Espectáculos

Configuraciones de un universo

En el libro sobre Antonio Berni en el que explora el deslizamiento del pintor hacia la política, el historiador de arte Guillermo Fantoni también define el carácter de los aportes formales que hizo el artista para mantener la tensión entre arte y política.


 

HISTORIA DEL ARTE 

Berni entre el surrealismo y Siqueiros: Figuras, itinerarios y experiencias de un artista entre dos décadas

Guillermo Fantoni

Beatriz Viterbo Editora/ UNR, 360 páginas

 

“A Berni le interesa mantener una tensión entre arte y política. No perder la peculiaridad de artista en un deslizamiento absoluto a la política. Como artista, le interesa aportar a una apertura de la conciencia y a una lucha que en realidad es desplegada por un conjunto de redes sociales. A la pintura mural descubierta, él le otorga un montón de formas, todas las posibles que vengan desde el arte”, opina Guillermo Fantoni sobre Antonio Berni, a raíz de su libro Berni entre el surrealismo y Siqueiros: Figuras, itinerarios y experiencias de un artista entre dos décadas, que fue presentado a principios de mayo. El texto –explicó Fantoni– aborda parte de la vida y la producción del célebre pintor rosarino, desde sus inicios con la pintura en 1920 hasta 1936. Dicho trabajo, también tiene una fuerte relación con la muestra Antonio Berni  y La Mutualidad en los 30. El realismo como vanguardia, que fue presentada en Osde hasta mediados de mayo (ver aparte).

En ese periodo Fantoni distingue cuatro momentos que caracterizaron su obra. Primero la del niño prodigio que se adentra en el mundo del arte de la mano de generosos y virtuosos maestros. Eso ocurre a comienzos de los 20, cuando se intenta cambiar el perfil de Rosario de “ciudad fenicia” por la de “ciudad moderna”. En “esa joven promesa se fragua el artista que busca formas estéticas y se acerca a la política”.

Luego el joven Berni, que amplía su visión geográfica cuando a través de una beca viaja a Europa, termina radicándose en París por un tiempo. Allí se inicia en el surrealismo compartiendo espacio con ese grupo. Fantoni plantea un tercer momento para la formación de Berni cuando regresa a la Argentina, con el surrealismo en la cabeza aunque con una nueva mirada hacia el terreno argentino. “Él hace un recorrido por las tendencias modernas hasta desembocar en el surrealismo como experiencia estética. Cuando llega a la Argentina sigue desplegando una serie de obras surrealistas. Lo que él encuentra es que ese lenguaje le resulta hermético, críptico, en relación a una situación que requería una plástica más directa. Entonces elabora una forma de realismo muy constructiva, con una intención política muy precisa pero que no está despojada de una apelación a la imaginación”, afirma Fantoni al describir la experiencia del retorno del pintor cuando, afiliado al Partido Comunista, desarrolla junto a sus pares la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos.

Para un cuarto momento, y otro gran eje planteado por Fantoni, se produce un tiempo de balance y nueva definición ante la presencia de David Alfaro Siqueiros, “un creador verdaderamente influyente entre los artistas e intelectuales de izquierda”, quien “contribuyó a definir desde el momento inicial las orientaciones plásticas y políticas del grupo rosarino y del propio Berni”, según señala. A principios de los 30, el mexicano llegó a Rosario y se contactó con el grupo. Portaba con él la pintura mural con nuevas técnicas y apuntando a llevar el arte al pueblo en paredes públicas. Sin embargo, Berni y los rosarinos readaptaron ese arte vanguardista.

 

Más allá del “realismo social”

 

“Excede (el realismo social) en la medida que se trata de un realismo de preocupaciones sociales y políticas típicamente moderno. Se trata de una configuración heterodoxa donde la cuestión no pasa por el estilo, sino por el sentido de esa producción y cómo la misma va a operar en un contexto social. De manera que allí se refunden técnicas y procedimientos modernistas, como por ejemplo la formación de nuevos materiales y herramientas, de las metodologías de trabajo grupal, los formatos novedosos a escalas importantes”, explica Fantoni sobre las características de la pintura de Antonio Berni y la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos (ver aparte). El desafío era, entonces, hacer vanguardia artística y política con formas del “realismo”. “Muchas de esas obras no eran cuadros pensados para mostrarse en salas de museos o galerías, sino que eran obras que se podían plegar y transportar a espacios atravesados por conflictos sociales y políticos. A puertas de fábricas, a sindicatos, a situaciones de huelga. Hoy podemos mirar Manifestación y Desocupación o Desocupados, los títulos que la obra tiene, en salas de museo. Pero en realidad eran obras pensadas para activar y concientizar a nuevas audiencias. Lo que hoy nosotros vemos como una de las pinturas más exquisitas del arte argentino, fue pensada como producto estético que podía ocupar el espacio del arte pero también el espacio social. Que rompía la cuestión de la estricta autonomía de la obra en la manera que esta se introducía en prácticas y situaciones que cedían al mundo del arte. A esto hay que sumar que había obras que eran producidas para actos políticos,  para actos antifascistas o antibelicistas”.

 

Siqueiros y la melancolía

 

En el marco de su estadía en Argentina, Siqueiros hizo contacto con Berni y llegó a Rosario para transmitirles a la Mutualidad su arte político de masas. “Toda esta obra deliberadamente política, realizada en grandes espacios, con sopletes de aire, con reglas flexibles de celuloide, con nuevos pigmentos y varias manos –según los lineamientos que Siqueiros había trasmitido en torno a lo que debía ser una plástica mutante y descubierta, como él la llamaba–, fue finalmente cuestionada por Berni por considerar que una plástica moderna y descubierta era imposible en las condiciones políticas argentinas”, afirma Fantoni. El arte mural tenía sus dificultades en la Argentina de la Década Infame. La proscripción del comunismo y la izquierda, hacía difícil conseguir espacios –grandes muros– y plasmar arte en ellos. “Por eso Berni propone la pintura moderna y transportable como uno de los aportes más importantes a lo que sería una plástica de masas. A la par de toda esta producción contestataria, política, urgente, que está condicionada por una urgencia revolucionaria, aparece otro tipo de obras realizadas en registros mucho más pequeños y serenos. Donde no opera tanto la rabia ni la melancolía, porque son dos aspectos, dos sentimientos de la época. Con el sentimiento de rebeldía frente a una situación que se podría ver como problemática, frente a una visión de la historia que debía desembocar en las masas revolucionarias, aparece el sentimiento de melancolía. Los personajes ensimismados, sus  pensamientos que parecen no tener un fin. Están con la mirada perdida, y a veces portan un objeto que suele ser un libro, una hoja de papel, algún elemento del orden de lo geométrico. Son estas figuras que están pergeñando un mundo. Se combinan así un cierto estado de la subjetividad con una disposición a estar triste. Por eso aparece con la forma del lector, del geómetra, del constructor. Son algunas de las configuraciones que asumen los personajes ligados a la melancolía”.

En este recorrido, el niño prodigio y joven que salió al mundo con conocimiento de técnicas artísticas y definiciones políticas claras, se encuentra con el surrealismo, con el realismo mágico de Franz Roh, con el post expresionismo alemán. La experiencia con los surrealistas y las reformulaciones con la Mutualidad se reconfiguraron con los aportes de Siqueiros dando como resultado uno de los principales artistas argentinos.

Distintos momentos estéticos en cuadros de una exposición. La muestra “Antonio Berni y la mutualidad en los 30. El realismo como vanguardia”,  viajó a Buenos Aires.

“Es una exposición con una estructura tal que, la recorras como la recorras, empieces por donde empieces, siempre te deja una idea clara. No sólo por los textos que están ploteados en las paredes que tienen la función orientadora e informativa de los pintores. Sino también porque lo que se muestra tiene tal unidad que te va señalando una idea clara del grupo de pintores”, explicó Fantoni sobre la muestra Antonio Berni  y La Mutualidad en los 30. El realismo como vanguardia, una exposición que logró reunir la producción del grupo liderado por Berni a los 80 años de su fundación. La Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos fue un grupo de artistas relacionados con el Partido Comunista que buscaron forjar una forma de arte sin jerarquías y pensado para los trabajadores. “En marzo de este año se cumplieron ocho décadas del primer llamamiento a conformar una mutualidad que funcionara como una escuela de arte. Nunca se había hecho una exposición sobre la Mutualidad. Fue un sueño largamente acariciado que se pudo concretar recién ahora”, contó Fantoni al narrar las dificultades en reunir las obras dispersas del grupo, tanto por las ideas políticas de los artistas, como de los avatares personales que llevaron a su desagregación.  Fantoni explicó que buscó ampliar el horizonte de lo político y contestatario de la Mutualidad para “no perder de vista otras variables estéticas que ese grupo generaba y adhería”. La muestra que estuvo expuesta hasta mediados de mayo y ahora se trasladó a Buenos Aires reflejaba los distintos momentos estéticos del grupo. La misma cuenta con un momento donde se presentan las obras “vinculadas al mundo de la realidad. Es muy claro que es lo más tangible, lo más concreto, lo más urgente, lo más preocupante. Desde la cotidianeidad más concreta hasta el mundo más político”, señaló Fantoni. En otro espacio las obras representan “la realidad pero en un ensueño. Todo tiene un halo de misterio, de extrañamiento. Y no por eso pierde un carácter suscitador de lo político”. En un último momento “te encontrás con las imágenes imposibles del surrealismo. Es una forma de reflexionar sobre el mundo y la realidad pero a través de imágenes que resultan  desconcertantes”, afirmó Fantoni quien dijo que la muestra estavo pensada para ser comprendida y disfrutada por el público en general.

 

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