Política

Complicidad civil

Condenaron por delitos de lesa humanidad a un ex jugador de Newell’s

Juan de la Cruz Kairuz jugó en el equipo rojinegro en la década del sesenta y luego fue director técnico de clubes de Salta y Tucumán. Protegido del empresario Carlos Blaquier, fue condenado por secuestros cometidos durante la última dictadura en el Ingenio Ledesma


El viernes 2 de diciembre el Tribunal Oral Federal de Jujuy condenó a 19 personas por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en el Ingenio Ledesma y la mina El Aguilar. Entre los 19 represores hay ex jefes y subalternos de fuerzas de seguridad nacionales y provinciales, también alguien que además fue figura del deporte argentino: Juan de la Cruz Kairuz, que jugó en Newell’s Old Boys, entre otros clubes, en la década del sesenta y dirigió equipos de fútbol del norte argentino durante la democracia.

Fue acusado de estar al frente del grupo de tareas que ingresó por la fuerza a la casa de la familia Arédez, en junio de 1977. Además de liderar los operativos, Kairuz fue uno de los tantos civiles que en tiempos de genocidio -entre 1976 y 1983- se dedicó a señalar gente que luego sería secuestrada, torturada y muchos casos asesinada y desaparecida. En el juicio se unificaron 16 expedientes por crímenes cometidos durante la última dictadura en el Ingenio Ledesma y la mina El Aguilar. Por eso se la considera una megacausa.

Kairuz nació en Tucumán el 15 de marzo de 1945 y debutó como jugador de fútbol en su provincia cuando tenía 15 años. Más tarde, se iría a Buenos Aires para jugar en Atlanta y luego a Newell’s, en Rosario.

Antes de eso, sin embargo, un partido que jugó en Tucumán marcaría su carrera como futbolista. En una crónica publicada en Télam este año el periodista Ricardo Ragendorfer lo describió así: “Fue el 13 de enero de 1966, cuando un combinado de la Federación Tucumana jugó como local un amistoso nada menos que con el Santos de Pelé. Y él, Juan de la Cruz Kairuz, de 20 años, hasta entonces un ignoto defensor, descolló por marcar sin tregua a “O Rei”, al punto de anularlo. El tipo parecía iluminado. En las tribunas rugía su apellido cada vez que “cortaba” un avance del jugador más habilidoso del planeta, mientras los comentaristas se atragantaban con elogios hacia él”.

También escribió: “En el palco del estadio, el aún joven Carlos Pedro Blaquier lo aplaudía a rabiar. Ese sujeto noviaba con Nelly Arrieta Wolmann, hija de Emilio Arrieta, nada menos que el principal accionista del Ingenio Ledesma, el más próspero de Jujuy. Y sabía que su futuro suegro tenía grandes planes corporativos para su persona. Pero ese jueves no pensaba en ello. Por el contrario, abducido por la oleada de euforia generada por el desempeño de Kairuz con la pelota, lo fue a saludar al vestuario. Y le extendió su tarjeta personal.

–Usted tiene un gran porvenir. Cuando ande por Jujuy, venga a verme –fue su despedida”.

Eso se concretaría a mediados de los setenta. Cuando Kairuz se retiró del fútbol se acercaría en Jujuy a quien ya era presidente del ingenio Ledesma, Blaquier. Ragendorfer escribió: “De su encuentro con él le salió un conchabo: director técnico de Atlético Ledesma, el club deportivo del imperio azucarero con sede en la pequeña ciudad de Libertador General San Martín. Además le brindó una cómoda vivienda en el inmenso predio del Ingenio. 

Fue allí donde Kairuz también hizo buenas migas con otro protegido de Blaquier: el teniente coronel José Bardaro, quien acababa de ser designado nada menos que jefe de la Policía de Jujuy. Aquel vínculo se vio favorecido por el fanatismo del militar por el fútbol”.

Luego, sería el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Esa misma madrugada fue secuestrado el intendente de Libertador General San Martín, Luis Aredez. “El operativo fue realizado por una patota militar que se desplazaba a bordo de una camioneta del Ingenio Ledesma”, describió Ragendorfer.

Complicidad civil de los grupos económicos

En los setenta, Blaquier era presidente del ingenio Ledesma que era el encargado del suministro de electricidad y ya era un monopolio. Entre el 20 y 27 de julio de 1976 se cometieron una serie de secuestros y desapariciones de trabajadores, estudiantes, militantes y sindicalistas que se conoce como “La noche del apagón” ya que se cortó el suministro de luz en la región.

Hubo al menos 400 secuestros y desde la recuperación democrática todos los años se realiza una marcha para recordar este acontecimiento. Se recorren los cinco kilómetros por la Ruta 34 que unen la localidad de Calilegua y la ciudad de Libertador General San Martín. 

Por estos delitos, Blaquier debió ser juzgado hace tiempo. Sin embargo, en 2015 la Cámara Federal de Casación dictó falta de mérito. Pasaron siete años hasta que hace unos meses, la Corte Suprema de Justicia revocó la falta de mérito por estos delitos que había beneficiado al empresario y resolvió que se dicte una nueva sentencia. La causa podría ir a juicio oral por 29 casos de privaciones ilegales de la libertad y Blaquier podría ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. El represor hoy tiene 94 años y todavía no fue juzgado.

Es un caso importantísimo porque se trata de uno de los aspectos menos juzgados en materia de crímenes de lesa humanidad en Argentina: la complicidad de los grupos económicos. Blaquier y Alberto Lemos, el administrador del ingenio, fueron procesados como partícipes necesarios de “La noche del apagón”. El empresario y su colaborador están acusados de proveer vehículos y personal del ingenio para ese operativo represivo, como consta en diversos testimonios de sobrevivientes.

Juicio

El veredicto de este proceso oral y público por el que Kairuz fue juzgado constó de cuatro años de audiencias en las que declararon al menos 200 testigos, quienes dieron cuenta de los homicidios, privaciones ilegítimas de la libertad, tormentos y torturas que se perpetraron en Jujuy durante la dictadura. Juan de la Cruz Kairuz fue condenado a cinco años de prisión.

Además, en este juicio se juzgó por primera vez en la historia judicial de Jujuy casos de abuso de sexual que se cometieron en el contexto del plan sistemático de aniquilación y violación de los derechos humanos que aplicó la última dictadura.

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