Cracovia, una de las ciudades más grandes, antiguas e importantes de Polonia situada en las márgenes del río Vístula, fue declarada por la Unesco “Ciudad de la literatura”, debido a la gran cantidad y calidad de la actividad cultural desarrollada, no sólo a nivel institucional sino también popular.
Refugio de intelectuales en la posguerra y considerada como la cuna de la cultura polaca, se convirtió en un santuario de poetas y escritores. Allí vivieron los premios Nobel Wislawa Szymborska y Czeslaw Milosz (1911-2004), uno de los mayores exponentes del género de la ciencia ficción, Stanislaw Lem, y el dibujante, periodista y dramaturgo polaco, Slawomir Mrozek.
Pero además, esta ciudad -polo económico, científico, cultural y artístico del país- ostenta con otros lauros como la designación de “Capital Europea de la Cultura” en 2000 y su centro histórico como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1978.
Cracovia vibra al ritmo de festivales literarios y es un semillero de aficionados a la literatura, así lo revelan las decenas de pequeñas editoriales, librerías y cafés literarios, donde perduran las tertulias de poesía en las que conviven estudiantes y eruditos.
Pero no es todo, según el diario español El Mundo, en Cracovia -donde viven 756.267 habitantes- las bibliotecas públicas prestan más de 3 millones de libros al año. Otro dato es que fue allí donde se editó el primer libro en polaco y donde abrieron sus puertas las primeras bibliotecas y “scriptoriums” del país.
Y también es en esta antigua ciudad donde la librería Matras, que desde 1610 vende libros en el Rynek, la plaza mayor, sigue abierta al público.
Cracovia, que alberga a más de 200.000 estudiantes y apuesta por la industria cultural y el turismo como fuentes de ingresos, acaba de convertirse en una Ciudad de la Literatura, título que sólo poseen seis ciudades del mundo: Edimburgo, Dublín, Melbourne, Norwich, Reikiavik y Iowa.
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