Ciudad

Olor que delata

Costumbre tóxica: una gran mancha negra torció el presente cristalino del arroyo Ludueña

Lo denunció el colectivo Amigos de la Isla Autoconvocados, que se preguntó cómo ocurre un fenómeno que a primera vista no responde a causas naturales. Las imágenes contrastan con registros de fines de marzo, que mostraban, cuarentena mediante, aguas transparentes y fauna abundante


Se acabó la transparencia. El colectivo Amigos de la Isla Autoconvocados denunció este martes la aparición de “una inmensa mancha negra” sobre el arroyo Ludueña que cubría la superficie del agua hasta la desembocadura y que emanaba “un fuerte olor a cloaca”.

Las imágenes captadas contrastan diametralmente con recientes filmaciones que mostraban aguas casi transparentes y marcada presencia de peces en el curso, que quienes las captaron vinculaban con con la ausencia de vertidos contaminantes de empresas y la nula navegación deportiva y recreativa, ambas derivadas de la cuarentena obligatoria.

“Sin entrar en polémicas con la autenticidad de aquellas imágenes (de hecho lo son) ni con la veracidad de los argumentos esgrimidos”, lamentaron los miembros de la agrupación, se preguntan cuál es la causa del nuevo fenómeno, que puede haber revertido y hasta empeorado la situación anterior.

“Si durante todo el período de referencia no hubo ni actividad fabril ni náutica en toda la ciudad de Rosario y alrededores y la altura del río es incluso inferior a la de hace dos semanas atrás, ¿a qué se debe la aparición de esta mancha oscura en el arroyo? Si la misma es producto de la lluvia de ayer que lavó las riberas del mismo y los desagües pluviales de la zona, ¿cuál es el motivo del nauseabundo olor que tuvieron que soportar los vecinos y las personas que pasaron por el lugar? Porque según una nota que brindó el Gerente de Comunicaciones de Aguas Santafesinas a un medio local el 23/1/2019, el agua que cae en la zona debe drenar por cañerías pluviales y no por cloacales”, refirieron con indignación los ambientalistas.

“Vale la pena mencionar –advirtieron además– que a menos de dos kilómetros río abajo de la desembocadura del arroyo Ludueña, Aguas Provinciales posee la toma de agua potable de la que se nutre la ciudad de Rosario”.


El daño ambiental que representa la mancha es difícil de estimar, aunque el fenómeno se torna más evidente –¿y más dañino?– al denotarse los colores y olores que se disimulaban en la situación anterior a la cuarentena. Y lo que se aprecia sin esfuerzo es el marcado contraluz con los registros que se viralizaron a fines de marzo “que sorprendieron a todos tanto por la claridad de sus aguas como por la cantidad y tamaño de los peces que nadaban en ellas”, lamentó el colectivo.
“En aquel momento los principales argumentos que se dieron para explicar el fenómeno de las aguas cristalinas del arroyo fueron los siguientes: al no haber actividad en las fábricas no había vertidos en el arroyo; al no haber circulación de embarcaciones las aguas estaban más tranquilas, lo que favorecía la sedimentación, cada vez que hay una bajante pronunciada en el río las aguas son más cristalinas y se ven más lo peces, etcétera”.

Ya no. Y la situación se generó, además, en un momento muy lábil para toda la cuenca: el docente e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral Carlos Ramonell advirtió, en medio de la bajante histórica por la que atraviesa, que “la concentración de contaminantes por posible disminución de la capacidad de dilución de los efluentes cloacales” es mayor y más peligrosa.

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