Policiales

Violencia sin fin

Conmoción en Ludueña: balean parroquia Santa Rita y horas después hieren a tiros a quiosquera vecina

Este jueves por la tarde gatilleros en auto dispararon contra la capilla que está en pasaje Puelche, entre Humberto Primo y Casilda; no hubo heridos. Pero este viernes al mediodía la dueña del quiosco lindero con la iglesia recibió disparo en abdomen en el local por parte de joven que bajó de moto


Los ocupantes de un Peugeot 206 dispararon este jueves por la tarde contra la fachada de la Parroquia Santa Rita, ubicada en Puelche entre Huberto Primo y Casilda, de barrio Ludueña. Los proyectiles hicieron blanco en la fachada de la institución religiosa, la cual brinda talleres y funciona un comedor, como también en un automóvil que estaba estacionado. Los testigos dieron cuenta que se escucharon 15 disparos y agregaron que no se registraron heridos. El violento ataque generó gran conmoción entre los vecinos de la zona porque se produjo cuando nenes y nenas salían de la escuela del Padre Montaldo, que está a pocos metros, y cuya actividad debió ser suspendida este viernes.

Pero eso no quedó ahí. A las 13.40 de este viernes dos hombres llegaron en moto hasta el quiosco-almacén lindero con la parroquia. Uno bajó, ingresó al local y le disparó a Miriam D., una mujer de 47 años, que recibió al menos un disparo en el abdomen y fue trasladada un rato después al Hospital Carrasco por su hermana melliza, María, dijeron voceros del caso.

El personal de la Gendarmería Nacional, que desde hace meses patrulla la zona, fue el primero en llegar en la tarde de este jueves luego de que vecinos alertaran al 911 que a las 17.20 de este jueves gatilleros dispararon más de una docena de veces contra la capilla, ubicada en la cuadra de pasaje Puelche al 100 bis, donde también funciona un comedor y a pocos pasos de la escuela salesiana del barrio, que el año pasado fue noticia nacional cuando se conoció que se había levantado una pared antibalas, jaqueada por los tiros entre el bando de Fran Riquelme, referenciado en el narco Esteban Alvarado, y los tiratiros comandados por Mauro Gerez, a las órdenes de un lugarteniente de Ariel “Guille” Cantero: Matías “Pino” César.

Los uniformados de la Policía de Santa Fe se sumaron para resguardar la escena donde transitaban gran cantidad de habitantes, por lo que las fuentes consideraron un golpe de suerte el que no hubiera persona herida.

En base a las primeras declaraciones, los atacantes se movilizaban en un Peugeot 206 color azul, dispararon unas 15 veces contra el frente y también ocasionaron daños en un vehículo que estaba estacionado en la cuadra.

Los pesquisas indicaron que frente a la Parroquia recolectaron seis vainas servidas calibre 40, una bala junto a un plomo encamisado. Luego constataron cuatro impactos en el frente de la institución, donde había personas dentro pero resultaron ilesas, y tres en el Fiat 500 que estaba estacionado en la cuadra.

En ese marco, los investigadores entrevistaron a las víctimas, quienes contaron que no habían recibido ninguna amenaza previa. Al cierre de esta edición, el personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) continuaban con las medidas de rigor, e informaron que no habían encontrado ninguna nota que pudieran haber sido dejada por los agresores.

Vivir con miedo 

“Siento bronca, impotencia y mucho miedo. Tengo que pagar transporte para sacar a mi hijo de mi casa y que vaya a la escuela. Espero que llegue en la puerta porque es todo un peligro. Esto pasó a las 13. Con los vecinos nos esperamos y nos ponemos de acuerdo para salir a la misma hora; vamos en grupo a la parada de colectivo”, describió angustiada una vecina de la cuadra de pasaje Puelche al 100 bis al cronista Ever Arnoldo del programa radial La primera de la Tarde para agregar que en esa zona está Gendarmería, pero que su presencia ya no es suficiente para prevenir ningún delito.

La joven madre también describió que los chicos del barrio, ya no salen a la calle a jugar a la pelota o a dar vueltas en bicicleta. Luego de la escuela, en su caso primaria, se quedan adentro. “Con lo que pasó ayer –por los disparos contra la parroquia–, le dije que no podía salía más a comprar al almacén. Él tenía la costumbre de ir a comprarse las medialunas para la merienda en la escuela. Le dije: De ahora en más voy yo. Es cruzar la calle porque está enfrente y viste lo que pasó hoy”, dijo la muchacha al cronista de Radio 2 y no necesitó agregar nada más para dar cuenta de la mala la calidad de vida de las familias en los barrios rosarinos.

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