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Conicet sumó equipamiento de alta gama para favorecer nuevas investigaciones

Se trata de tres herramientas de alta tecnología que favorecerán nuevas investigaciones y desarrollos empresariales.


Iris Álvarez dice que sus ojos ven las cosas antes que todo el mundo. Es licenciada en física y desde hace 30 años investiga en Conicet las propiedades mecánicas de los materiales y la microestructura a través de un microscopio de transmisión. El primero que usó en Rosario lo trajo en 1980 desde Alemania cuando volvió de cursar el postdoctorado. Lo había donado el Ministerio de Ciencia y Tecnología de allá. Cincuenta años después Álvarez dirigió el proyecto que consiguió el financiamiento de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación para comprar un modelo nuevo para el Instituto de Física Rosario (Ifir). El equipo es el segundo que hay en el país. Sirve para estudiar materiales metálicos y biológicos: desde la composición de la tela de una remera hasta las células cancerígenas de un órgano. A través de un microscopio de transmisión los científicos del mundo descubrieron el virus del sida y el hantavirus. A partir de marzo, las empresas, industrias y hospitales de Rosario podrán llevar muestras al Ifir para que los especialistas las analicen. El microscopio es uno de los tres equipos que sumaron los laboratorios de Conicet junto a un espectrómetro de masa para el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos, y un espectrómetro de resonancia magnética nuclear para el Instituto de Química Rosario.

“La incorporación del microscopio tiene un impacto enorme en cada rama de la ciencia y del sector productivo, en especial para las empresas que fabrican aleaciones o fundiciones. Conocer la estructura interna de un material es esencial para cualquier investigación o para desarrollar un nuevo producto”, explicó Álvarez a El Ciudadano.

Microscopio de transmisión

El microscopio de transmisión fue instalado en noviembre en el laboratorio del Ifir, donde los científicos y técnicos se capacitaron para aprender a usar la nueva herramienta. El equipo permite ver el volumen de una muestra, a diferencia de otros que estudian la superficie, y conocer la estructura interna de un material. Los científicos lo usan para estudiar metales, aleaciones, polímeros y cerámicos. También para analizar bacterias, tejidos, virus y células cancerígenas.

“Todo el tiempo hay materiales nuevos que tienen que pasar por el microscopio. La nueva técnica abre la puerta para emprendimientos en las empresas o conocimientos científicos”, contó Álvarez.

Casada con un físico y madre de dos hijos, la investigadora dijo que estudiar el comportamiento de los materiales es lo único que sabría hacer. En el laboratorio analiza ahora las propiedades del acero dual phace, un material hecho en México que la siderúrgica Siderar busca producir en la planta de San Nicolás. “La industria automotriz usa el acero dual phace porque tiene propiedades de resistencia mecánica y resistencia a la corrosión. Presenté un proyecto y lo aprobaron. Desde el año pasado investigo cómo producirlo en el país”, explicó Álvarez.

Con el nuevo microscopio las empresas metalúrgicas y del sector productivo podrán, a partir de marzo, llevar muestras de materiales al Ifir para que los profesionales las observen y analicen. También podrán hacerlo los hospitales con muestras biológicas.

El equipo costó 545.000 dólares y servirá para las investigaciones de nueve empresas de la región, once instituciones de ciencia y tecnología, 35 grupos y 65 proyectos.

Espectrómetro de Masa

Ayelén Pagani estudia cómo las plantas y algas absorben los metales pesados para evitar la contaminación de agua y efluentes. Con un equipo de investigadores de Conicet, miden la cantidad de metales que hay en el agua y modifican la genética de la planta para que capte mayor cantidad de contaminantes. Hasta el mes pasado era un trabajo minucioso que llevaba tiempo. Medían cada metal por separado y necesitaban grandes cantidades de material para analizarlo. La compra del Espectrómetro de Masa hará el proceso más sencillo. El equipo permite medir todos los elementos de la tabla periódica en simultáneo y en pequeñas cantidades de muestra. Servirá también para la otra investigación que lleva adelante el grupo: cómo las plantas captan nutrientes esenciales del suelo y los metabolizan. El espectrómetro funcionará en el Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI) y es el primero que hay en la provincia. Con la compra, otras 15 empresas de la región y 25 grupos de investigación con más de 40 proyectos mejorarán su trabajo.

El equipo tiene múltiples usos. Sirve para medir la contaminación ambiental en agua, efluentes, suelos, lodos y sedimentos. También permite controlar los niveles de nutrientes y tóxicos en alimentos. Un farmacéutico lo usa para controlar la materia prima o producto terminado y un arqueólogo puede analizar la composición de una arcilla y determinar el origen de una pieza.

En ciencia facilita el estudio de la nutrición mineral y la resistencia al estrés en vegetales, la vida postcosecha de frutas y hortalizas, la generación de sensores biológicos para detectar contaminación con metales, la resistencia a antibióticos, entre otras líneas.

Pagani aprendió a usar el equipo hace 8 años cuando cursó el doctorado en genética en Barcelona. Tenerlo en Rosario le ahorrará enviar muestras al exterior y podrá ampliar el campo de las investigaciones. “Cuando se altera un nutriente en el metabolismo de un ser vivo se alteran otros. Esa relación la perdíamos. Ahora analizamos menores cantidades y las relacionamos con otros elementos”, explicó y agregó: “Las empresas nos llaman para eliminar un metal contaminante. Antes mediamos solo ese. Ahora vemos si también podemos remediar otro metal que emita la empresa”.

Espectrómetro de resonancia magnética

La cepa de los vinos argentinos tiene un sabor particular y la reconocen en el mundo. La composición de las uvas cosechadas en suelo mendocino les da un sello distintivo. El nuevo espectrómetro podrá certificarlo. “El equipo le saca la huella digital al origen de la sustancia. Podemos exportar frutas, carnes o vinos con un certificado donde garantice que son argentinas porque la composición química de las uvas difieren de las de otro país”, explicó el director del Instituto de Química Rosario (IQUIR), Teodoro Kaufman, y contó que están trabajando en un convenio con una bodega mendocina para exportar vinos con certificación nacional, una tendencia que se hace en Europa y los países mediterráneos.

Kaufman está al frente del IQUIR donde trabaja desde casi 30 años. El resonador es el cuarto equipo que llega al Instituto y es el más potente del país. Sirve para analizar la estructura molecular de muestras sólida y líquidas. En el IQUIR lo usan para investigaciones, para dar clases y en colaboración con empresas o científicos de otras ciudades del país.

El espectrómetro de resonancia magnética permite hace controles de calidad de medicamentos, agroquímicos, biocombustibles y alimentos. También sirve para dar diagnósticos biomédicos y saber por ejemplo si una persona sufre diabetes tipo 2. “Vemos la conectividad de los átomos de una molécula en tres dimensiones. Nos permite sacarle la partida de nacimiento a las partículas y seguir las reacciones químicas”, explicó Kaufman.

El equipo costó 500.000 dólares y servirá para las investigaciones de 37 grupos pertenecientes a Conicet y a empresas privadas.