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Confirman hallazgo en México

Autoridades aztecas certificaron que los restos óseos encontrados en un basural pertenecen a Alexander Mora, uno de los 43 estudiantes desaparecidos el pasado 26 de septiembre en Iguala, arrestados por la Policía y entregados al narco.


Los restos de Alexander Mora, uno de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre pasado en Iguala, en el estado Guerrero, fueron identificados por los técnicos de la Universidad de Innsbruck, Austria, confirmó ayer el procurador general de la República de México, Jesús Murillo.

El examen genético realizado por la universidad austríaca registró que los restos analizados tenían “resultados positivos de un billón de veces más probable” en comparación con el ADN de Ezequiel Mora, padre del joven desaparecido, que con cualquier otro individuo.

La identificación de los restos de Mora había sido anticipada anteanoche por familiares y estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, en la que cursaban los 43 alumnos desaparecidos.

Al ratificarla en conferencia de prensa, Murillo agregó que “por instrucciones del presidente Enrique Peña Nieto y por convicción personal”, las investigaciones continuarán hasta lograr la detención de todos los responsables del caso, por el que hasta ahora hay 80 personas privadas de libertad.

El hecho ocurrió en la noche del 26 al 27 de septiembre, cuando policías municipales de Iguala atacaron a un grupo de estudiantes de Ayotzinapa y otro de futbolistas juveniles, dejando seis muertos y 25 heridos.

Además, detuvieron a 43 estudiantes y los entregaron a miembros de la organización criminal Guerreros Unidos, que los llevaron al vecino municipio Cocula y los asesinaron y calcinaron sus cadáveres, según confesaron algunos de los detenidos.

A partir de esas confesiones, las autoridades hallaron restos humanos que, por el estado en que estaban, difícilmente pudieran ser identificados mediante los análisis genéticos convencionales, por lo que los enviaron a la Universidad de Innsbruck, que desarrolló un sistema especial de examen de ADN.

En su humilde vivienda de la comunidad de El Pericón (Guerrero), la familia de Alexander lo recordaba ayer como un joven alegre cuyo sueño era ser maestro para sacar adelante a su viudo padre.

“Alexander fue el único de los hijos que quiso salir. Decidió irse a estudiar porque su sueño era formarse como maestro y ni modo, le quitaron la vida”, explica afligido su padre a la AFP en su diminuta casa de dos cuartos.

La identificación de los restos de Alexander Mora fue confirmada por un vocero de las familias en una nueva protesta el sábado por el crimen en Ciudad de México, donde miles de manifestantes llevaron banderas negras y exigieron la renuncia de Peña Nieto.

“Que se haga justicia porque esto no se puede quedar así. Mi hermano no era un animal como lo mataron. Era un niño inocente que no sabía nada de la vida, no era un drogadicto”, reclamó Edith, la hermana de Alexander.

Como los demás desaparecidos, Alexander estudiaba en una escuela de la comunidad de Ayotzinapa (Guerrero) para formarse como maestro y dar clase en áreas rurales del empobrecido Guerrero.

Los padres aseguran que no cesarán su búsqueda y sus protestas contra el gobierno hasta encontrar a los otros 42 estudiantes.

Carlotto, un símbolo

Estela de Carlotto se convirtió en un símbolo de los derechos humanos en la Feria del Libro de Guadalajara que culminó ayer, signada por la literatura, pero también por el pedido de justicia, a partir del cruce entre la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y el reclamo colectivo por la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa. Argentina, como invitada de honor en esta 28 edición, llegó a esta ciudad mexicana con una delegación de más de 250 personas, conformada por escritores, artistas, catedráticos, pero también representantes de organismos de derechos humanos. “Su ejemplo puede ayudarnos para reinventarnos como país”, dijo Itzcoatl Tonatiun Bravo Padilla, el rector de la Universidad de Guadalajara, dirigiendose a Carlotto.

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