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Confirman pena a violador

La Sala I de la Cámara de Apelaciones de Rosario ratificó la condena contra Eduardo Herrera, de 51 años, encontrado culpable de abusar sexualmente de su hijastra de 9 años en enero de 2008.

Un hombre de 51 años oriundo de Santiago del Estero y domiciliado en la localidad de Carcarañá pasará nueve años en prisión al ser encontrado culpable de someter sexualmente a su hijastra de 9 años. De acuerdo con el fallo, el 23 de enero de 2008 el condenado sometió a la niña cuando se encontraban solos en su casa. La sentencia contra Oscar Eduardo Herrera, alias Came, de 51 años, fue confirmada el 17 de agosto de este año por los magistrados a cargo de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Rosario.

La resolución de la Sala I surgió luego de que el abogado defensor del acusado presentara una apelación donde demandaba “que se vuelva a abrir la causa a prueba ofreciendo, a fin de reconstruir la verdad real, una pericial psicológica sobre la menor para determinar si la misma posee tendencia a la fabulación”.

Tras la presentación, los magistrados que integran la Cámara, Ernesto Pangia, Alfredo Ivaldi Artacho y Adolfo Prunotto Laborde, argumentaron su decisión al considerar que “no cabe duda de la aberrante conducta del imputado que sometió sexualmente a la víctima de sólo 9 años de edad, que tenía a su guarda, dando pábulo a sus instintos más primarios, utilizando a la niña contra su voluntad (…)”. Luego de esta apreciación, los jueces dispusieron que “se confirme íntegramente el fallo apelado, incluido agravante y pena impuesta”.

En el análisis de la solicitud emitida por la defensa, el magistrado Ernesto Pangia comenzó su evaluación con los dichos de la nena y los cataloga como verosímiles porque “cuentan con coherencia lo acontecido”.

“Además, a su relato lo favorecen los informes y las opiniones médicas en la que todos coinciden en el ataque sexual padecido”, señala el magistrado en referencia a la puesta en duda sobre la veracidad de los dichos de la nena.

A su vez, Pangia expuso que, a pesar de que no se encontraron pruebas o rastros de sangre en las sábanas donde ocurrió el abuso, el sometimiento llega a quedar plasmado en otros acontecimientos e informes médicos que surgieron en las horas posteriores al ataque. “La médica forense constató que la menor fue sometida a una intervención quirúrgica antes de la cual tuvo que ser transfundida por la cantidad de sangre perdida en la lesión. Este informe toma trascendencia porque se hizo a las pocas horas de haberse cometido el hecho”, reza el escrito.

El fallo explica según los diferentes informes y los testimonios de los familiares que cuando sus dos hermanos –también menores de edad– regresaron a su hogar, encontraron a la nena acostada en su cama y muy dolorida. Al verla en ese estado, los adolescentes le preguntaron qué le había pasado y la pequeña les relató que se había caído del árbol –versión que fue sugerida por su padrastro luego de que la sometiera–.

En ese momento, la mamá regresó a la vivienda y sus hijos le contaron que su hermana no estaba bien. Cuando la mujer fue hasta la habitación de su hija no se imaginó que había sido violada, porque no había indicios que lo demuestren. Sin embargo, luego de unos minutos la chica comenzó a tener una importante hemorragia. Cuando la madre llevó a la nena a la guardia del Hospital de Carcarañá, las dos médicas que estaban en ese momento constataron las lesiones pero no se arriesgaron a catalogar el hecho como abuso sexual y la derivaron al Hospital Centenario de Rosario porque sus heridas requerían un centro de mayor complejidad.

En el Centenario, la nena tuvo que ser transfundida y luego operada para poder pararle la hemorragia. Ya en ese centro de salud, la médica forense y el informe de los profesionales descartaron la versión de la caída del árbol y diagnosticaron que sus heridas habían sido producto de un ataque sexual. También fue en ese lugar, y ante la presencia de su padre biológico, que la chiquita se animó a relatar lo que había sido vedado por su padrastro.

El ataque a la nena de 9 años ocurrió en la tarde del miércoles 23 de enero de 2008 en una casa ubicada en la zona noroeste de la localidad de Carcarañá, cerca del Frigorífico Río Car.

Según la resolución judicial, ese día, la pequeña estaba al cuidado de su padrastro de entonces 48 años, quien fue hasta la habitación de la chica y la sometió sexualmente. Luego del  ataque, Came, como lo conocen en el barrio, le dijo a la nena que no contara nada y que si alguien preguntaba qué le había ocurrido, que dijera que le dolía porque se había caído del árbol. Tras la advertencia, el hombre lavó las sábanas de la cama de la nena para borrar los restos de sangre que denotaban el brutal ataque, indicaron los testimonios.

La pequeña  hizo caso al hombre y repitió la historia ante sus hermanos y su madre, hasta que estuvo en el hospital Centenario de Rosario y llegó su padre biológico. Frente a su papá, la nena se quebró y confesó la agresión.

La pequeña repitió esta versión ante los profesionales del Centro de Orientación a las Víctimas de Carcarañá quienes determinaron que “no se constatan signos de sintomatología que haga presuponer psicopatología estructurada o evidente como así tampoco tendencia a la fabulación”.

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