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Confuso crimen en zona oeste

El cuerpo de un jóven de 19 años fue hallado en Crespo al 2600, con cinco disparos. El homicida, de la misma edad, dijo que le había querido robar la moto y que lo mató tras un forcejeo. El padre de la víctima lo niega.

Leandro Pablo Leal fue encontrado muerto anteanoche con cinco plomos en el cuerpo en Crespo al 2600. Nadie se explicaba en qué circunstancias había fallecido el muchacho de 19 años, porque a pesar de las heridas, ninguno de los habitantes de la zona escuchó detonaciones del arma de la que habían salidos las balas mortales. Es que la otra mitad de la historia no se encontraba allí, sino a unas pocas cuadras, donde el fallecido habría querido robarle la moto a un joven. Pero, después de trenzarse en una pelea, la víctima se convirtió en victimario, se apoderó del arma del asaltante y abrió fuego, según la versión policial. Los vecinos dicen haber escuchado nueve tiros. Las explosiones se sucedieron una tras otra. Pero, al salir de sus casas, cuando todavía se escuchaban los ecos de las detonaciones, sólo vieron el rodado tirado sobre la calle. El herido se había ido por sus propios medios y tras dos cuadras cayó muerto. En tanto, el agresor había partido rumbo a una comisaría fuera de jurisdicción, donde brindó una coartada que los investigadores no compraron. Horas más tarde, terminó por reconocer el hecho y dijo dónde se había descartado del arma.

Apenas pasaban las 21 de anteayer cuando nueve disparos rompieron con el silencio que envolvía la zona de Iriondo entre bulevar 27 de Febrero y Ocampo, en el barrio Bella Vista. “No se escucharon discusiones ni gritos, simplemente cinco tiros que se interrumpieron por algunos segundos y luego se oyeron cuatro más”. Maxi Miliano, el autor de este relato, se encontraba en ese momento en el taller mecánico para el que trabaja, ubicado justo en esa cuadra, llegando a la esquina. “Fue muy raro. Primero creímos que eran petardos”, confió a este diario el joven.

Cuando salieron a la vereda, los vecinos se encontraron con una motocicleta tirada frente al robusto árbol que corona el cantero ubicado al medio de la calle. “Se le había activado la alarma y las luces, y estaba puesta como si hubiese venido en contramano”, agregó Maximiliano.

A dos cuadras de allí, en Crespo entre bulevar 27 de Febrero y pasaje Independencia, el nombre del barrio es otro. Es que la ancha avenida funciona como límite entre Bella Vista y San Francisquito. Fue allí, frente a su casa ubicada a mitad de cuadra, donde Olga vio a Leandro Pablo Leal tendido entre dos árboles con medio cuerpo sobre la calle. “Me lo mataron, me lo mataron”, oyó Olga gritar al padre del muchacho de 19 años. Fue ella quien llamó a la ambulancia, que no tardó en llegar. Pero era tarde. Leandro ya había fallecido.

En la comisaría 3ª, ubicada 35 cuadras al este, cerca de las 21, un muchacho, también de 19 años, se presentó y dijo que había sido víctima de un robo. Según el relato que le hizo a la Policía, se encontraba en barrio Bella Vista –aunque no precisó exactamente en qué lugar– cuando se le pinchó la rueda trasera de su moto marca Yamaha Cripton color azul. Por ese motivo se bajó del rodado y comenzó a caminar buscando una gomería. Pero, según sus dichos, en ese momento fue abordado por un joven armado que le robó el rodado. De acuerdo con el joven, había llegado hasta la seccional en taxi.

Sin embargo, en el mismo momento en que el muchacho radicaba la denuncia –en una jurisdicción que no le correspondía– desde la seccional 13ª informaban sobre el homicidio a balazos de Leal.

El joven fue demorado y trasladado a la comisaría 13ª, adonde, tras permanecer toda la noche, cambió su historia. Según informaron fuentes cercanas a la causa, el muchacho dijo que en el momento del robo, y tras forcejear con el asaltante, consiguió despojarlo de su arma de fuego y, enceguecido, comenzó a dispararle.

A pesar de que los vecinos dijeron haber escuchado nueve detonaciones, el cuerpo de Leandro tenía cinco impactos de arma de fuego. Todos en la espalda. El arma fue encontrada en un container a dos cuadras del lugar del hecho, donde el sospechoso dijo haberla arrojado.

Ayer, un amigo de Leandro dijo haberlo visto momentos antes de su muerte en una placita ubicada en inmediaciones de Ocampo y pasaje Parker. El joven dijo que el muerto estaba con una mujer de unos 40 años “que se pasaba de flaca”. Sin embargo, tras lo ocurrido, la mujer descripta no fue localizada.

Según relataron algunos vecinos del barrio, Leandro se dedica a vender flores en la zona de los Tribunales provinciales. Antes lo hacía en un puesto que tenía instalado en la esquina de Córdoba y Paraguay, pero la Municipalidad lo había obligado a retirarse de allí.

El padre de la víctima adelantó a El Ciudadano que mañana se constituirá como querellante en la causa. En tanto, el acusado está representado por el abogado Carlos Varela, y alegará “exceso de legítima defensa”, confiaron fuentes del caso.

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