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Reflexiones

Cotejan dos fórmulas para blanquear cifras de pobreza

Entre el Indec y el Ministerio de Economía hay fuerte debate sobre qué metodología usar para volver a los índices de pobreza.


Con el objetivo de continuar ordenando las estadísticas, la conducción económica se encuentra analizando diferentes indicadores que permitirán estimar la pobreza e indigencia en la Argentina. Según se comenta en la Rosada, no pasará mucho tiempo más antes de que el Indec difunda los datos correspondientes a 2013 y los de este año.

Cabe recordar que el último dato fue conocido a mediados de 2013; y en ese momento, según el organismo que preside Ana María Edwin, el 4,7 por ciento de la población se encontraba en situación de pobreza y 1,4 por ciento en indigencia. Expresado en personas, el organismo oficial registraba 1.776.000 pobres, de los cuales 529.000 eran indigentes.

Las cifras de pobreza e indigencia se calculan a partir de canastas cuyos valores surgen del índice de precios. Hacia mediados del año pasado, para el Indec el valor de la canasta básica de alimentos para una familia tipo (matrimonio y dos hijos) era de 750 pesos mensuales, es decir 6,25 pesos por día por persona para las cuatro comidas.

Las series se dejaron de publicar cuando el gobierno lanzó el nuevo Índice de Precios Nacional urbano (IPCNu), un indicador con cobertura nacional en reemplazo del índice de precios al consumidor de la Capital y el Gran Buenos Aires (que arrojaba una variación anual del 10 por ciento). Tanto el IPCNu como el cálculo del PBI que estableció que el país en 2013 creció sólo un 3 por ciento, recibieron el viernes pasado una primera aprobación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que igualmente realizará una segunda revisión en septiembre próximo.

“El Directorio Ejecutivo reconoció la implementación por las autoridades argentinas de todas las medidas especificadas que se había solicitado para esta oportunidad así como las medidas iniciales adoptadas para remediar a las deficiencias en el suministro de datos”, consignó el Fondo a través de un comunicado. La primera solución que habrían acercado al ministro de Economía, Axel Kicillof, y los directores del Indec Ana María Edwin y Norberto Itzcovich para cubrir la información del segundo semestre del año pasado, habría sido completar los datos usando el viejo índice de precios, lo que hubiera arrojado (siempre según trascendidos) que la pobreza e indigencia en la Argentina hubieran seguido ubicándose en valores muy bajos, del orden del 4/5 por ciento y cerca del uno por ciento, respectivamente. Desde el Palacio de Hacienda habrían rechazado esta alternativa por considerar que afecta la tarea de apuntalar la credibilidad de las mediciones oficiales.

Cabe recordar que mientras la inflación oficial de 2013 fue del 10 por ciento cálculos privados, como por ejemplo, la medición que realiza la exdirectora del Indec, Graciela Bevacqua, la ubicó en un 27,4 por ciento, un poco más que Fiel con una suba del 26 por ciento.

Uno de los factores que explican el alza de los precios fue el incremento en los alimentos. Para M&S Consultores, este rubro aumentó el año pasado un 35,5 por ciento mientras que para Jorge Todesca llegó hasta un 45 por ciento. Este dato no es menor, porque explica en gran parte el aumento de la pobreza e indigencia, dado el importante peso de los alimentos en las canastas que se utilizan para calcular estos indicadores.

La segunda alternativa que plantearon desde el Indec fue reemplazar los índices de pobreza e indigencia por el de Necesidades Básicas Insatisfechas, según trascendió. Se trata de otro método para identificar carencias críticas en una población y caracterizar la pobreza. En tal sentido, se utilizan habitualmente indicadores vinculados con la vivienda, el acceso a los servicios sanitarios, a la educación básica e ingreso mínimo, disponibles en los censos de población y vivienda.

De acuerdo con el relevamiento efectuado por los técnicos del Indec, el 18 por ciento de la población se encontraría dentro del segmento con necesidades básicas insatisfechas, equivalente a unas 6.800.000 personas. Por último, también se habría evaluado calcular las canastas de pobreza e indigencia aplicando el nuevo IPCNu. En este caso la pobreza resultaría en el orden del 22 por ciento.

No se conoce aún cuál metodología de las propuestas habría finalmente aceptado el equipo económico como, tampoco, cuál fue la reacción de la presidenta Cristina de Kichner al enterarse que la pobreza era mucho más de lo esperado. Cabe señalar que en la década de los 90 el segmento de la población pobre se ubicó, en promedio, en un 24,6 por ciento para la provincia de Buenos Aires, una comparación difícil de digerir para el kirchnerismo. La falta de información oficial lleva a que existan diversas mediciones sobre la pobreza.

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