Política

Rumbo al 2023

Crivaro: “Hay una campaña que busca girar la agenda hacia la derecha”

El dirigente del PTS condenó el atentado contra CFK y lo relacionó con “el ambiente político que fogonean" sectores de la oposición. A la vez puso el acento en la acción “contra las organizaciones de desocupados”, en la que también incluyó al FdT. "La resistencia va a crecer", pronosticó


El referente del PTS, Octavio Crivaro, condenó la acción de “sectores de la derecha” porque “fogonean un ambiente político que permite que personas como la que atentó contra Cristina hagan lo que hacen”. También sumó al escenario “la campaña contra las organizaciones de desocupados”, donde, a la hora de echar culpas, no hace distinción entre el gobierno y la oposición de derecha. En el plano electoral provincial, el referente del FIT criticó por igual al Frente Progresista y al Frente de Todos. Al primero porque “termina de la mano de lo peor del macrismo” y a la actual coalición de gobierno porque funciona como “una gran productora de desencanto”. Y grafica al extremo sus sensaciones sobre el panorama político actual: “Los grandes partidos están en una rosca sobre el Titanic”.

—¿Qué análisis hacés del atentado contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández?

—Con respecto a lo que pasó con Cristina, lo dijimos desde el primer momento con los pronunciamientos en redes sociales de Nicolás del Caño, Myriam Bregman, mío, de todos los referentes del Frente de Izquierda y del PTS, que había que condenar sin miramientos e investigar a fondo. Lo de condenar sin miramientos, se puede ver que hay sectores que no lo hicieron, como Patricia Bullrich y el propio (Javier) Milei. Aunque hayan votado la declaración en el Parlamento, lo hicieron sin pronunciarse en contra del hecho, lo cual es un bochorno y demuestra que hay sectores de la derecha que fogonean un ambiente político que permite que personas como la que atentó contra Cristina, que veremos si actuó solo o no, hagan lo que hacen. Sin embargo, nosotros vemos que hay una campaña más vasta, que buscó girar la agenda a la derecha, y que en eso no solamente están los sectores abiertamente enrolados con la derecha, como Patricia Bulrrich o el PRO en su conjunto, Milei, etc, sino que han colaborado desde distintos lados. Como ejemplo, la campaña contra las organizaciones de desocupados y contra las personas que en situación de pobreza cobran un plan social fue fogoneada desde el gobierno nacional hasta el macrismo, casi sin matices. Ahí también se fortaleció un discurso de derecha que hace que sectores como este se sientan legitimados a hacer lo que hicieron en el atentado a Cristina. Entonces, creo que cada vez que el gobierno toma una agenda de ajuste, que es lo que piden los grandes empresarios, que es lo que exige el macrismo, también se fortalecen las condiciones para que se derechice todo y para que haya sectores que se sientan avalados para hacer esto. Así que nosotros hemos condenado absolutamente, sin un solo condicionamiento. No se trata de buscar discusiones políticas en este caso, y lo hemos hecho desde el primer momento. Después, hemos tomado una distancia respecto de la declaración que se buscó sacar, porque nos llamaba a firmar una paz social, explícitamente, con los grandes empresarios, una paz social que significa que los trabajadores, las mujeres, los que pelean por tierra y vivienda en una situación absolutamente desesperante, se sientan impedidos de pelear por lo suyo, en un momento en el que más que nunca hay que permitir que la gente pelee por lo suyo, porque la situación social es desesperante. Por eso hemos repudiado pero con nuestros propios términos, y no con una declaración que terminó saliendo entre el oficialismo, el macrismo, Espert y Milei, que por algo firman eso, que no creemos que sea conveniente.

—Te llevo un poco a lo electoral, ¿cómo imaginás el escenario para el año próximo?

—En primer lugar, nosotros estamos muy metidos en diferentes procesos que muestran que hay hartazgo y cansancio con la situación actual. Desde el movimiento ambiental, que viene de hacer diferentes reacciones muy importantes frente a las quemas avaladas y permitidas por todos los gobiernos, hasta el proceso que estamos viendo entre los docentes y las docentes, los estatales, los trabajadores de la salud, y huelgas que hubo en los portuarios que fueron muy importantes, ahí en Terminal Puerto Rosario. Es decir, como partido, como Frente de Izquierda, estamos muy metidos en más que pensar la rosca, estamos muy metidos en lo que está pasando por abajo, y viendo que es una situación cada vez más crítica en la que hay sectores que no saben si pueden pagar el alquiler, si pueden llegar a fin de mes, y nuestro rol está en pelear por ser parte de estos procesos, e impulsarlos, para que el hartazgo se convierta en una movilización mucho más grande, que imponga a los sindicatos que salgan a la calle, etcétera, etcétera. Esa es una prioridad nuestra. Yo lo que veo por parte de los grandes partidos es una rosca sobre el Titanic, donde hay algunas profecías autocumplidas, que es ver cómo el Frente Progresista termina de la mano de lo peor del macrismo. Ver a referentes que tenían un discurso progresista abrazados con los que encabezaron las movilizaciones de Vicentin en Reconquista, en defensa de los estafadores de Vicentin, demuestra lo que señalamos durante todo este tiempo, que no se puede ser progresista si se defienden los intereses de las cerealeras y de la Sociedad Rural. Y creo que eso es un gran desencanto para muchos trabajadores, docentes, que creían que frente al peronismo reutemista había algo nuevo, y los beneficiados terminan siendo los mismos de siempre en la provincia: los grandes propietarios de tierras y los grandes propietarios de empresas. Eso, por un lado. Y después, bueno, creo que el Frente de Todos es una gran productora de desencanto, porque lo cierto es que hay un peronismo de ajuste, digo a nivel nacional, ni qué decirlo con Perotti. Hay un peronismo que ganó la elección diciendo que iba a llenar la heladera y que iba a terminar con la herencia macrista y cada una de las cosas que hizo fue para congraciarse con la herencia macrista, para juntar cada peso para pagar la deuda externa ajustando a las enfermeras, a los trabajadores estatales, etcétera, etcétera, y creo que eso es una gran fábrica de descontento. Y nosotros, como izquierda, estamos hablando permanentemente. Primero estamos luchando en la calle, peleando por su salario con todos esos sectores que dicen: “Me siento decepcionado”. Pero al mismo tiempo también hablándole políticamente con nuestros principales referentes para llamarlos a pelear por construir una gran fuerza social frente a la política de ajuste. Y por supuesto también una gran fuerza política que sería un partido de trabajadores socialistas, para que la salida sea una salida por izquierda, desde abajo, en beneficio de las necesidades populares, y no en beneficio de un nuevo salto en la degradación de nuestras condiciones de vida. Eso fue lo que pasó a la salida de la dictadura con la hiperinflación de Alfonsín y en el 2001. Bueno, eso es un poco lo que estamos peleando. ¿Cómo va a ser el año electoral? Por lo menos a mí me cuesta mucho verlo, porque todavía es muy prematuro y es un país que pestañeás y ya cambió. Pero creo que más allá de los discursos hay un gran consenso de los partidos que van desde el macrismo hasta el Frente de Todos, incluyendo al Frente Progresista, que va a los brazos del PRO, de que en un momento de crisis hay que priorizar a los bancos, hay que priorizar a los ruralistas, hay que priorizar a la cerealeras y bueno, la izquierda es una voz en ese sentido bastante solitaria, pero con un peso que no es despreciable. Que plantea que de una vez por todas hay que priorizar a los trabajadores y hay que esperar por una salida de los trabajadores socialistas a la izquierda de esta crisis que estamos viendo.

—Entiendo por lo que vos me decís que la llegada al poder sería no tanto por lo electoral, sino por un clima social que permita que los trabajadores se organicen y decidan sobre el destino de determinadas políticas.

—Exactamente, y te lo digo más concreto. Hay determinadas medidas que quizás forman parte de los programas que nosotros levantamos o de las consignas que nosotros levantamos que muchas veces te decían: “Eso es utópico”; y yo creo que ahora son de autodefensa. O se construye un banco nacional, que impida que los bancos privados fuguen sistemáticamente dólares para que el país se hunda o nos van a comer los piojos. O en serio se conquista el monopolio del comercio exterior para evitar que un puñado de sojeros tengan los silobolsas pisados y las cerealeras especulen con cuándo venden y cuándo liquidan y con eso te liquiden el poder de compra, y lo que vale el peso, o nos van a comer los piojos. O discutimos algunas medidas de fondo, como dejar de pagar la deuda externa, cómo resolver el problema de la vivienda construyendo un Plan de Obras Públicas, o pensamos medidas de fondo o todo lo que estamos viendo ahora se va a convertir un mazazo sobre nuestras cabezas. Para pelear por ese programa no hay otra que con la fuerza organizada y movilizada de las grandes mayorías populares, que en el discurso permanente, y sobre todo el discurso de los libertarios, pero que también lo copian muchos otros, los que somos mayoría, que somos los laburantes, parecemos una minoría que tenemos que agradecer que nos den trabajo. Y no, los trabajadores con su familia y con los pequeños productores y pequeños comerciantes somos una mayoría social aplastante. Bueno, si esa mayoría social discutiera sus prioridades, que son tener un salario que cubra el costo de la canasta familiar, tener salud, tener educación, que la vivienda no sea una utopía… Si las mayorías discutieran eso, sería una fuerza social imparable. Y no es que no hay recursos, que no hay plata, hay plata, pero se utiliza para pagar la deuda externa. Hay plata, pero se fuga. Hay plata, pero se va a las casas matrices. Hay plata.

—¿Por qué pensás que las mayorías no siguen esa agenda que vos marcás?

—Yo creo que hay todo un entramado enorme de sindicatos y partidos, sobre todo los que tienen discursos progresistas, que buscan que los trabajadores sean, cuando hay vacas gordas, el último eslabón de una cadenita, que a lo sumo le caen los restos de una bonanza, que es lo que creo que pasó en el kirchnerismo. Y cuando hay vacas flacas son los tipos que tienen que poner el cuello para degüello. Algunos dicen que los trabajadores tienen que ser la columna vertebral, nosotros creemos que los trabajadores tienen que ser la cabeza de una organización racional del país, bajo una economía que no esté en función de que un puñado de empresarios se hagan ricos, sino que esté en función de que las grandes mayorías populares. Yo creo que es momento para hablar de salidas de fondo, pero que son consignas, que son programas, que son medidas, que o las tomamos o va a desplegarse sobre nosotros una respuesta reaccionaria, que es lo que estamos viendo. Pero yo creo que hay una voluntad de que los trabajadores, que tienen una historia verdaderamente enorme y combativa en Argentina, no se expresen en las calles. Y bueno, la nuestra es la contraria. Es que si los trabajadores ponen esas fuerzas sociales, se organizan democráticamente, pelean asambleas, surgen a la calle, creo que es la única manera de pelear por una salida que valga la pena en este momento.

—¿Qué imaginás para los próximos meses en la calle?

—No somos pitonisas ni oráculos, pero no tengo dudas de que la resistencia va a crecer, porque ya está pasando. Ahora hay una huelga muy importante de los trabajadores del neumático. Santa Fe creo que es uno de los epicentros de los conflictos, hay conflictos en la salud en Jujuy, ya lo vimos en Neuquén, hay conflictos de todo tipo, a pesar de que existe una voluntad manifiesta y enorme de los grandes sindicatos oficialistas enrolados con el peronismo de que nadie salga a la calle. Si aún con esa política de pasivización hay este nivel de movilización, yo creo que en la medida que la crisis se sienta más esos dirigentes se van a ver superados y van a verse obligados a convocar a las medidas que hoy se está negando.

—¿Qué pasaría si volviera a aparecer la opción electoral en un balotaje entre JxC y FdT? 

—No me voy a pronunciar en un escenario hipotético, en un país tan pero tan convulsivo como el que vivimos, pero creo que lo que hay ahora en la cabeza de millones de personas es lo contrario de todo los que nos decían, la mentira de que habíamos dicho que eran lo mismo, cosa que jamás dijimos. Lo que se ve es que lamentablemente los que habían dicho que venían a modificar la realidad del macrismo se esmeraron todo lo que pudieron para que esa realidad persista y se perpetúe. Y bueno, eso en un sentido nos dio la razón a la izquierda, que dijimos que no se podía continuar con esas políticas y lamentablemente fue lo que sucedió.

—¿Cómo estás viendo la gestión en la ciudad?

—Es claro que busca ser una gestión cada vez más lejos de cualquier rémora progresista, como se ha jactado en todo este tiempo el Frente Progresista, del cual Javkin es parte, y busca cada vez más emparentarse con lo que hace Larreta y el macrismo en Capital Federal. Es una gestión que no prioriza la vivienda, que aumenta el transporte cada vez que puede, que redujo líneas de transporte, que jode a las familias trabajadoras, y que busca coronarse discutiendo el llamado frente de frentes con los sectores del macrismo que hicieron bolsa, el salario, el trabajo, y los derechos de los trabajadores en Argentina durante cuatro años de gobierno. Que para ser oposición al gobierno nacional tengan que aliarse al macrismo, a personajes como Losada, a los que defendieron a Vicentin en el norte de la provincia, demuestra que se perdió cualquier criterio de progresismo, de defensa de los intereses populares y se busca gobernar para los que más tienen, como hace el macrismo. Desde ese punto de vista, nosotros somos opositores a lo que hace la gestión municipal acá.

 

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