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Crece escándalo por armas desaparecidas

El faltante en batallón de Fray Luis Beltrán generó desplazamientos en el Ejército.

El jefe del Estado Mayor del Comando de Adiestramiento y Alistamiento del Ejército Argentino, Alejandro Luis Pucheta, fue pasado a disponibilidad por el escándalo que generó el faltante de armas, incluidos 154 fusiles FAL, en una unidad del Gran Rosario que estaba a su cargo.

En un comunicado oficial, se informó que la decisión fue tomada por el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, y que obedeció al tema del robo. Pucheta se desempeñaba como director de Arsenales y tenía responsabilidad de mando sobre el Batallón de Arsenales 603 “San Lorenzo”, con sede en Fray Luis Beltrán.

El 19 de febrero pasado el Ministerio de Defensa informó sobre el faltante de armas en dicha unidad militar. A raíz del sumario interno y actuaciones judiciales iniciadas en esa oportunidad, fueron pasados a disponibilidad el ex jefe de la Unidad, teniente coronel Alejandro Holm, cinco oficiales y cinco suboficiales del Batallón 603.

Después de días de silencio, el Ministerio de Defensa detalló que faltaron 154 fusiles FAL, piezas para el armado de 250 de esos fusiles, una ametralladora MAG calibre 7,62 mm, piezas para el armado de 5 ametralladoras calibre 12,7 mm (con excepción de cañón y afuste) y una pistola calibre 9 mm. El blanqueo de lo sucedido corresponde a un informe que elaboró el Ejército de Brasil y que ya estaría en manos de la Cancillería argentina, en donde se informa del “arsenal de armas con procedencia argentina encontrado durante operativos realizados en diferentes favelas de Río de Janeiro” (ver aparte). “En este caso el pase a disponibilidad del ex director de Arsenales, obedece a la gravedad de los hechos ocurridos en el Batallón de Arsenales 603”, se informó desde el Ministerio.

Pocos días antes de que se descubriera el faltante, el viernes 18 de febrero, el sargento ayudante Hernán Solís, que se desempeñaba como jefe de la Sección Armamento de la Compañía de Abastecimiento del Batallón 603, se pegó un tiro con el arma reglamentaria. Solís, según una fuente confiable, “no soportó la presión del jefe del Batallón”. Se trata del coronel Enrique Battezzati, que se había hecho cargo de la unidad diez días antes del suicidio.

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