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Cristina sube a Néstor al viaje del arco iris

Por: Ignacio Zuleta

Néstor Kirchner se subió a la comitiva del viaje que inició ayer su esposa a los Estados Unidos, seguramente la gira a ese país más importante de su mandato, que incluye un almuerzo con los 200 empresarios estadounidenses de más peso y la participación con 40 mandatarios de todo el mundo de la cumbre nuclear más significativa desde el fin de la Guerra Fría. La presencia del ex presidente junto a Daniel Scioli y José Alperovich –un dúo que pergeña ya dentro del oficialismo un proyecto de fórmula presidencial para 2011– reviste de aroma doméstico esta peregrinación a Washington con el sólo objeto de dar la señal a sus anfitriones de que hay sucesión; un presidente que sale al mundo a un año y medio de dejar el cargo debe evitar que tomen el viaje como una despedida.

Ya el viaje aparece cercado de pequeñeces, como los esfuerzos del Gobierno por evitar la mortificación de sus contradictores sobre si se reúne o no con Barack Obama. Cristina de Kirchner no figura entre los elegidos por el presidente de los EE.UU. para reuniones bilaterales, reservadas a los países a los cuales Washington quiere comprometer en un cerco en torno al malo de la película, el descontrolado proyecto nuclear iraní. La afición del Gobierno por el feísmo mediático alimenta esas minucias: el Gobierno sigue diciendo que podría haber un encuentro con Obama, algo que éste le debe a la Argentina –se ha reunido ya con todos los presidentes importantes de la región–. Con esos gestos termina cautivo de la crítica si esa reunión no se concreta.

La presencia de algunos candidateables del kirchnerismo también menoscaba el alto relieve internacional de esta visita, a la que concurren los ministros Amado Boudou y Julio De Vido, y el secretario Carlos Zannini, que acompañarán a los Kirchner en una serie de reuniones con banqueros y empresarios que les ocupará el fin de semana sobre asuntos que guardan los viajeros bajo siete llaves y que buscan crear noticias para mandar de Buenos Aires a Washington durante el fin de semana.

Este nuevo Viaje del Arco Iris (así llamó Eva Perón a aquel paseo europeo de 1947) la exhibirá a Cristina de Kirchner hoy ante 200 socios de la American Chamber of Commerce que quieren escucharla sobre los temas que desvelan a los inversores con intereses en la Argentina. La presidenta va con el power-point que suele usar cuando recibe en Olivos a gremialistas, empresarios y legisladores y que contiene el rap de las realizaciones del Gobierno. Los anfitriones tratarán, si el tiempo da para las preguntas, de saber por qué todas esas proezas del Gobierno Kirchner no han creado el clima de negocios que ellos dicen necesitar para mejorar su mirada sobre la Argentina. La respuesta, también conocida, será que el canje de la deuda defaulteada con uso de las reservas es el mejor gesto que puede hacer su administración para favorecer ese clima. Si hay repreguntas, difícil en gente tan ocupada y cortés –lo revela el tono amable y hasta exaltatorio de la invitación–, la presidenta apelará a sus conocidos argumentos de que a la Argentina le ha ido mucho mejor que a los Estados Unidos en la última crisis financiera.

La tribuna de la American Chamber of Commerce es seguramente la más alta en el orden de la actividad que habrá ocupado la presidenta nunca –la del Council of the Americas de su amiga Susan Segal recorta sus actividades a América Latina– y su exposición la compromete con un mundo que desde 2003 los Kirchner han mortificado con sus zalemas hacia el chavismo. Después de este baño de capitalismo salvaje no le quedará al Gobierno mucho resto para volver a esas algaradas terceristas que parecen cosas del pasado.

Mostrarlos a su esposo y a Scioli junto a ella es seguramente el comienzo de una campaña de instalación de alguna forma de sucesión. Néstor Kirchner insiste de puertas adentro en que es candidato a presidente en 2011, pero también les ha dicho a sus entornistas que desmentirá a quien diga eso en público o que revele algunas piezas de su estrategia. Por default, Scioli ya se instala como el “second best” del proyecto de sucesión, un hombre de Buenos Aires al que debe acompañar un peronista del interior, dígase José Luis Gioja o el tucumano Alperovich, que también sacó ticket para este viaje.

La agenda del viaje incluye participar mañana de la inauguración de una muestra de arte aborigen en el Smithsonian Institute (el complejo de museos más importante de Estados Unidos) y, desde el lunes, participar de la selecta cumbre nuclear convocada por Obama para exaltar el proyecto de desarme nuclear que acompaña al cerco sobre Irán.

Es difícil imaginar premio mayor de los Estados Unidos a la Argentina, país que nunca sacó –para decirlo peronísticamente– los pies del plato en materia nuclear. Ha firmado todos los protocolos de seguridad, de no proliferación y somete sus avances en esa materia a las salvaguardias que imponen los Estados Unidos. La lista de asistentes, cerca de 40 mandatarios con países con desarrollo en ese campo, incluye a algún amigo como Sebastián Piñera –Chile no tiene actividad nuclear– y aísla a dos enemigos de Washington que tienen proyectos fuera de control, Irán y Corea del Norte.

El nuevo proyecto nuclear de Obama que corona esta conferencia en la cual la Argentina ha sido distinguida como en pocas ocasiones se presentó el martes en Washington bajo el título de “Nuclear Posture Review”; incluye la firma de un tratado START en Praga con el presidente ruso Dmitry Medvédev. El lunes, todos los invitados serán llevados a recorrer laboratorios e instalaciones para ver el estado del desarrollo nuclear de los EE.UU. y una serie de charlas que incluyen la proyección del film “Nuclear tipping point”. Se trata de un documental que ya mostró en función privada Obama el martes en la Casa Blanca, y que espera tenga el mismo efecto que “Una verdad incómoda”, el largometraje de Al Gore sobre el calentamiento global, que fue éxito en salas y hasta ganó un Oscar. Se trata de entrevistas a los ex secretarios George Shultz, Henry Kissinger, Bill Perry, Sam Nunn y Colin Powell en respaldo del nuevo plan con relatos de Michael Douglas, una elección decidida para darle pila a la presentación.

Cristina de Kirchner se hará acompañar en las cuatro mesas de debate por Jorge Taiana, Julio De Vido, el embajador Héctor Timerman y la sherpa Elsa Kelly. El resto de la delegación, que incluye a los legisladores kirchneristas José Mayans (Formosa), Ana María Corradi de Beltrán (Santiago del Estero), María Graciela de la Rosa (Formosa), Juan Mario País (Chubut) y Omar Félix (Mendoza), merodeará por Washington hasta el martes por la noche produciendo noticias también de consumo doméstico.

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