hacen sentir parte de una herencia cultural, que conocen nuestros abuelos, padres e hijos. Y justamente porque son así de poderosos, nos parece que transpolarlos a los tiempo de hoy, adaptando elementos y personajes lo hace mucho más potente que si quisiéramos escribir cuentos inclusivos desde cero”, reflexiona Gauto y destaca que desde el lanzamiento no han recibido comentarios negativos.

Pero no solo representan una herramienta útil para las familias, sino que también han sido adoptados por docentes de nivel inicial y primario, que encontraron en los cuentos una nueva forma de abordar problemáticas actuales: “Para los docentes fue una herramienta de mucha ayuda en época pandémica. Nos pedían permiso para usar los cuentos en jardín y en primaria y hasta nos han pedido la versión escrita para poder trabajarlos en los lugares donde no había buena conexión. Es impresionante, pero nos dimos cuenta que evidentemente era necesario”.

Dejar de subestimar a los chicos con las historias

Entre los títulos que más se destacan se encuentra El Beto y la Bestia, una historia de amor y superación que habla de cómo se enamora Beto de Lucy, su vecina, y de la relación de amor entre él y su silla de ruedas a quien bautiza “La bestia”; La Pefita Fea, que habla del rechazo y cómo aprender a vivir con las diferencias; Los Tres Chan, que es la adaptación del clásico Los Tres Chanchitos, que habla del cambio climático, del cuidado del medioambiente y de las distintas posibilidades sociales; El flautista de Chajarí, que invita a conocer a Don Churú, un músico que decide sumarse a las redes sociales y se vuelve viral y La abuela durmiente, que habla de la muerte y la pérdida de un ser querido.

Todos fueron escritos por Gauto, Bachrach y Menéndez de manera intuitiva, como lectores y escritores aficionados. Sin embargo, en Blanquita Nieves, que habla de bullying, recurrieron a un especialista en el tema para poder dar una mirada mucho más completa.

“Lo habíamos terminado con una penitencia para el personaje que había hecho bullying y cuando charlamos con especialistas nos abrieron un panorama mucho más interesante, como ver qué le pasa a las personas que hacen eso. Y también dar una mirada más realista: no necesariamente tienen que ser amigos, pero puede darse el perdón y generarse una relación de respeto”, señala Gauto, quien también aboga por dejar de subestimar a los chicos con las historias.

Priorizar la calidad por sobre la rapidez de las propuestas

La buena aceptación que tienen los relatos en el público hizo que el equipo se pusiera a trabajar en el primer libro de Cuentos feroces y que también incursionaran en la escena musical de la mano del dúo Fábrica de canciones, integrado por Leandro Aspis y Charly Valerio. Juntos lanzaron Canciones Feroces, un EP que recopila los temas de los primeros seis cuentos de la segunda temporada y van por más.

“Nuestra idea y nuestro deseo es ir al teatro en algún momento, pasar a ser una propuesta grande y potente porque es un lugar que nos gusta e implica algo más cercano para los chicos. Todavía le huimos a las pantallas”, revela la única mujer del proyecto y enfatiza en que la decisión de hacerlo de manera independiente hace que puedan priorizar la calidad sobre la rapidez de llevar a cabo estas propuestas.

Además, para la tercera temporada probar suerte con un nuevo recurso: en lugar de basarse en cuentos clásicos, tomarán de punto de partida historias reales que les llegan a diario de parte de gente de todos los puntos de la Argentina y hasta de otros países.

“Nos escriben muchas personas para contarnos lo que ocurre en su casa: chicos con discapacidad, en silla de ruedas, familias de padres separados, chicos adoptados. El poder de identificación que tiene escuchar un cuento y sentir que formas parte es muy potente”, señala Shumi. Y concluye: “La idea es que todos estos relatos estén disponibles, que circulen y que el público los use, porque los hacemos para la gente”.

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