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Cuarenta y seis rosarinos cruzarán al trote los Andes

Por Alexis Louhau.- Del 3 al 5 de febrero se realizará el Cruce de los Andes 2012, en el que cerca de 1500 atletas recorrerán 100 kilómetros, desde Puerto Fuy, Chile, hasta el lago Lácar, en San Martín de los Andes. José Humberto Kruel es uno de los rosarinos que participará de la competencia y, en diálogo con elciudadanoweb.com, describió la carrera como “una experiencia transformadora”.

Una experiencia única, transformadora. En la que produce una mixtura entre un viaje de paseo y una de las competencias deportivas más exigentes del mundo, de la que participan cerca de 1500 personas de 23 países del mundo. Se trata del Cruce de los Andes 2012: un recorrido de 100 kilómetros por majestuosos paisajes patagónicos, inaccesibles para el turismo tradicional, durante los cuales las exigencias físicas y mentales se elevan al máximo.

José Humberto Kruel es uno de los 46 corredores rosarinos del Grupo Ecofitness Nike Running Team que participará de esta competencia. En dialogo con elciudadanoweb.com, contó que “se trata de una experiencia transformadora, en la que las exigencias físicas y mentales son increíbles”.

“Es una competencia espectacular, los lugares por los que uno pasa son increíbles, paradisíacos. Además, en el camino uno se encuentra con gente muy interesante y prácticamente se olvida que es una competencia”, detalló.

Kruel comentó que corre desde hace seis años y que la preparación para esta clase de torneos es demasiado dura. “La decisión de correr estos eventos hay que tomarla alrededor de un año antes. Al principio, lo recomendable es no entrenar más de 4 veces por semana durante una hora y media cada sesión. Pero luego, en los últimos 5 meses, se aumenta la exigencia y en ese tiempo el trabajo es muy fuerte”, explicó.

Incluso, participó también de la edición 2010, a la que él calificó como una de las más complicadas, debido a las desfavorables condiciones meteorológicas durante el cruce.

“Esa creo que fue una de las más complicadas de todas, porque el 80% del tiempo hubo lluvia y digamos que en el medio de la noche y con esa tormenta tan fuerte es difícil conciliar el sueño”, afirmó.

La carrera se llevará a cabo entre el 3 y 5 de febrero y, en esta edición, la largada será desde Puerto Fuy, Chile, y se dividirá en tres etapas. El circuito incluye el paso por las nieves eternas del volcán Mocho, un gigante dormido, rodeado de múltiples lagos,
llegando hasta los 2.133 metros sobre el nivel del mar. Como punto final, la anhelada meta se ubicará en la costa del argentino lago Lácar, en la ciudad de San Martin de los Andes, Neuquén.

Cada una de las tres jornadas finalizará con un campamento en plena montaña, sobre la costa de lagos, playas paradisíacas y cocina de campaña para todos los corredores. Todo esto va de la mano de una excelente y variada cena donde cada uno puede consumir la cantidad que desee. “Es lo más parecido a un Rally”, afirmó entre risas.

El rosarino, de 48 años, reconoció que “son tres días en los que los corredores no tienen la posibilidad de bañarse” y que no es nada fácil aguantar el ritmo de tener tanta exigencia y tan poco tiempo de recuperación.

“Hay que aguantar un ritmo de levantarse a las 6 de la mañana, desayunar y prepararse para la salida de las nueve. Emprendemos una corrida de 6 o 7 horas, en las que hacemos unos 38 o 40 kilómetros y luego paramos a descansar y almorzar. Después alrededor de las 20 ya vamos comiendo algo y hay gente que tipo 22 ya se va a dormir, porque esto te produce un agotamiento físico impresionante”, explicó Kruel.

Además, describió que los lugares donde acampan son muy bonitos y que “casi siempre se para cerca de alguno de los arroyos con aguas muy frías, donde muchos ponen las piernas para descansar el músculo”.

También habló acerca de los problemas que a veces se generan entre los mismos compañeros de equipos, ya que los corredores deben permanecer juntos todo el tiempo y hay ocasiones en las que, producto de la dura actividad física, alguno de los dos se lesiona y, consecuentemente, el otro abandona.

“Es algo complicado. Se ponen a prueba muchas cosas. Hay que tener en cuenta que por ahí uno se está preparando para esta competencia durante un año y capaz que tu compañero se tuerce el tobillo o se lesiona y uno tiene ganas de completar el recorrido. Hay parejas que han tenido discusiones y han completado el recorrido prácticamente sin mirarse”, contó.

Finalmente, se mostró entusiasmado por completar el recorrido, pero destacó que lo más importante para él es participar de esta competencia, no sólo por lo que significa y lo bueno que es para la salud, sino también por lo que uno vive mientras está allí.

“Si bien es importante hacer un buen tiempo y tratar de completar el tramo lo más rápido que se pueda, el mayor triunfo es poder y animarse a participar”, puntualizó.

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