Ciudad

Creaciones “de la cabeza”

Por Luciana Sosa.- Inscriben para el taller gratuito de sombreros y turbantes para pacientes oncológicos que perdieron el cabello. La idea consiste en mantenerse activos y no dejar de verse bien.


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Hay una frase tan trillada como cierta, que con el correr del tiempo toma aún mucho más impulso: “Aquello que no mata, fortalece”. Y con el avance de la medicina, el cáncer de mama sigue siendo una noticia terrible al recibirla, pero a la hora de hacerle frente es una batalla que se puede ganar. En medio de su tratamiento de quimioterapia, Rita Marc no sólo reunió las fuerzas necesarias para pelear por su salud, sino también para enseñar a las demás a salir adelante. El próximo jueves 20, de 9 a 11, brindará un taller de confección de gorritos y turbantes para quienes estén atravesando la quimioterapia, o hayan perdido su cabellera por cualquier otro motivo. “Si hacemos algo por nosotros nos sentimos bien, y si nos vemos bien, nos sentimos mucho mejor”, confió la mujer. Los y las interesadas a participar de este taller gratuito, que se llevará a cabo en la sede del rectorado (Maipú 1065), deberán inscribirse a través de ritammarc@gmail.com.

Rita es jubilada “no reconocida”, dado que no piensa dejar de trabajar. Desde hace años ejerce la docencia en el instituto de Diseño en Indumentaria en la materia “producción”, “así que esto de buscar ideas es una cosas de todos los días”, compartió. Fue así como la mujer, ante el tratamiento por su cáncer de mama, emprendió la tarea de sobrellevar esta lucha de la mejor manera y, por si fuera poco, dar las herramientas a los que pasan por la misma situación para enfrentar esta enfermedad.

“Cuando me hablaron del tratamiento y me dijeron que uno de los inconvenientes sería perder el pelo, me preguntaba qué iba a hacer con eso, entonces pensé lo calurosa que soy para tener una peluca en verano, no me iba a poner un triste pañuelito y tampoco pensaba salir pelada a la calle. Entonces, empecé a probar hacer turbantes y sombreritos con retazos de tela, porque los que se venden son carísimos. Fue así como tuve dos opciones: o meterme en el comercio y competir con precios más bajos, o enseñar a hacerlos usando pocos recursos, lo cual aporta un significado doble como mantenerse en acción y hacer algo por nosotras mismas”, relató.

Empezar por uno mismo

Rita comenzó la confección para su uso propio y logró tenerlos de una manera fácil y práctica, es por eso que, con un retazo de 40 centímetros puede obtener un turbante y con uno de 30 un sombrerito. “El material a utilizar es muy poco, por eso es fundamental aprender a hacerlos, para poder tener varios en casa y sobrellevar el efecto de la quimioterapia de la mejor manera, sin dar lástima, con actitud”, enfatizó.

El taller se brindará sólo a aquellos que hayan hecho un contacto inicial a través del correo electrónico. Asimismo, la sedería Eifell donó tela para la producción de estos turbantes y sombreros: “Y les pedí que nos donen también aquellos pedacitos de tela que piensan tirar, porque con apenas unos centímetros de encaje, o puntilla, o una tela de raso podemos hacer flores o moños que sumarán vida y color a nuestros sombreros”, explicó.

Por otra parte, Rita Marc pidió la colaboración de quien tenga una máquina remalladora, para poder coser las bases de estos sombreros, de tela de algodón. “El algodón es mucho más fresco en el verano, sería de gran ayuda”, dijo.

El mensaje de Rita es tan franco como contagioso: “Debemos aprender a llevar esto con alegría, no es una carga, te tocó como te puede haber tocado tener problemas de presión alta o diabetes. Confieso haber sentido que se me caía una maza en la cabeza cuando me lo dijeron, y no soy una Juana de Arco, pero inmediatamente debemos cambiar nuestra actitud ante la situación y, como cada día, tengamos o no una enfermedad, tratar de vivir de la mejor manera”. Asimismo, enfatizó: “Con todos los colores que uso en mi sombrero, la gente puede llegar a decir que estoy loca o que se me piantó el moño, pero no voy a dar lástima. Salgo a la calle alegre, porque elijo vivir”.

Está claro que la quimioterapia baja las defensas del organismo de manera asombrosa. La piel queda muy pálida, la gastritis se apodera de la rutina y el pelo puede caer (en la mayoría de los casos) en su totalidad. Así y todo esta, como tantas otras mujeres (y algunos varones) eligen uno de los dos caminos posibles ante esta situación, tal lo dijo Rita: “Tirarse al piso y llorar o respirar hondo, pensar en todo lo que tenemos aún por vivir y salir adelante. Yo elegí el segundo”.

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