Policiales

Juicio oral

Crimen en el Fonavi de Derqui y Donado: pasará 24 años a la sombra

A Marcelo Barrios lo mataron a los 40 el 6 de agosto de 2016 bajo los monoblocks de zona oeste. Dos años y medio después el tirador fue condenado. En la sentencia se computó otro hecho de robo ocurrido dos meses después del asesinato


Monoblock. Chelo murió frente a su hermano junto a un viejo Fiat Uno en reparación. Foto: Archivo

A Walter Marcelo “Chelo” Barrios lo mataron a los 40 años la medianoche del 6 de agosto de 2016 bajo los monoblocks que se erigen en el complejo de Derqui y Donado. Desde un primer momento el nombre del tirador estuvo en manos de los investigadores ya que el crimen ocurrió frente a los hermanos de la víctima. También el móvil: una bronca interpersonal que se saldó a los tiros. Pasaron más de dos años y un hombre fue condenado por esa muerte violenta. Se trata de Emanuel David Villanueva, un joven de 28 años. La pena que le impusieron los jueces Rafael Coria, Silvia Castelli y Paula Álvarez acumuló 24 años. Ocurre que además del homicidio, el tribunal unificó condena por hechos de robo calificado.

Al Chelo Barrios lo conocían todos en los Fonavi Súpercemento –el verdadero nombre del complejo de viviendas que se extiende sobre calle Donado, desde Mendoza hasta Magdalena Güemes–. No tenía muy buena fama, pero tampoco inspiraba rechazo entre la gente. Él no vivía en el barrio –era de Cabín 9–, pero su hermana y su hermano sí, en dos casas que están ubicadas en uno de los centros de manzana del complejo edilicio, sobre calle Derqui al 7500, a pocos de la colectora de avenida Circunvalación. “Viste cómo es el tema con estos muchachos. No era malo, pero se metía en quilombos y la gente que anda en quilombos después tiene que responder con ese tipo de códigos”, explicó a El Ciudadano, en el invierno de 2016, un muchacho que vive a pocos metros de los familiares del Chelo.

Ese viernes fatal Barrios estaba junto con su hermano, que es mecánico, arreglando un Fiat Uno blanco de los 90 en la plaza del centro de manzana del monoblock. Le sacaron piezas, las limpiaron y las dejaron en una mata al lado del auto. Así las horas pasaron.

Unos minutos después de la medianoche dieron por terminada su tarea. Ordenaron y comenzaron a empujar el auto marcha atrás, para acomodarlo contra una pared. En ese momento, mientras ellos estaban de espaldas, haciendo fuerza sobre el capó del Uno, se les apareció un viejo conocido. Se escucharon 7 u 8 explosiones. El Chelo Barrios cayó al piso y ya no se levantó. Sus familiares lo cargaron en un auto y lo llevaron hasta el Policlínico San Martín, pero el herido no sobrevivió.

Desde ese momento los testigos identificaron a Villanueva con nombre y apellido. Y se emitió una orden de captura.

Ema se mantuvo prófugo dos meses. Hasta la noche del 15 de octubre, cuando el Comando lo atrapó después de un atraco en el que esquilmó al encargado de un predio de fútbol 5 y al uniformado que custodiaba el lugar.

El lugar está cerca de donde ultimó a Chelo Barrios; Villanueva –según detallaron los fiscales– entró con un revólver 38 y profiriendo amenazas sustrajo dinero y un celular, redujo al guardia y le robó la pistola reglamentaria, un chaleco y un handy. Una hora después la Policía lo interceptó y marchó preso a la comisaría.

El 14 de febrero comenzó el juicio contra Villanueva que culminó con una pena unificada a 24 años por el delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegítima de arma de fuego agravada.

Por la mañana, familiares de Chelo Barrios rompieron la solemnidad del Centro de Justicia Penal festejando la sentencia con aplausos.

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