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Pidió disculpas

Creó terapia para “reconvertir” homosexuales y 20 años después reveló que es gay

McKrae Game tiene 51 años, está casado y tiene dos hijos. Fundó uno de los mayores programas de terapia de conversión sexual en los Estados Unidos, una organización homofóbica basada en la fe. Dijo que ese "ciclo dañino de vergüenza y condena", que él mismo ayudó a construir "debe terminar"


McKrae Game tiene 51 años. Fundó, hace exactamente dos décadas, uno de los mayores programas de terapia de conversión sexual en los Estados Unidos, y hasta hace pocos años dirigió esa organización homofóbica basada en la fe, la Truth Ministry, con sede en Carolina del Sur. Ahora se declaró gay, dos años después de haber sido expulsado de la comunidad que él mismo creó. Y pidió disculpas por el daño que pudo haber causado con su pronóstico de infierno para quienes osaran vivir por fuera de los estándares heterosexuales.

 

McKrae tenía hasta hace poco como objetivo suprimir o cambiar por completo la sexualidad LGBT a través de asesoramiento, intervenciones o ministerio religioso. Para eso armó Truth Ministry, que cambió su nombre a Hope for Wholeness –Esperanza por la integridad– en 2013. Predicó, convencido, que ser homosexual era un pasaje seguro al infierno. “Me costó más tratar de negar (mi atracción hacia los hombres) que aceptar mis atracciones y decir: «Soy un hombre gay»”, declaró en una entrevista reciente con el Post and Courier. “Fui un desastre por 26 años y ahora tengo más paz que nunca”, admitió.

Hope for Wholeness, como se llama desde hace seis años, es una red con base en Carolina del Sur que promete “recursos para descubrir una forma de salir de la homosexualidad” e ir hacia “el diseño de Dios”.

Sus métodos fueron, con el correr de los años, criticados y hasta denunciados. Sus terapias terminaron prohibidas en 18 de los 50 estados de Estados Unidos.
“Era un fanático religioso que hirió a la gente. Hay algunos que intentaron suicidarse por mí y por las cosas que dije. Gente que conozco está en terapia ahora por mí”, admitió hace días al Post and Courier.

McKrae no es el primer miembro de una comunidad de terapias para “corregir” la diversidad sexual que se retira y arrepiente. En la mayoría de los casos, sin embargo, las denuncias a los objetivos, métodos y concepciones sobre la sexualidad por parte de los que abandonan esos proyectos no trascienden.

En algunos casos, sí. Es el del ex presidente de Exodus International, Alan Chambers, quien le contó al diario Washington Post que se define como un “hombre gay casado con una mujer heterosexual”.

Ya no combate las orientaciones LGBT como aberraciones alejadas de una suerte de plan divino. “Todo quedó en mi pasado, pero todavía hay mucha gente que cree que hay algo malo con ellos y con la gente que decide vivir su vida honestamente como gay, lesbiana, trans…”, escribió en redes sociales tras hacer pública su homosexualidad.

Decidió dar la entrevista porque no quería que otro divulgara su “secreto”, que otro controlara su propia historia. Sus más cercanos ya lo conocían. McKrae está casado, y tiene dos hijos con su esposa Julie Game. Dijo que ella fue muy comprensiva con el proceso, pero no pasó lo mismo con algunos miembros de la comunidad cristiana a la que perteneció ni con activistas LGBT.

El “ciclo dañino de vergüenza y condena”, que él mismo ayudó a construir “debe terminar”, afirmó.

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