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Cristina, Binner y el resto

Por David Narciso


narcisoEl próximo miércoles, seis de los once senadores del PJ recibirán a Jorge Obeid. Estuvieron reunidos hace 30 días y ahora el ex gobernador solicitó verlos de nuevo. No hay una expectativa en particular sobre el resultado de ese encuentro, pero sí es una pequeña muestra del trabajo de orfebre que le toca al primer candidato a diputado.

Esos seis caciques departamentales agrupados en la Juan Domingo hace tiempo apostaron por Daniel Scioli, pero éste declinó todo tipo de aspiración (hasta las listas de legisladores provinciales las hizo la Casa Rosada) y entonces quedaron “sueltos”. Sin Scioli como referencia, y al menos cuatro listas de diputados que pretenden aspirar votos peronistas en Santa Fe, no articular con ellos es un lujo que el Frente para la Victoria no puede darse en 2013.

Daniel Scioli no quiso o no pudo romper con la presidenta, y se quedó en el FpV. Por eso cuando se le pregunta al senador por San Lorenzo Armando Traferri, referente de la Juan Domingo, aclara: “Lo probable es que terminemos apoyando al Frente para la Victoria. El proyecto de Scioli es para 2015, y hasta ese momento gobierna Cristina”.

Así de complejos y enrevesados son los tiempos que se viven en el PJ santafesino. Hay peronistas en las listas de Miguel del Sel, en la de Osvaldo Salomón, en la de 100% Santafesino y en la del Frente para la Victoria. Puede sonar reiterativo pero es momento de recordarlo: el kirchnerismo consiguió neutralizar el peso del bloque reutemista-obeidista, pero no encontró las herramientas para hegemonizar el PJ santafesino. Por eso le pasó lo que pasó en 2011 y corre riesgo de pasarle de nuevo si no toma cartas en el asunto.

Mientras el inicio de la campaña para las primarias agarró a Obeid en la necesidad de restañar heridas que pudo dejar el armado de listas y unir cabos sueltos, Hermes Binner tenía su campaña redondeada y aceitada de antemano para ponerla en la calle. Si bien la carrera electoral termina recién el 27 de octubre, está a la vista de dónde parte uno y otro.

El país normal

Binner hace campaña con un eslogan que en sus inicios usaba Néstor Kirchner y que el socialista resignifica. Como estrategia publicitaria fue efectiva: prendió, no pasó desapercibido, es polémico como pocos, fácil de recordar e identificar, y sobre todo se instaló en cuestión de horas como centro de la agenda electoral. Desde que apareció en las paredes de la ciudad, el peronismo –como ya se dijo aún no sacó a la calle su campaña– construyó su discurso-respuesta a partir de ese eslogan como gatillo.

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Lo que ponen en juego

Tanto en el caso del Frente Progresista como del Frente para la Victoria está claro lo que se juega. El FPCyS pretende anotar un triunfo para el arco no kirchnerista que resuene a nivel nacional. El componente multipartidario de la lista permitirá que, en caso de ganar el 27 de octubre, todos se puedan sentir un poco ganadores. Sin embargo lo determinante es la figura de Hermes Binner: sea triunfo o derrota el peso del resultado recaerá sobre su figura y el FAP.

Aquel eslogan que hace referencia a “un país normal” confirma que el eje de la campaña pasa por la agenda nacional, concretamente por la continuidad en 2015 del kirchnerismo y en especial de Cristina. Se conjuga, además de la proyección de Binner para repetir la candidatura presidencial, la presencia en los primeros cuatro puestos de tres presidentes de partidos de la oposición a nivel país.

CFK y el kirchnerismo como eje

No será diferente el derrotero de la campaña del Frente para la Victoria, que de Ushuaia a La Quiaca y desde el Mar Argentino al Aconcagua tiene el mismo objetivo: reforzar la gobernabilidad de la presidenta para preparar el camino de la sucesión o, en caso de que en octubre se produzca un urnazo a favor del gobierno, intentar la reelección vía reforma constitucional.

Este fue el mensaje que la presidenta dejó ayer en La Paternal al presentar las listas del FpV de las 24 jurisdicciones electorales. “Estos son mis candidatos, hay que votarlos a ellos y me estarán votando a mí”. No hay dudas de que en todo el país el kirchnerismo estará en el epicentro de la agenda de campaña.

Eso también explica los nombres que lleva la lista del FpV en Santa Fe. Salvo Obeid, reconocido por sus dos gobernaciones, el resto son candidatos sin arraigo territorial y sin capacidad para traccionar votos.

La lógica que primó en el armado no es la tradicional del PJ (delicado equilibrio entre sectores partidarios y representaciones geográficas) sino la del proyecto nacional kirchnerista. Confeccionada en un local partidario del obeidismo a media cuadra de la Legislatura provincial, la lista fue definida entre el ex gobernador y el diputado de La Cámpora Marcos Cleri, que a la vez chequeaba con la Casa Rosada cada nombre y su ubicación.

Nótese que no figuran candidatos de Omar Perotti en un lugar protagónico ni de María Eugenia Bielsa, los dos dirigentes que mejores resultados cosecharon en los últimos procesos electorales para el justicialismo.

Hay equipo

Además del inicio de la campaña electoral, la Legislatura sancionó otros diez pliegos de defensores y fiscales, que en la práctica significó dejar en línea de largada a la nueva Justicia penal. La noticia no tuvo demasiada trascendencia, pero la merece, porque con esa decena de pliegos las cámaras terminaron de analizar todos los cargos titulares concursados. El oficialismo consiguió la aprobación del doble de los fiscales y defensores que trabajan en la actualidad, con lo cual tiene el número necesario para arrancar de cero.

El último paso lo tiene que dar la Corte Suprema, para lo cual trabaja a buen ritmo: la conformación de la Oficina de Gestión Judicial, corazón y cerebro a la vez, que organizará, ordenará y alimentará el trabajo de jueces, fiscales y defensores en el nuevo sistema. Siguiendo las directivas del gobernador, que puso como objetivo largar en el último trimestre del año, en el Ministerio de Justicia barajan como fecha tentativa el 1º de noviembre.

La banda sigue tocando

Desde la cúpula del Poder Judicial también se sigue de cerca la investigación sobre la banda de Los Monos y otras ramificaciones del delito organizado. Una de las preocupaciones es que no decaiga el ritmo de trabajo, no por parte del juez de la causa, sino por un montón de otros actores colaterales a los que suele absorber el tentador ritmo cansino de la burocracia tribunalicia.

A esta altura de los acontecimientos es difícil verificar qué capacidad de daño conservan Los Monos tras las huidas, detenciones y muertes de sus cabecillas en los últimos tiempos. Puede que se haya golpeado duro la cabeza de la organización, pero no puede perderse de vista que la estructura de comercialización de drogas se regenera.

Los Monos fueron (o son, vaya a saber) el socio local principal que encontró la multinacional de la droga para colocar su producción en Rosario. Jueces, funcionarios y fiscales saben que hay otros y que, desbaratados Los Monos, surgirán nuevos representantes que los reemplacen. Y entonces la saga de muertes, venganzas y lavado de dinero se regenera. Por eso lo importante es seguir tirando del hilo. Ir a buscar a los proveedores, a dueños de la logística, contadores, abogados y responsables de la red de corrupción que garantiza impunidad. Los Monos compraron oficiales, suboficiales, comisarías enteras y jefes policiales, pero con ello garantizaban su parte del negocio de distribución. Las mismas dudas están presentes sobre hombres de Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, que controla puertos y ríos. Ahí hay mucho trabajo para fiscales y jueces federales.

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