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Cuando las prioridades no están claras: la Rosarina suspendió a un jugador por posteos críticos

El Tribunal de Disciplina citó al jugador Pedro Ludolini y Central para que tomen conocimiento y realicen su descargo sobre una serie de manifestaciones mediáticas que fueron trasladadas al tribunal desde el Consejo Directivo. Además, fue suspendido de forma provisoria


La atención del básquet rosarino está puesta en las finales de mayores que están al caer y en los cuadrangulares de inferiores que empiezan a confeccionarse. Con el cierre de la novela sobre el cuándo y el dónde del Caova-Gimnasia y Regatas-Atlantic, parecía que venían un par de días calmos, pero en los certámenes locales esa parece ser una utopía.

Es que el sitio Básquet Rosario recibió de lectores y reprodujo en la tarde del lunes una citación del Tribunal de disciplina para el jugador Pedro Ludolini y Rosario Central para que tomen conocimiento y realicen su descargo sobre una serie de manifestaciones mediáticas del basquetbolista canalla que fueron trasladadas al tribunal desde el Consejo Directivo. Además, el jugador fue suspendido de manera provisoria.

Si bien el tribunal no dio a conocer cuáles son esas supuestas declaraciones, tanto jugador como club creen que se deben a una serie de posteos en Twitter e Instragram en las que Ludolini si se quiere “recrimina” a la Rosarina por todavía no entregar la Copa de campeón a Central a semanas de haber logrado el título. Posteos que no escapan a una crítica que tampoco parece subida de tono ni acusatoria ni injuriante. Pero claro, el tribunal sabrá de qué se trata.

Con los hechos sobre la mesa, vale explicar que en la mayoría de los reglamentos de competencia y en los códigos de penas (sobre todo los que se modificaron hace poco tiempo) están registrados artículos que expresamente prohíben a los protagonistas e implicados hablar mal de la competencia o de algunas de las partes que la componen. Tiene parte de lógica, aunque no es lo mismo la NBA que el básquet rosarino y no es lo mismo decir una barbaridad o increpar a alguien que marcar un error, sobre todo en una competencia que no es ni siquiera semi profesional y que genera ingresos que obligue a cumplir un convenio colectivo de trabajo.

Lo cierto es que en buena parte de los casos estas situaciones corren en el curso de la libre expresión o se “charla” de manera informal sin llegar a estos extremos, y que en este caso suena realmente a un “apriete” y sobrevuela la palabra censura.

Sin dudas, logró un efecto totalmente inverso, generando el repudio generalizado del ambiente del básquet. Hay límites que no deben cruzarse y las energías deben concentrarse en cosas más importantes que permitan minimizar las críticas, o escuchar a las partes realmente, dejar de moverse por amiguismos o intereses compartidos. Porque el discurso está gastado y se contradice a cada paso.

¿Lo mejor? Preparar la Copa, las medallas y cuando Ludolini concurra romper esa citación ridícula y entregarle los premios.

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